LA NACION

¿Es posible un futuro sin autos? Estrategia­s para desalentar su uso

Bicicletas, áreas peatonales, zonas de bajas emisiones y coches eléctricos que no contaminan, en las nuevas planificac­iones urbanas

- por andrea ventura » LA NACION

¿Es posible una ciudad donde no circulen autos? ¿Los coches tradiciona­les tienen los días contados? Más allá de los vaticinios a futuro, los cierto es que el auto se convirtió en uno de los enemigos declarados en la lucha contra el embotellam­iento de tránsito constante, la ocupación del espacio público y el cambio climático por la utilizació­n de combustibl­es fósiles. La batalla para liberar a las ciudades de muchos países del mundo del exceso de automóvile­s que circulan por sus calles empezó hace varios años, pero se intensific­ó en los últimos tiempos, cuando la pandemia puso en blanco sobre negro las prioridade­s ambientale­s.

Las acusacione­s que obligan a sentar a los rodados en el banquillo de los acusados son elocuentes: el sector del transporte, especialme­nte los autos, que dependen casi por completo de los combustibl­es fósiles, son considerad­os responsabl­es de aproximada­mente una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernader­o, según el Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Por esta razón, en la Conferenci­a sobre Cambio Climático, la COP26 que se realizó hace un mes en Glasgow, más de cien países se pusieron de acuerdo en firmar una declaració­n sobre emisiones cero de autos y furgonetas que pone fin a la venta de motores de combustión interna en 2035 en los principale­s mercados y en 2040 a nivel mundial.

Un gran desafío si se tiene en cuenta que hasta el año pasado solo uno de cada 50 coches nuevos en todo el mundo era completame­nte eléctrico, todavía son costosos y con autonomía más limitada.

La llamada movilidad inteligent­e, que considera criterios de eficiencia en cuanto a optimizar tiempos y costos, reducir accidentes y lograr bajas emisiones a la hora de trasladars­e, es el faro que ilumina el camino a seguir. Este uso consciente del transporte incluye autos compartido­s, bicicletas, monopatine­s eléctricos, trenes, subtes, transporte público autónomo, autos eléctricos y hasta, por supuesto, caminar.

Christian Brand, profesor de la Unidad de Estudios de Transporte de la Universida­d de Oxford, realizó una investigac­ión en la que se estudió los desplazami­entos diarios de 4000 personas residentes en Londres, Amberes, Barcelona, Viena, Örebro, Roma y Zúrich durante dos años, para calcular la huella de carbono que generaba cada uno al movilizars­e. “Descubrimo­s datos sorprenden­tes, como que las personas que se desplazan diariament­e en bici generaban huellas de carbono diarias totales un 84% menores que aquellas que no lo hacían. También descubrimo­s que los residentes urbanos que cambiaron el coche por la bici en un solo desplazami­ento diario redujeron su huella de carbono anual en torno a media tonelada de CO2, y evitaron así una cantidad de emisiones equivalent­es a las que supondría un vuelo de ida entre Londres y Nueva York”, expresa en las conclusion­es de su estudio.

Según los cálculos a los que llegó el investigad­or, bastaría con que uno de cada cinco residentes urbanos cambiara de forma permanente sus hábitos de viaje para que Europa disminuyer­a un 8% las emisiones de sus desplazami­entos en coche.

“La realidad es que para que cambien las cosas tiene que haber conciencia social de un determinad­o problema y ahora se empezó a tomar conciencia. El primer paso que las ciudades están dando es tomar conciencia de la situación del transporte de la movilidad ciudadana, del espacio público. Casi todas las ciudades están haciendo transforma­ciones, eso es un signo de época. La movilidad está ordenando la planificac­ión de las ciudades. Antes la organizaba­n los edificios, en este momento es la movilidad la que ordena la vida humana, los tiempos, los modos de arribo. Además, hay que tener una mirada sistémica, de la ciudad y los alrededore­s”, explica a la nacion el arquitecto Roberto Converti. Decano de la Facultad de Arquitectu­ra y Diseño de la UADE y especialis­ta en planificac­ión urbana, Converti recuerda que ahora la gente camina más, por eso se habla de la ciudad de los 15 minutos, que es el tiempo de radio de acción donde se piensa el futuro laboral y de compras, como se está desarrolla­ndo en París.

“Después la pandemia, de conflicto, de perdida de trabajo –continúa Converti– el ciudadano tiene la posibilida­d de repensarse a sí mismo, lo que impacta altamente en la organizaci­ón urbana de las ciudades. Pasa en todas las ciudades, no solo en Buenos Aires. El que planifica ciudades no puede saber lo que un ciudadano va a hacer. La ciudadanía tiene resistenci­a y decisiones propias y también es necesario educarla sobre ciertos temas.”

Converti no se imagina una ciudad donde todos caminen o anden en bicicleta, aunque sería ideal, porque la sociedad fue admitiendo a la bici como un vehículo más y no se

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fotos getty El centro de Londres es considerad­a una zona de bajas emisiones y los autos particular­es deben pagar para ingresar

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