Pactan una cumbre para tratar la crisis de Ucrania
Será entre Washington y Moscú, que mantiene tropas en la frontera
WASHINGTON (ANSA).– Estados Unidos y Rusia mantendrán negociaciones el 10 de enero en Ginebra respecto de las tensiones en Ucrania y los temores sobre la seguridad en Europa, tras las exigencias rusas para limitar la influencia occidental en sus fronteras.
“El 10 de enero será el día principal de las consultas bilaterales ruso-estadounidenses”, declaró el vicecanciller ruso, Sergei Riabkov, que aclaró que no espera que se llegue a un acuerdo “en un solo día”.
Las relaciones entre Moscú y Washington se tensaron por el despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania, un movimiento que disparó los temores de la Casa Blanca y sus aliados a una invasión de la antigua república soviética.
Rusia asegura actuar ante la amenaza por el avance de la OTAN y ha reclamado a la alianza militar transatlántica que prohíba cualquier expansión futura hacia sus fronteras y frene toda cooperación militar en lo que Moscú considera su zona de influencia.
Una fuente del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos indicó que estas negociaciones estarán seguidas por una reunión entre Rusia y la OTAN el 12 de enero. Un día después debería haber otro encuentro entre Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), fundada durante la Guerra Fría para favorecer el diálogo este-oeste e integrada también por Estados Unidos.
“Cuando nos sentemos a discutir, Rusia podrá poner sus inquietudes sobre la mesa y nosotros pondremos las nuestras, especialmente las actividades de Rusia”, indicó una fuente de la Casa Blanca.
Moscú niega cualquier intención bélica en Ucrania y se presenta como víctima de las “provocaciones” de Occidente, que apoya política y militarmente a Ucrania. Señal de que las negociaciones serán duras, el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, descartó cualquier “concesión”, afirmando que Moscú está “en una posición de firmeza en lo que concierne a la defensa de sus intereses”.
El Kremlin reclama “garantías de seguridad”, como que la OTAN no se expanda todavía más en los territorios de la antigua Unión Soviética, como Ucrania.