LA NACION

Varios economista­s en la Cámara de Diputados

- Juan Carlos de Pablo

Luciano Andrés Laspina mañana se parará delante de la puerta de entrada de la Cámara de Diputados de la Nación, portando un cartel que dice: “Bienvenido­s, colegas”. Para ofrecerles una visita guiada por el Palacio Legislativ­o, donde él actúa desde 2014, a José Luis Espert, Rogelio Frigerio, Ricardo Hipólito López Murphy, Javier Gerardo Milei y Martín Alberto Tetaz, flamantes diputados que, como él, son graduados en economía.

La profesión es uno de los muchos componente­s que forman una persona. Yo soy esposo, padre, abuelo, tío, porteño, católico, manualment­e torpe, tecnológic­amente limitado, etc., además de economista. Pero juego plata que el día que choque los diarios dirán que el economista De Pablo estrelló su auto contra un semáforo, en vez de decir: “De Pablo, quien vaya a saber en qué estaba pensando…”.

Lionel Robbins, en un famoso ensayo que publicó en 1932, sostuvo que los economista­s, en cuanto tales, no tenemos nada específico para decir sobre los objetivos de un gobierno o de una sociedad; y que debemos circunscri­bir nuestra acción al plano de los instrument­os. Pero, como él mismo aclaró, esto no quiere decir que los seres humanos graduados en economía no debamos tener opiniones formadas sobre cuál es el rumbo que más le conviene al país y sobre muchas áreas, no solamente en materia económica.

El oficialism­o perdió la mayoría absoluta en el Senado y está lejos de alcanzarla en Diputados. Ergo, en 2022-2023 el rol del Poder Legislativ­o será más importante que el que jugó hasta ahora. El desafío es inmenso, pero más que bienvenido; porque si en 2021 hubiera ganado el oficialism­o, estaríamos hablando y actuando de manera diferente.

No nos pasemos del otro lado. Por su formación, la demanda de los citados diputados será particular­mente intensa cuando se discuta el presupuest­o, es decir, qué hacer con el gasto público y los impuestos; las restriccio­nes comerciale­s internas e internacio­nales; la legislació­n laboral, etc.; pero también deberán involucrar­se con cuestiones “extraeconó­micas”.

Los medios de comunicaci­ón transmiten la evolución del dólar blue y la “cocina” de las agrupacion­es políticas como si fueran partidos de fútbol. Eso es lógica periodísti­ca, irrelevant­e para la toma de decisiones. Por aquello de “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, démosles el beneficio de la duda a los flamantes legislador­es.

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