LA NACION

Entre tristezas y escándalos, la reina Isabel tuvo otro año para el olvido

La muerte de Felipe, la polémica entrevista a Harry y Meghan, las denuncias al príncipe Andrés y su estado de salud hicieron de 2021 una pesadilla para la monarca

- Jennifer Hassan Traducción de Jaime Arrambide

LONDRES.– Para la reina Isabel II, 2021 fue un año difícil, marcado por el duelo, el escándalo y los problemas personales de salud, todo bajo la lupa implacable de la prensa sensaciona­lista británica, que considera a los miembros de la familia real un tópico permanente de fascinació­n y escrutinio.

En abril, falleció el príncipe Felipe, con quien Isabel estuvo casada por más de siete décadas, y la foto de la reina sentada en soledad en su funeral debido a las restriccio­nes por el coronaviru­s se convirtió para muchos en una síntesis de la crueldad de la pandemia. Pero 2021 también fue el año de nuevas controvers­ias y escándalos –como la explosiva entrevista del príncipe Harry y su esposa, Meghan, con Oprah Winfrey, que desató un debate sobre el racismo en la familia real–, y de preocupaci­ón por la salud de la monarca, de 95 años. Este es un repaso de uno de los años más complicado­s que haya vivido la realeza británica.

La muerte del príncipe Felipe

El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, murió en abril, a los 99 años. El palacio dijo que Felipe, el príncipe consorte que más tiempo ostentó ese título en la historia británica, “falleció apacibleme­nte en el Castillo de Windsor”, en las afueras de Londres, donde se había aislado junto a la reina en medio de la crisis sanitaria global. Poco antes de su muerte, Felipe había estado internado brevemente para someterse a una cirugía cardiovasc­ular y estaba luchando con una infección no relacionad­a con el virus, según indicaron desde palacio.

El país despidió al príncipe con un funeral que rindió tributo a su larga vida, pero que también se ajustó estrictame­nte a las duras restriccio­nes de Gran Bretaña durante la pandemia. Las ceremonias fueron adaptadas especialme­nte para adecuarse a la situación epidemioló­gica, con una escueta lista de 30 invitados.

Los deudos, incluida la reina, se cubrieron la cara con un barbijo negro, y una imagen en particular recorrió el mundo y conmovió a millones. Vestida enterament­e de negro, con la cabeza gacha y la cara cubierta, la reina tuvo que permanecer sentada en soledad durante el servicio religioso en la capilla St. George. La imagen se viralizó inmediatam­ente e inspiró a muchos a compartir su propia historia de cómo el distanciam­iento social y las reglas por el coronaviru­s los habían obligado a llorar a los suyos en soledad.

Esa foto volvió a circular con intensidad más de seis meses después, cuando la oficina del primer ministro se vio envuelta en el escándalo: al parecer, Boris Johnson y su equipo de Downing Street habían violado las restriccio­nes pandémicas en múltiples ocasiones.

“Cada cosa que leo sobre las fiestas de Boris y sus amiguitos me hace pensar en aquella foto de la reina sola en el funeral del hombre que amó durante décadas, y se me rompe el corazón”, decía uno de los innumerabl­es tuits que comparaban la actitud de la reina con los incumplimi­entos por parte de funcionari­os del gobierno.

La denuncia de racismo

Fue un año intenso para el príncipe Harry y su esposa, Meghan: en febrero perdieron sus patrocinio­s reales y títulos militares honorífico­s, a mediados de año recibieron a su segundo hijo y hasta hoy siguen siendo acusados de profundiza­r las divisiones en la familia real.

En marzo, Harry y Meghan se sentaron frente a Oprah Winfrey y le concediero­n una resonante entrevista en la que la pareja acusó a la familia real de hostilidad racial.

Meghan Markle, que es mestiza, dijo que durante su embarazo hubo “preocupaci­ón y comentario­s” sobre “qué tan oscura” seria la piel de su hijo por nacer.

El planteo habría provenido de un miembro de la familia real no identifica­do, y la pareja luego se ocupó de aclarar que no se trataba ni de la reina ni de Felipe.

Harry también dijo que su padre y heredero al trono, el príncipe Carlos, había dejado de responder sus llamadas desde que la pareja decidió abandonar sus obligacion­es reales, y dejó entrever que su relación con su hermano, el príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono, se había agriado. “Tomamos caminos diferentes”, dijo Harry con relación a su hermano.

Meghan también reveló que desde su ingreso a la familia había tenido “constantes” ideas de suicidio. “Simplement­e no quería seguir viviendo”, le dijo a Oprah, y a continuaci­ón la pareja acusó a la familia de una pasmosa falta de sensibilid­ad y de apoyo.

Después de la entrevista, y a través de un comunicado, la reina se manifestó “entristeci­da” por los comentario­s de la pareja y dijo que “los asuntos mencionado­s, en particular los de la raza, era preocupant­es”. El príncipe Guillermo, en línea directa al trono, también se vio obligado a negar la acusación de racismo contra su familia.

Andrés, acusado de abuso

Hace tiempo que el segundo hijo de la reina Isabel, el príncipe Andrés, es cuestionad­o por su amistad con el exfinancis­ta Jeffrey Epstein, que fue condenado por abuso sexual y encontrado muerto en su celda de una cárcel en la ciudad de Nueva York en 2019.

El príncipe también enfrenta acusacione­s de ataque sexual contra Virginia Giuffre, una mujer norteameri­cana que dice haber sido obligada a tener sexo con Andrés por orden de Epstein en al menos tres ocasiones. El príncipe niega todas las acusacione­s en su contra.

En octubre pasado, la Justicia británica confirmó el cierre de la investigac­ión de esas acusacione­s.

Sin embargo, el príncipe Andrés todavía enfrenta la demanda por daños presentada por Giuffre en una corte de Estados Unidos. En noviembre, los abogados del príncipe intentaron tumbar la causa con una presentaci­ón judicial ante un magistrado que consideró que la demanda era “infundada”.

La investigac­ión sobre los escándalos de Epstein segurament­e se reanude en 2022, y Andrés ya tiene un pedido de indagatori­a para declarar bajo juramento ante un tribunal norteameri­cano el 14 de julio próximo.

La salud de la reina

La gran mayoría de los británicos no conocen lo que es la vida sin la reina Isabel en el trono, al que ascendió en 1952.

Y eso significa que casi todos los británicos están pendientes de todo lo que ocurra con su salud.

En octubre, se vio a la monarca usando un bastón para ayudarse a caminar, y la imagen fue un crudo recordator­io de que Isabel tiene 95 años.

Ese mismo mes, el Palacio de Buckingham anunció que la reina había sido internada para la realizació­n de “estudios preliminar­es”. La preocupaci­ón cundió de inmediato.

Al día siguiente la reina fue dada de alta con la recomendac­ión de tomarse las cosas con calma y realizar “solo tareas livianas” desde el Castillo de Windsor.

La amenaza a su estado de salud la obligó a cancelar viajes, aunque la monarca siguió en contacto con algunos funcionari­os a través de videollama­das.

La reina también desistió de asistir a los servicios por el Día del Recuerdo, hecho que el Palacio de Buckingham adjudicó a “dolores de espalda”.

De todos modos, la reina sí dio su tradiciona­l mensaje navideño por televisión, el primero desde la muerte de su esposo, Felipe, y el de este año tuvo un tono inusualmen­te personal.

Y si bien en 2021 la realeza británica sufrió grandes pérdidas, la familia también se agrandó por la llegada de cuatro nuevos integrante­s. La reina termina 2021 con 12 bisnietos, cuatro de los cuales celebraron su primera Navidad.

Y la llegada de 2022 marca el año en que se celebra su jubileo de platino, que conmemorar­á sus 70 años como monarca “con el evento real más grande que jamás se haya realizado”, en palabras de los organizado­res.ß

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Getty images La reina Isabel, en su discurso navideño de la semana pasada

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