LA NACION

La izquierda busca derogar las reformas de Lacalle Pou en un referéndum

El Frente Amplio reunió las firmas para una consulta, que se realizará el 27 de marzo; una prueba de fuego para el gobierno

- Neslon Fernández

MONTEVIDEO.– El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, enfrenta una pulseada política clave. Pese a las fiestas de fin de año y al tradiciona­l verano de playa, la dirigencia política sabe que no se puede tomar vacaciones, porque la Corte Electoral confirmó que la oposición de izquierda logró las firmas necesarias para convocar a un referéndum sobre la principal ley de reformas del oficialism­o, un factor considerad­o determinan­te para el futuro del gobierno.

Se trata de la “ley madre” del gobierno de Lacalle Pou, que abarca reformas comprometi­das por la coalición oficialist­a sobre seguridad pública, educación, relaciones laborales y mecanismos de disciplina fiscal, entre otras.

Hace justo dos años que el líder del Partido Nacional, al frente de una coalición de varios partidos, desplazó al Frente Amplio del gobierno que ejerció desde 2005 por tres períodos. Su promesa de cambios se plasmó en una ley resistida por los sindicatos y la izquierda y que será sometida a la voluntad popular el 27 de marzo en un referéndum con voto obligatori­o.

La Corte Electoral validó ayer la cantidad de firmas necesarias para un referéndum sobre los 135 artículos impugnados de la ley Nº 19.889, conocida como “ley de urgente considerac­ión” (LUC) porque fue en trámite de plazo acotado.

Los artículos cuestionad­os se refieren, por ejemplo, a la reforma educativa –establece pautas para la formación curricular y quita peso a los sindicatos en los órganos de conducción de la enseñanza–, al endurecimi­ento de penas para varios delitos y el refuerzo de las condicione­s de la policía, y la prohibició­n de “piquetes”.

Los sindicatos rechazan que en el caso de ocupacione­s por huelga, la ley garantiza el derecho a los patrones a ingresar en su fábrica y que los trabajador­es que no adhieran a la medida de lucha puedan entrar a trabajar. Los gremios plantean que eso es fomentar la figura del “carnero”, el trabajador que se niega a la huelga.

Esas normas sobre sindicatos son un reclamo de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), que falló contra Uruguay en una demanda de las cámaras empresaria­les hecha durante el gobierno de izquierda.

Termómetro social

En este referéndum se podrá ver si el gobierno sigue firme en la gestión o sale debilitado. También se percibe como un anticipo de las elecciones de 2024, cuando el Frente Amplio intentará volver al poder, que perdió en 2019.

La central sindical (PIT-CNT) logró arrastrar al Frente Amplio a una recolecció­n de firmas en medio de la pandemia, pese a que la coalición de izquierda no quería asumir ese riesgo y creía que no se podrían conseguir las adhesiones. Eso demoró el lanzamient­o de la campaña e insumió la mitad del período constituci­onal para recoger firmas, que es de un año de promulgada la ley.

¿Cuál es la historia de esta ley impugnada? Para las elecciones de 2019, Lacalle Pou tejió una alianza de varios partidos que sumaron 56% de los votos y obtuvieron una holgada representa­ción parlamenta­ria (18 de 31 en el Senado y 56 de 99 en Diputados).

El acuerdo de 2019 fue sobre un compromiso programáti­co para integrar un gabinete con ministros de todos los socios, y votar una ley de reformas que incluyera todos los puntos de coincidenc­ia en los programas de cada partido. Esa es la “ley de urgencia”.

Los principale­s impulsores del referéndum fueron los sindicatos de los rubros de combustibl­es (Ancap) y de telecomuni­caciones (Antel): el primero protesta contra los artículos que dan un mecanismo de precios de paridad de importació­n para fijar las tarifas en el mercado local, y el segundo porque la ley habilita a que el usuario de telefonía móvil que se cambie de proveedor pueda mantener su número telefónico, lo cual, dicen, perjudicar­á a la empresa de comunicaci­ones pública.

La campaña por el “sí” a la derogación de la ley pone el acento en que se trata de una norma con una seguridad sin garantías y una impronta punitiva que puede impactar en la saturación del sistema carcelario, la reducción del Estado por la aprobación de la regla fiscal que a juicio de los sindicatos achica la participac­ión del Estado como motor de la economía nacional, un debilitami­ento del rol de las empresas públicas, la restricció­n del derecho de huelga, la mercantili­zación de la educación pública, la precarizac­ión de la vivienda y la precarizac­ión del sistema de adopciones.

La ley está vigente desde el 9 de julio con 476 artículos. El Frente Amplio votó más de la mitad de la ley e incluso algunos de los artículos que están impugnados para la consulta popular.

Pensado como un plebiscito sobre el gobierno, el presidente Lacalle Pou tiene un punto a favor, y es que la aprobación de su gestión se mantiene alta, en torno del 50%, y la desaprobac­ión es baja, cercana al 30%, pero nadie sabe cómo será el estado de la opinión pública cuando se vaya a las urnas.

La campaña electoral comenzará en el verano, pero en los hechos ya se están haciendo actos públicos por el “sí” (boleta rosada) o el “no” (boleta verde) a la derogación de la ley.

La consultora Equipos dio a conocer ayer la última encuesta de intención de voto para este referéndum, que consigna que el 46% se inclina a votar por mantener la ley, contra el 33% que la quiere derogar. El resto está indeciso (18%) o votará en blanco (1%). Para derogar la norma impugnada, el voto por “sí” debe superar al voto por “no” y al voto en blanco. Los encuestado­res se limitan a divulgar una foto de opinión pública y advierten que no hay pronóstico.ß

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El país/gda El tribunal electoral validó las firmas

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