Joyce DiDonato, un encuentro iluminado por la excelencia
into the light
★★★★★ voz: Joyce DiDonato. piano: Craig Terry. mozarteum argentino en el teatro colón.
El deseo de volver a encontrarse, para disfrutar de la irremplazable calidad de un evento musical presencial, tiene una fuerza bidireccional: tanto el público como los artistas tienen la necesidad de esa conexión. El programa de Into the Light fue una celebración de este deseo hecho realidad, una verdadera renovación de las esperanzas impulsada por la excelencia musical.
Durante la velada, DiDonato y Terry construyeron un arco dramático cautivador. Si bien a primera vista las obras podrían resultar eclécticas en su estilo y temática, una profunda calidad espiritual las unía. La primera parte del concierto peregrinó desde el fervor de Theodora de Handel, con “As with Rosy Steps the Morn”, hasta el heroísmo de la cantata Giovanna d’Arco de Rossini, interpretadas con un estricto cuidado por los distintos estilos vocales que las obras requieren. DiDonato hizo gala de su preciso control técnico, que va desde un robusto registro medio y bajo hasta la agilidad que demandan las coloraturas de las arias de Rossini. Es necesario remarcar el inicio del concierto con “Music for a while”, del compositor barroco inglés Henry Purcell, con la que DiDonato y Terry invitaron a entregarse a la música, desde una meditación susurrada que impulsó un exquisito juego de dinámicas.
La segunda parte del programa estuvo configurada por las Wesendonck Lieder de Wagner y dos canciones ya clásicas: “La Vie en Rose“y “With a Song in my Heart”. Estaba anunciada la participación del bandoneonista Lautaro Greco en estas últimas, pero al principio de la noche se advirtió que no iba a estar presente por motivos personales. Si bien hubiese sido interesante escuchar su música, la realidad es que DiDonato y Terry hicieron un trabajo impecable con una energía única que reforzó la conexión entre la música y el público. Por su parte las Wesendonck Lieder exigieron a los artistas un trabajo minucioso en los contrastes dramáticos, que ambos elaboraron en una simbiosis natural.
En respuesta a los aplausos y afecto del público el dúo ofreció bises que se entretejieron con cálidas palabras de la artista. Comenzó con el aria “Crude furie degli orridi abissi”, de la ópera Serse de Handel, en la que DiDonato “exorcizó” toda su energía contenida durante el tiempo que los escenarios estuvieron cerrados. Luego interpretaron, como una ofrenda al público, “Los pájaros perdidos” de Piazzolla; para luego finalizar el concierto con una sentida interpretación de “El árbol del olvido” de Ginastera.
La ejecución de estas obras por parte de Terry merece una mención, ya que tuvo especial cuidado por su fraseo y cadencia. Entre ambas obras argentinas, y a pedido del público, se abrió paso “L’amour est un oiseau rebelle” (Carmen) acompañado por un coro improvisado –pero no inexperto– camuflado entre el público. Este bis fue la sorpresa de la noche, incluso para los artistas, que terminaron compartiendo risas y aplausos por igual.
Antes de abandonar el escenario DiDonato agradeció, con justicia, el invaluable trabajo del Mozarteum Argentino. También dirigió un mensaje al público: “No olviden que la vida está llena de sol y música”. Sin dudas la velada fue una franca muestra de esa afirmación.