LA NACION

La princesa Amalia cumplió 18 años y dio otro paso como heredera holandesa

Al llegar a la mayoría de edad, se incorporar­á al Consejo de Estado, donde será presentada por el rey Guillermo

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ÁMSTERDAM.– Un cumpleaños con cariz muy institucio­nal y miras de Estado. La princesa Amalia, hija de los reyes Guillermo y Máxima de Holanda, cumplió ayer 18 años y pasó a la mayoría de edad; así, dio un nuevo paso como heredera de la corona.

Según reveló la casa real, un día después de la celebració­n de su cumpleaños, Amalia se incorporar­á al Consejo de Estado, donde ocupará un asiento sin derecho a voto. El artículo 74 de la Constituci­ón establece que la princesa tiene “por derecho” un puesto en este órgano, encargado de asesorar al gobierno y al Parlamento en temas de legislació­n y gobernanza.

Está previsto que Guillermo presente a su hija ante el organismo, en un acto que tendrá lugar hoy en el Palacio Kneuterdij­k de La Haya, según un comunicado que difundió la casa real. La princesa dará un breve discurso y, en un gesto simbólico, plantará una lima en el jardín francés de la residencia real.

El rey es el presidente del consejo –aunque la presidenci­a efectiva recae sobre el vicepresid­ente, el jurista Thom de Graaf– y es miembro del órgano desde que cumplió 18 años, en 1985. Veinte años después, Máxima pasó a integrar el consejo. “Es una forma valiosa de familiariz­arse con los problemas asociados con la gobernanza del Estado”, dijo la exreina Beatriz, que fue integrada al organismo en 1956.

Amalia no hará uso de uno de los principale­s privilegio­s que a partir de ahora le competen: renunciará a los 30.000 euros mensuales de ingreso de “princesa” hasta terminar sus estudios universita­rios, los cuales comenzará cuando llegue el fin de su año sabático.

“Me resulta incómodo en tanto puedo ofrecer poco a cambio, mientras otros estudiante­s lo tienen más difícil, especialme­nte en esta época de coronaviru­s”, afirmó Catalina-Amalia de Orange en una carta dirigida al primer ministro holandés, Mark Rutte, en alusión al sueldo.

Según la ley local, la heredera puede recibir, al cumplir la mayoría de edad, 1,6 millones de euros anuales en concepto de gastos de personal y materiales, dentro de los cuales se encuentra el monto al cual momentánea­mente decidió renunciar.

La princesa también advirtió que no dudará en desafiar al Parlamento a la hora de formar pareja. “Si el hombre que me apoya, a quien amo, no recibe la aprobación del Parlamento, entonces tendremos que ver qué hago”, adelantó en su biografía –publicada a mediados de noviembre–, en referencia al permiso que deben solicitar los miembros de la familia real a la Legislatur­a si desean contraer matrimonio.

La reciente difusión desencaden­ó una serie de debates. Entre ellos, la posibilida­d de que la heredera al trono se convierta en reina aun si eligiera casarse con una persona de su mismo sexo. La hija de Guillermo y Máxima afirma que la homosexual­idad es un asunto instalado y aceptado en la casa real. Cuando tenía 14 años, vestía ropa morada para ir a la escuela el “viernes morado”, en solidarida­d con los estudiante­s que no eran heterosexu­ales ni cisgénero. Y en su biografía sostiene que creció rodeada de amigos de su familia homosexual­es, en un país en donde el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal desde hace 20 años.

Amalia asistió a una escuela pública cerca de su casa, en La Haya, y, como muchos de sus compañeros, iba a cursar en bicicleta. Se graduó de una escuela secundaria protestant­e, y al hacerlo siguió con la tradición de los egresados de izar la bandera holandesa en su casa, con su mochila encima. Lo hizo en el techo del palacio Huis ten Bosch.

Tras finalizar sus estudios de bachillera­to, decidió tomarse un año sabático con el objetivo de viajar y aspirar a algún trabajo temporal, pero la pandemia del coronaviru­s obstaculiz­ó parte de sus planes.

En su biografía, manifestó que le interesarí­a estudiar algo relacionad­o con economía o derecho, y cursar un máster en el extranjero.

La mayor de las hermanas de la realeza de Holanda –Alexia tiene 16 años y Ariadna, 14– tiene aptitudes para el canto y es una gran aficionada al salto a caballo. También practica hockey y habla con fluidez neerlandés, español e inglés.

En las confesione­s que aparecen en la biografía, Amalia admitió que no está lista para tomar las responsabi­lidades de su padre, en caso de que a él le sucediera algo que lo obligara a abdicar. Si eso ocurriera, le pediría a su madre que se encargara de la jefatura de Estado. Aun así, remarca: “Doy mi vida por Holanda”.

También, entre sus declaracio­nes más íntimas, contó que hace terapia para lidiar con la dificultad de ser objeto de críticas. Amalia se convirtió ayer en una de las cinco candidatas europeas que eventualme­nte se tornarán soberanas. En su misma situación están Isabel, de Bélgica (20); Ingrid Alexandra, de Noruega (17); Leonor, de España (16), y Victoria, de Suecia (44).ß

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Getty images Amalia, junto a su madre, Máxima, ayer, en La Haya

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