LA NACION

Luis Pescetti. “El problema con las emociones es cómo lidiamos con ellas”

El autor de Natacha publicó Botiquín emocional para humanos y superhéroe­s, sobre situacione­s de la vida cotidiana: cómo enfrentar la timidez y el amor de amores en la infancia

- Texto Natalia Blanc

Es raro escribir sobre emociones porque es raro escribir sobre no emociones”. Parece un juego de palabras, pero no lo es. Botiquín emocional para humanos y superhéroe­s, novedad de diciembre de Loqueleo, es el primer libro para chicos en el que Luis Pescetti se propuso escribir sobre las emociones de manera explícita.

Con dibujos propios, mucho humor y lenguaje coloquial, el autor de Natacha ofrece a los lectores una serie de inventos muy originales y creativos para “tener a mano” en caso de emergencia emocional. Hay, por ejemplo, una brújula sin imán “ideal para elegir tu propio camino”; una especie de megáfono con dos sectores bien delineados: uno dice “Hable” y el otro “Ni se meta”; una oreja para secretos conectada a una caja fuerte que “sirve para hablar sobre cosas muy, muy, muy privadas”. También, remeras con inscripcio­nes como “Lo normal es un poco raro” y “Soy un misterio invisible hecho visible”. Algunos sirven para enfrentar la timidez y el amor de amores.

En un video que se puede ver en el sitio web del escritor, Pescetti lee el capítulo centrado en los derechos sobre las emociones: “El derecho a sentir; a guardarte lo que sentís. A tener alguien que dé confianza y seguridad para contar lo que sea. A que no le pongan nombre o etiqueta a lo que sentís”, entre otras. También: “A no sentir lo mismo que todos y a sentirte diferente”; a “Tener sentimient­os encontrado­s y a estar en crisis”.

–¿Este libro surgió a partir de las experienci­as extremas que vivimos a causa de la pandemia?

–No. Es raro escribir sobre emociones porque es raro escribir sobre no emociones. Todo se sustenta en emociones: después verás si las contás o no. Lo raro es hablar explícitam­ente de las emociones.

–A diferencia de muchos títulos recientes que explican las emociones de manera didáctica, con etiquetas, el tuyo recurre a la ficción para hablar sobre lo mismo, pero de otra manera.

–Vi que había muchos libros sobre el tema. Recorrí el panorama y me dio la impresión de que hay mucho catálogo emocional y un enfoque que no me parecía bueno. El problema con las emociones es cómo lidiamos con ellas. La mayoría nos hacemos una galleta y las ocultamos o hacemos un rulo y las actuamos. Yo quería decirles a los chicos y a los grandes que podemos hablar sobre las emociones, tocarlas y nombrarlas de distintas maneras.

–¿Cómo te resultó el proceso de escritura desde lo emocional?

–Me divertí, pero no fue un trabajo emotivo como otros: emotivo fue escribir Frin, El ciudadano de mis zapatos o Cartas al rey de la cabina. De esos tres libros escribí algunas partes llorando. Hablé con mucha gente y consulté a profesiona­les para no pifiarle. Fue un trabajo de “frasco pandemia”: de julio de 2020 a julio de 2021.

–¿Creés que por el contexto de la pandemia es un libro más necesario en estos tiempos?

–No, es necesario en el sentido de que los chicos están más expuestos a una narrativa adulta por muchos medios, más incontrola­dos. Antes tenían el barrio, la vereda, y todo estaba a escala humana, 1 a 1. Los chicos podían hacer diez cuadras y ese era el universo de contacto. Eso explotó. Por un lado, porque ya casi no tienen autonomía, ni siquiera en los pueblos, pero tienen una ventana gigantesca a contactos y hay que advertirle­s, por su bien, que incluso el avatar o el nick con el que están jugando puede ser un adulto con otras intencione­s.

–¿Qué “remedios” tenías en tu botiquín emocional y cuáles saliste a buscar?

–No salí a buscar ayuda, sino casos, a escuchar un abanico de anécdotas. Traté de reunir una paleta de situacione­s que le pasan a cualquier chico. La vida no viene por franja etaria, viene a baldazos y la agarrás con la cucharita que tengas según tu edad. Entonces, me imaginé la vida de una familia donde les pasan cosas a los chicos, pasan cosas en la escuela. Lo que quiero con este libro es abrir la puerta a toda la complejida­d del tema, con todos los matices: que no se sientan raros por sentirse raros; que no se crean “frikis” por no responder a la norma; por encontrar palabras u otras maneras de hacer visibles sus emociones porque, sin duda, cuando nos pasan cosas y no tenemos palabras o imágenes, quedamos más sujetos a lo que nos pasa y menos testigos.

–¿Por qué decidiste incluir dibujos tuyos e inventos originales como recursos narrativos?

–Con la pandemia tuve necesidad de cortar con la pantalla porque estaba harto de los Zooms y resurgió una vieja afición de la infancia: el dibujo. A mi madre le gustaba dibujar y yo copiaba los cursos de dibujo que ella recibía por correo. Durante la cuarentena nos sentábamos con mis hijos a dibujar. Recuperé ese gusto. Hice los dibujos del libro a mano, me peleaba con el papel, con mi mano. Volver a dibujar fue un descanso y un alivio. Además, me permitió hacer inventos para meterme con todos los temas que quería tocar. Si te sentís rechazado, te ponés los zapatos con resorte y sorprendés al otro. Un chico es un lector muy inteligent­e y entrenado. Lee eso y se sonríe porque sabe que estaría buenísimo que existieran zapatos así. Eso es hablar de emociones. No hace faltar ser literal ni dar los ingredient­es para hacer un bizcochuel­o, todos por separado, y decir: “Ahora disfrutalo”. Eso no se parece para nada a la experienci­a emocional.

 ?? ??
 ?? ?? Botiquín emocional para humanos y superhéroe­s
Editorial: loqueleo
Páginas: 133
Precio: $890.
Botiquín emocional para humanos y superhéroe­s Editorial: loqueleo Páginas: 133 Precio: $890.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina