Battaglia, el más exitoso como jugador y primerizo como entrenador
Con 17 títulos como futbolista, y cuando crecía la desconfianza sobre su trabajo como DT, condujo al título a los xeneizes
Vaya si han pasado cosas en este mini ciclo de Sebastián Battaglia como entrenador de Boca. Vaivenes futbolísticos generados principalmente a través de sus (malas) lecturas para decidir y problemas extra futbolísticos que lo dejaron expuesto, por culpa de un manejo grupal que lo sobrepasó, quizás, por la personalidad de perfil bajo que lo caracteriza. Sin embargo, aun con todo eso en su espalda, logró los objetivos institucionales y personales en Santiago del Estero: le dio al club la Copa Argentina que necesitaba para clasificar directo a la Copa Libertadores 2022 y obtuvo su primer título como entrenador, nada menos que en el lugar en el que es el más ganador de la historia como jugador.
A los tropiezos, es cierto. Con errores que trasladaron poca convicción dentro del campo. Incluso, con los dolores de cabeza que le generaron los actos de indisciplina de Edwin Cardona, Carlos Zambrano y Sebastián Villa hace pocas semanas, situaciones que pensó castigar sacándoles la titularidad en un encuentro, pero metiéndose él mismo en el fuego al decidir meter a los colombianos en el segundo tiempo: perdió credibilidad ante los referentes, porque cuando el resultado le estaba dando la espalda traicionó una postura que parecía rígida.
Incluso, con lo que él significa en Brandsen 805, con 17 vueltas olímpicas como futbolista: campeón de dos Torneo Clausura (1999 y 2006), cinco Apertura (2000, 2003, 2005, 2008 y 2011), cuatro Copa Libertadores (2000, 2001, 2003 y 2007), una Sudamericana (2005), tres Recopa (2005, 2006 y 2008) y dos veces campeón del mundo (2000 y 2003). No tenía trofeo sin levantar con la camiseta azul y oro. O, en realidad, sí: la Copa Argentina, esa que disfrutó en la noche santiagueña, con la ropa de técnico xeneize.
Algo que –seguramente– no estaba ni en sus mejores sueños a corto plazo. Y es que su currículum es acotado como para ya haberse puesto el buzo de entrenador de Boca, más allá de lo correspondiente a su trayectoria con los pantalones cortos. Pocos meses en Almagro y su año y medio a cargo de la reserva azul y oro, a los que llevó hasta la final del anterior campeonato, pero que perdió ante Sarmiento, de Junín.
Una efímera experiencia al mando de grupos profesionales que quedó expuesta. El comienzo había sido prometedor. Sus ocho primeros compromisos tuvieron un invicto de ocho encuentros (cinco triunfos y una clasificación ante Patronato por el certamen que anoche coronó) en el que, además, el equipo ostentaba un juego mucho más protagonista, de la mano con lo que pretendían en la institución. Obvio, con errores incluidos que, hasta ese momento, no dañaron y sólo incitaban a trabajar para mejorar. La aparición de juveniles, además, fue un punto destacado. Hasta que apareció River...
La gran prueba
La necesidad de afrontar su primera gran prueba generó caos en su cabeza. Todas las buenas producciones y ejecuciones se echaron por la borda. Y ahí arrancó la desorientación: los cambios de formaciones permanentes, un bajón futbolístico que se supo levantar esporádicamente, la repentina prescindencia de casi la totalidad de juveniles a los que les había dado la titularidad y, recientemente, el descontrol dentro del grupo hicieron que lo miraran con desconfianza. Anoche, el triunfo por penales ante Talleres fue una obligación superada y un alivio necesario. El balance de sus menos de cuatro meses se pone en marcha desde hoy con todos esos argumentos.
Según le avisaron a la nacion desde el Consejo de Fútbol, liderado por Riquelme, que Battaglia haya sido campeón no garantiza que continúe en el cargo ni haberla perdido hubiese significado el cierre de su ciclo. “Tampoco hay que ser tan drásticos. Se evalúa todo. Consiguió el objetivo, que era la clasificación a la Copa Libertadores. Y, obvio, también sabemos que hubo resultados malos y pasaron cosas con los jugadores que no nos gustó”, dejaron un final abierto.
Se verá si el Consejo, entonces, resuelve ese diagnóstico con el premio de la renovación o un “gracias, pero hasta acá llegamos”. Incluso, en vilo se puede mantener la situación aun teniendo sobre la mesa el ofrecimiento de la continuidad: el ex volante central sintió, primero, cierto fastidio (sin exteriorizarlo) cuando el vicepresidente bajó a los jugadores del micro para charlar en el vestuario previo a la semifinal con Argentinos, además de haberse sentido solo cuando desde dentro del vestuario filtraron rápido la verdad de los comportamientos de Villa, Cardona y Zambrano que el DT había escondido con una “intoxicación”.
Así como el Consejo, que según la información que tiene este diario no ha buscado técnicos de cara al año próximo, realizará el balance del interinato de Battaglia, también el hombre más ganador de la historia del club debe hacer el análisis de lo que le dejó un mundo que conocía, pero que –a la vez- lo sorprendió desde el nuevo lugar de entrenador. Por delante, aún queda la última fecha del Torneo 2021 (el sábado) ante Central Córdoba, en la Bombonera, y el viaje a Arabia Saudita para enfrentar a Barcelona en el amistoso por la Copa Maradona. La historieta puede mantener la duda hasta el retorno.
Lo cierto es que Sebastián Battaglia fue campeón del torneo que debía ganar en el semestre. Eso puede (o no) ratificarlo en el puesto con el último suspiro. Por ahora sigue el bullicio desde Santiago del Estero hasta La Boca. Ya llegará el tiempo de las reflexión y las decisiones.ß