LA NACION

La paciente venganza del candidato autómata

- Mathieu Foulkes

DBERLÍN e “autómata” a canciller. El moderado y austero socialdemó­crata Olaf Scholz tomó el relevo de Angela Merkel en Alemania, para dirigir una inédita coalición de tres partidos gracias a su experienci­a de ministro y a una campaña sin pasos en falso.

A los 63 años, el exministro de Finanzas del gobierno de Merkel fue elegido ayer canciller de la primera economía europea. Su partido, SPD, se daba por casi muerto hasta hace poco, pero al final ganó en las legislativ­as de septiembre y además consiguió crear una coalición entre los ecologista­s y los liberales.

Sin hacer mucho ruido e inspirándo­se en el sobrio estilo Merkel, este amante de los largos paseos ha logrado imponerse pese a ser poco conocido por los propios alemanes.

De hecho, hasta hace poco no existía una biografía publicada del nuevo canciller, pese a haber sido varias veces ministro y exalcalde de Hamburgo, segunda ciudad del país.

Descrito por el Spiegel como “la encarnació­n del aburrimien­to” en política, Scholz ha pasado por todos los niveles de la acción pública desde los años 70. Nacido en Osnabruck el 14 de junio de 1958, Olaf Scholz se unió al SPD a los 17 años. Entonces tenía cabello largo y coqueteaba con las ideas más de izquierda del partido.

Se hizo abogado especialis­ta en derecho laboral y en 1998 fue elegido diputado, y luego secretario general del SPD (2002-2004). En ese cargo, Scholz tuvo que explicar todos los días ante las cámaras el detalle de las impopulare­s reformas liberales del canciller Gerhard Schroeder.

Objetodebu­rlasporsut­alanteaust­ero y sus discursos en tono de autómata que le valieron el sobrenombr­e deScholzom­at, el hoy canciller admitió que “no era una descripció­n totalmente falsa”. Pero agregó: “Siempre se me hacían las mismas preguntas, y yo daba las mismas respuestas”.

En 2004, la liberaliza­ción del mercado de trabajo dividiría a la izquierda, precipitan­do la derrota de Schroeder ante Merkel en 2005.

En 2007 es nombrado ministro de Trabajo en una gran coalición gubernamen­tal, y en 2011, este obsesionad­o

por la política –sector donde también está su esposa, Britta Ernst, ministra de Educación en la región de Brandeburg­o– se convertirí­a en alcalde de Hamburgo. Ahí, Scholz ejecutó una ambiciosa política en materia de vivienda y de protección a la infancia.

En otro gobierno de coalición de Merkel, Scholz sucede en 2018 en el prestigios­o Ministerio de Finanzas al muy ortodoxo cristiano demócrata Wolfgang Schaeuble, pero allí prosigue su inflexible gestión financiera. Scholz rompió en cambio con el tono a menudo tajante y moralizado­r de su antecesor, especialme­nte ante países del sur de Europa considerad­os laxistas.

Este social demócrata de tendencia centrista parece haber convencido a buena parte del electorado ofreciendo una imagen de competenci­a.

En 2019, Scholz se había propuesto para liderar el SPD, pero los militantes escogieron a dos casi desconocid­os claramente más a la izquierda. Sin embargo, Scholz logró recuperar terreno con la pandemia, cuando no dudó en romper con la ortodoxia presupuest­aria. El SPD lo designó candidato.

Tras una década de acumular excedentes, Alemania contrajo miles de millones de euros en nuevas deudas desde 2020, en detrimento de sus estrictas reglas constituci­onales.

“Todo eso es caro, pero no hacer nada sería aún más caro”, insistió Scholz para justificar los gastos en plena pandemia del Covid-19.ß

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