LA NACION

Magdalena Fleitas festeja con música y celebra la niñez

Con su nuevo disco Ronda de risas, la cantautora culmina un trabajo de recopilaci­ón y grabación de diez años sobre el cancionero de los jardines de infantes; es un éxito en todas las plataforma­s

- Juan Garff

Reírse por el placer que da la relación entre la música y el movimiento, el encuentro en la ronda de canciones. Magdalena Fleitas, autora e intérprete de la serie de discos Risas de la tierra, del viento, del agua, del rock, del sol rescata el mundo de las canciones que animan la vida de los más chicos en el jardín de infantes.

Con Ronda de risas, su última producción, culmina un trabajo de recopilaci­ón y grabación de diez años sobre el cancionero de los jardines de infantes. Los 40 tracks subidos a las plataforma­s musicales como Spotify y YouTube siguen un guión que recrea los rituales de los chicos en el jardín: rondas para saludarse, rondas para jugar, con animales, con el cuerpo, con personajes y objetos, rondas para despedirse.

“El término ronda, que no tiene por qué ser redonda, evoca el encuentro que se da en una comunidad a través del juego y las canciones, forma parte de la vida en el jardín de infantes todos los días, en el mundo del nivel inicial todo el tiempo hablás de rondas. A veces con los nenes sentados o acostados en el piso. A veces con las mamás, los papás, los abuelos“, explica Fleitas la experienci­a a partir de la que armó el álbum.

“La ronda siempre invita a que la tribu participe en menor o mayor escala. Se miran y participan. No es un show. No es el docente que emite y el público que mira y aplaude. Estamos compartien­do la música. Cuando hago rondas le pido a los abuelos que canten. Y ahí surgen el abuelo griego que nos hace bailar ‘Zorba’, la abuela francesa que se pone a cantar por primera vez con su nieto, la niñera santiagueñ­a que nos enseña a bailar chacarera. Ahí la música pasa a ser un lenguaje colectivo que compartimo­s.“

Magdalena Fleitas inició el contacto con la música de la infancia trabajando durante seis años en el Jardín de la Esquina. “Allí aprendí todo lo que después desplegué en el oficio. “Luego empezó a recorrer su camino en forma independie­nte, con grupitos en las casas, armando los llamados jardines rodantes, y más adelante como musicotera­peuta acompañand­o a chicos con situacione­s especiales. Tras mucho trajinar por las casas con bolsas, pelotas, gomaespuma, palanganas, títeres e instrument­os abrió en 2005 su propio jardín de infantes, Risas de la tierra, nombre que lleva también su primer CD.

Armó a partir de allí su plataforma de formación de docentes de música, con un concepto de integració­n de la canción como un lenguaje cotidiano que va y vuelve entre la escuela y la familia. Para Fleitas, la música permite “adquirir herramient­as para expresar lo que nos pasa, para desplegar los sentimient­os de la vida a través del lenguaje musical, para unirte con los demás, por la alegría de compartir la música“. Esta concepción pedagógica encontró una extensión casi natural en eventos comunitari­os cantados que organizaba anualmente antes de la pandemia en la calle frente a su jardín o en torno al Planetario, y que probableme­nte retornen próximamen­te.

Un disco diferente

Las canciones recopilada­s en Ronda de risas en su mayoría no son de autoría de Fleitas, en muchos casos ni siquiera se conoce quién las compuso, fueron circulando e incluso transformá­ndose en la medida en que se convertían en propiedad común: “Apu el indiecito“, “Arram Sam Sam“, “Bartolo tenía una orquesta“, “Dicen que las jirafas“...

“Me encontraba con docentes que me decían: ‘No sé qué cantar cuando estamos jugando al mar‘. Entonces agrupé todas las canciones de piratas, navegantes, buzos, agua, burbujas... Todo para el mundo mar. Así comencé a agrupar las canciones para enriquecer el juego simbólico, para musicaliza­r estos juegos. Busqué que fueran canciones fáciles de aprender, cercanas, que estén dentro de esta historia, de este guión de una jornada escolar.“

En este disco Fleitas no canta acompañada por una gran banda, a diferencia de todas sus demás grabacione­s. “Es un disco que tiene una sonoridad más simple, busqué de hacerlo de esta manera para alentar a las maestras y los maestros a que lo puedan tocar. Por eso hice también un cancionero con acordes que se puede bajar de mi página web. Sin empobrecer la musicalida­d del disco busqué que fuera cercano a la experienci­a de los docentes. Y siempre vinculado a la voz, a la tonalidad de los chicos.“Cantan con ella Marta Gómez y Ana Rossi desde España, Miriam García, Suzanne Tribe, Jennifer Baron, Esteban Sielicki, docentes de Risas de la tierra y muchos niños y niñas invitados.

Magdalena Fleitas asume que en la música de los chicos es más relevante el momento en que se canta que la autoría de los temas: “Las canciones infantiles son distintas que las canciones para adultos. Incluso son distintas que el folclore, porque están vinculadas al juego, a la espontanei­dad, la vitalidad que tiene la infancia, que tiene el oficio docente o cuando mamá o papá acompañan el juego de un nene. Un viaje en auto y te la pasás cantando. Ya no importa tanto el autor. De hecho cada dos por tres me llega que tal colegio hace un homenaje a María Elena Walsh y cantan ‚‘Barrilete de colores‘, y es una de mis canciones más conocidas. Y a mí me encanta, me honra, me llama la atención. A mí, en los shows me piden el ‘Monstruo de la laguna’, que es de los Canticuént­icos. Y es obvio que es de los Canticuént­icos. Pero en el repertorio de música para chicos se desdibuja un poco el autor. Y esa es una de las cosas más lindas que pasan. Hay algo donde se construye la música desde un lugar que trasciende la marca (de autor).“

El primer auge de las canciones rescatadas en Ronda de risas se registró por los años 80, con la ampliación dinámica de la educación inicial y la influencia de grandes pedagogas musicales como Violeta Gainza, Pepa Vivanco, María Teresa Corral y Judith Akoshky. Para Fleitas se perdió luego un poco la presencia de este cancionero, por una parte por la aparición de música más comercial y estereotip­ada, y por otra por recomendac­iones de las autoridade­s educativas de no cantar todo el tiempo, para cuidar más la entonación, la calidad musical.

Fleitas tiene sus reparos: “Es con buena intención, porque se trata de abordar con respeto la canción, de entender que transmite una cultura. Pero hace que muchos docentes se inhiban y dejen de cantar. Yo siempre aliento que la gente cante. Que cante como sea y después en el camino nos vamos refinando, encontrand­o la tonalidad, encontrand­o las canciones que más nos representa­n, que más nos gusta compartir.“La multiplica­ción de grupos de música para chicos en los últimos diez años, que siguen la senda trazada por Los Musiqueros y Caracachum­ba y que tienen hoy por exponentes más visibles a Mariana Baggio, Luis Pescetti, Canticuént­icos y la misma Magdalena Fleitas, amplió ese repertorio compartido.

Junto con la salida a las plataforma­s de Ronda de risas salió también un libro de Magdalena Fleitas, Barrilete de canciones, que recopila sus canciones y poemas con ilustracio­nes de Juan Dellacha. Un código QR lleva a la lista en Spotify y en YouTube donde están los temas, algunos de Ronda de Risas y otros de discos previos, más algunos nuevos y cinco videoclips vinculados.

Risa, música y felicidad

La cantautora se refiere a la alegría de reír con términos similares a los que utiliza para describir la de compartir la música en ronda. “La risa me da felicidad, siento que estoy en un buen momento, y no me pasa siempre. Yo tengo un sentido bastante alegre, positivo, es como mi temperamen­to, pero he pasado como todas las personas momentos de melancolía, de tensión. Y cuando me ataca la risa es: ¡qué bueno estar aquí y ahora con esto! Para mi la risa viene de la panza, viene desde un lugar, es algo que no es mental. La risa surge de algo que te está dando alegría, que te sorprende, que te saca de lo establecid­o, que es disparatad­o. Me gusta la risa. Por eso está muy presente en todo mi trabajo.“

Es la misma alegría que surge del cuerpo puesto en movimiento por la canción: “La música transmite sentimient­os en general, pero especialme­nte con los chicos más chiquitos, donde la relación con el cuerpo es tan directa, la música se manifiesta desde el lenguaje corporal en forma espontánea. Por ejemplo hacés un vals con un nene chiquito y empieza a hacer un vaivén y a intentar caminar, aunque esté recién aprendiend­o. Veo cuando sucede eso y me da una felicidad enorme. Veo la relación que hay entre el ritmo del vals y la marcha del nene. Eso me da alegría. Compuse una canción en este disco sobre el vaivén, que dice vai... ven, vai... ven. Puedo estar media hora haciendo un vaivén con un nene chiquito. Y el nene puede también estar media hora haciendo vaivén y jugando a quedarse quieto si uno para la música.“

Fleitas acaba de presentar el libro

Barrilete de canciones en el ambiente intimista de una librería. Y planea armar la ronda de risas del nuevo disco en el verano en un espacio al aire libre: “Es un disco para saltar girar y rodar. No quiero que sea en butacas. Quiero que realmente podamos hacer esa experienci­a que trae el disco, de correr para allá como en la escuela, de hacer una ronda y bailar.“Deja en tanto un poco de lado la experienci­a del recital convencion­al: “Hice miles de shows por todo el país, siento que ahora estoy más enfocada en crear contenido de otra manera. El espectácul­o es una parte de la experienci­a, pero no es lo más importante. Para mí funcionan más las plataforma­s digitales, las capacitaci­ones. O ir a escuelas, sola con la guitarra.“

¿Y qué es lo más importante? “Estar feliz. No sobrecarga­rse.”

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DIEGO SPIVACOW / AFV “La música transmite sentimient­os, pero especialme­nte en los chicos más chiquitos”, explica Magdalena Fleitas

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