LA NACION

Unicef alertó sobre el nivel de niños pobres y sin acceso a derechos

Un documento estimó que hay 3,8 millones de menores en la pobreza por ingresos y con otras privacione­s; el dato es inferior al de 2020, pero la desigualda­d se profundizó

- Francisco Jueguen

Para Unicef, los niños y adolescent­es pobres por ingresos y que mostraban vulnerabil­idades de derechos fundamenta­les –por lo menos uno, como el acceso a la educación, la vivienda o a cloacas– eran 3,8 millones a mediados de 2021 en el país.

El Fondo de las Naciones Unidas (ONU) para la Infancia calculó en un informe presentado ayer, sobre labase de datos del In dec y procesados por su oficina en el país, que la pobreza multidimen­sional entre los chicos y adolescent­es de entre 0 y 17 años era de 28,4% en el primer semestre.

Al sumar una mirada integral del fenómeno de la pobreza, ingresos y dimensione­s (en las que pueden o no existir privacione­s), el universo de pobreza se achica. Por caso, el Indec estimaba en el primer semestre de este año que los chicos pobres solo por ingresos eran 7,2 millones (un 54,6%). Aquellos que estaban en la indigencia eran 2,2 millones (16,9%).

El documento de Unicef se titula “Pobreza monetaria y privacione­s no monetarias en Argentina” y fue un estudio dirigido por Sebastián Waisgrais, especialis­ta en Inclusión Social y Monitoreo de Unicef. Contó con la colaboraci­ón de Jorge Paz (Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico), de Luis Alberto Beccaria y Ana Laura Fernández (Universida­d General Sarmiento) y de Alberto Minujin (Equidad para la Infancia).

El 28,4% de niños y adolescent­es pobres multidimen­sionales del primer semestre de este año es una baja con relación al primer semestre de 2020, pleno auge de la pandemia, cuando esa marca era de 33%. No obstante, la cifra actual está por debajo del último año de gobierno de Mauricio Macri (31,8%). Las dimensione­s que utiliza Unicef para calcular este indicador multidimen­sional son educación, protección social, vivienda adecuada, saneamient­o básico, acceso al agua segura y hábitat seguro.

“Las niñas y niños significat­ivamente menos pobres que el promedio residen en hogares cuya PR [persona de referencia del hogar] tiene 60 años o más, que ha completado doce años de educación formal (primaria completa) y que se desempeña como trabajador/a independie­nte profesiona­l o como asalariado/a formal. En suma, el nivel educativo y la condición laboral de la PR son las variables que revelan mayor heterogene­idad interna”, se indicó.

“Veníamos de niveles elevados [de pobreza infantil] y la pandemia terminó ampliando la brecha y la desigualda­d entre hogares con y sin niños”, explicó Waisgrais, y agregó que, pese a la mejora de este año en el dato, la reducción de los ingresos en los hogares sigue siendo significat­iva debido a la persistenc­ia de la elevada inflación. También puso el foco en la creciente precarizac­ión del mercado laboral en el último año.

Paz remarcó la trascenden­cia de los programas sociales oficiales, que sirvieron como “amortiguad­ores” en medio de las cuarentena­s obligatori­as de 2020, y que siguen teniendo un importante impacto en el tiempo para contener la pobreza extrema. Sin estas políticas (AUH e IFE, particular­mente), los niveles de pobreza hubieran sido 3,9 puntos mayores en el segundo trimestre de 2020 en hogares con niños y niñas.

“La tenencia de empleo por parte de la PR [persona de referencia del hogar] no es una condición suficiente para que el hogar escape de la pobreza”, indicó el documento. “Una niña o un niño cuya PR se desempeña como asalariada informal, o como trabajador por cuenta propia en ocupacione­s de baja cualificac­ión, tiene una probabilid­ad de estar en la pobreza dos veces más alta que la de quienes residen hogares cuya PR es un trabajador formal (solamente un poco menor a la de aquellos cuya PR está desocupada)”, completaro­n.

“Es claro que la calidad de la inserción laboral importa y que una inserción precaria en el mercado laboral genera una situación análoga en términos de bienestar que la provocada por la falta de empleo”, definieron.

El impacto de la pandemia profundizó la desigualda­d. “En el momento de mayor impacto de la pandemia sobre la actividad (segundo trimestre 2020), se produjo un nuevo salto de más de 8,7 puntos en la pobreza y de más de 3,7 en la pobreza extrema con respecto al último trimestre de 2019. Como resultado, la tasa de pobreza fue del 47% y la tasa de pobreza extrema afectó al 12,3% de la población”, recordaron. En el último trimestre de 2020 bajó a 45,4%.

“Si se consideran de manera diferencia­da los hogares con niñas, niños y adolescent­es entre sus miembros, se observa que la tasa de pobreza oscila entre 10 puntos y 14 puntos por encima del total. En contraposi­ción, los hogares sin niñas, niños y adolescent­es presentan tasas entre 16 y 26 puntos por debajo de las generales ”, gr aficaron y agregaron :“La reducción de la tasa de pobreza en el cuarto trimestre de 2020 se explica únicamente por la mejora en la situación de los hogares sin niñas, niños y adolescent­es entre sus miembros, dado que para el grupo que sí los tiene como miembros la pobreza siguió incrementá­ndose, aunque en forma leve”. Además, las personas que conforman hogares con mujeres jefas muestran tasas de pobreza mayores que las de aquellos cuyo jefe es varón. La diferencia pasó de 4 puntos en la primera mitad de 2018 a cinco puntos este año.

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