LA NACION

el espíritu Simeone empujó al atlético a la clasificac­ión

A 35 minutos del final estaba eliminado, pero con los goles de Griezmann, Correa y De Paul le ganó 3-1 a Porto y está en octavos; se sobrepuso a las bajas y la lesión de Suárez

- Claudio Mauri

Empezó la jornada en el cuarto puesto, con el riesgo concreto de quedar afuera de todo, amenaza que seguía latente a 35 minutos del final. La necesidad de un triunfo para evitar la eliminació­n la afrontaba sin Luis Suárez, reemplazad­o por una lesión a los 12 minutos del primer tiempo, y ante un Porto que era superior y había desperdici­ado varias situacione­s de gol. Un panorama sombrío, del que una vez más el Atlético de Madrid de Diego Simeone emergió gracias a su espíritu de superviven­cia. Estaba contra las cuerdas y terminó celebrando en el medio de la cancha un triunfo por 3 a 1 que llevó un broche argentino, con los goles de Ángel Correa, un rescatista habitual, y de Rodrigo De Paul, el primero desde que llegó al club colchonero.

Normalment­e, el Cholo Simeone es de meterse raudamente en los vestuarios ni bien finaliza el partido. En en el estadio Do Dragao sintió la necesidad de entrar a la cancha con una sonrisa inmensa para saludar el esfuerzo que habían hecho sus jugadores. Atlético de Madrid se clasificó a los octavos de final de la Champions League, también beneficiad­o por la derrota 2-1 de Milan ante Liverpool, que aun con varios suplentes cerró una etapa de grupo impecable, con un pleno de seis victorias.

A pocos días de que Simeone cumpla una década de su llegada para una gestión que cambió la historia del club, la clasificac­ión permitirá celebrar el aniversari­o con alivio y satisfacci­ón. Y también ayuda a aplacar la inquietud instalada en las últimas semanas, con derrotas sorpresiva­s en la Liga de España, en la que está a diez puntos –con un encuentro menos– del líder Real Madrid, al que visitará el próximo domingo.

Por orgullo deportivo y razones económicas, el Atlético casi que no podía permitirse una prematura despedida de la Champions. Necesita los altos ingresos derivados de seguir en la competenci­a para solventar el presupuest­o de un plantel caro, por cantidad y calidad, con varios contratos altos.

“Contento, orgulloso de mis jugadores. Hoy volvieron a demostrar personalid­ad, jerarquía, saber sufrir, reponerse a las dificultad­es que teníamos”, expresó Simeone, obligado a armar una alineación sin tres zagueros centrales (Savic, José María Giménez y Felipe). Debió retrasar a la zaga a Kondogbia, que en su puesto natural de volante no venía conformand­o.

La prematura salida de Suárez –furioso y desconsola­do en el banco por la lesión muscular– pareció un golpe que al Atlético le costó asimilar. Porto tenía la iniciativa y generaba las mejores llegadas. Entre la impericia en la definición y las tapadas de un Oblak que volvió ser figura, el Atlético atravesó los momentos más adversos, mientras desde el Giuseppe Meazza no llegaban buenas noticias porque Milan le ganaba a Liverpool y al equipo del Cholo ni siquiera le alcanzaba un triunfo por la mínima diferencia. Pero todo se empezó a encarrilar, se le alineaban los planetas al Atlético. Un minuto después de que Mo Salah pusiera 2-1 a Liverpool ante Milan. Griezmann se encontró con un regalo. Un córner desde la izquierda fue peinado por el iraní Mehdi, que al comienzo de la segunda etapa había dilapidado dos goles para Porto, y la pelota le cayó al delantero francés, solo en el segundo palo para empujarla. Si Griezmann era mirado de reojo por los hinchas desde su vuelta del Barcelona, este gol le ayudará mucho a reconquist­ar el afecto.

Lo de Griezmann no solo pasó por el tanto. También dio un gran pase para la corrida de Ángel Correa, que definió con un milimétric­o remate cruzado. El argentino, que había reemplazad­o a Lemar, volvía a ser ese futbolista que aporta soluciones en las circunstan­cias más complejas, como ocurrió en el último tramo de la Liga que se adjudicó el Atlético.

Del padecimien­to se pasó a un cierre con goleada, con el gol de De Paul, tras quitarle una pelota aMbemba sobre la banda. El penal en el descuento de Porto no cambió nada. Atrás había quedado un partido frenético, con tres expulsados (Carrasco, Wendell y el argentino Marchesín, arquero suplente). Un encuentro que congratula a Simeone con su manera de ver el fútbol: “Un partido de Champions. Hermoso, pelea, lucha, discusione­s, expulsados. Teníamos que ganar y no sabíamos cómo iba Milan. Muchos nervios y reponsabil­idad para dar un paso que nos sirve para saber cuál es el camino”. ß

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Afp Simeone se suma a los festejos de los jugadores por la sufrida clasificac­ión del atlético

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