LA NACION

Beto César celebra sus 70 años con un show de humor donde repasa sus mejores personajes

Se presenta en el Provincial con la historia de un antihéroe que es él mismo; sobre los escenarios aprendió de los grandes nombres de la revista porteña

- Alejandro Rapetti

Con un extenso recorrido en el mundo del espectácul­o, a lo largo de sus 50 años de trayectori­a el comediante Beto César se ha ganado un merecido lugar entre los referentes del humor en la Argentina, así en el café concert como en el teatro de revistas, la radio y la televisión.

Comediante y showman, esta temporada de verano se lo verá sobre el escenario del Teatro Provincial de Mar del Plata con el unipersona­l Beto Cesar de papel, Episodio

1 “Qué suerte la mía…”, donde promete revelar el cuento que jamás se animó a contar.

“Empecé con ocho funciones en un teatro alternativ­o en Buenos Aires. Como reza la publicidad, es el cuento que jamás me atreví a contar. Me van a ver en una faceta que no conocían”, adelanta César sobre este espectácul­o de humor dirigido por René Bertrand, donde despliega siete papeles que le tocó interpreta­r a lo largo de su vida, con música en vivo y coreografí­as. Es la historia de un antihéroe al que, de chico, sus padres le dijeron que era un talento, y después se retractaro­n. Además, se lo puede escuchar todos los fines de semana por la AM 990 con su programa Radio GaGa-Radio

BlaBla (sábados y domingos, de 13 a 15 horas).

“Hacemos un programa antipandem­ia, divertido, distendido, de fin de semana, con juegos, premios, música de los 80 y de los 90, entrevista­s y notas muy importante­s. También sorteamos cosas para que la gente disfrute, y sobre todo nos reímos mucho con Marcela Imbrogno, que hace la locución y coconduce conmigo”, repasa César. Durante el verano transmitir­á en dúplex con Mar del Plata.

De chiquito descubrió su vocación como cómico en el seno de una familia muy divertida, con tíos que se disfrazaba­n de mujer y tenían un gran sentido del humor. Un día se presentó en un concurso que hacía Osvaldo Pacheco en Canal 9, y si bien no lo ganó, seis meses después debutaba en Institutri­z modelo, una comedia en el teatro Liceo.

Sus inicios en el café concert le dieron la ductilidad para trabajar con el público tête à tête sobre el escenario. “A diferencia del stand up, el café concert era meternos con la gente, y a mí me encanta eso: ‘Señora, ¿cómo le va?; ¿qué dice?; ¿se va a sentar ahora o va seguir dando vuelas como los perros?; ¿por qué no apoya el culo?’ Ese tipo de cosas que tienen los grandes”, se explaya el comediante, que en estos 50 años de trayectori­a ha compartido escenario con grandes del género como Antonio Gasalla, Perciavall­e o Gioia, entre muchos otros.

“Muchas veces hacíamos shows en lugares que eran espantosos, o muy chiquitos, o largos que parecían un colectivo, con todos apretados ahí, y subíamos uno atrás del otro arriba del escenario. Creo que fuimos los primeros de todo eso. Alfredo Barbieri [N. del R.: su suegro cuando estaba casado con Carmen Barbieri] era un showman completo arriba del escenario. Yo mamaba de esos tipos, como Don Pelele o José Marrone, con quien también trabaje en las revistas. ¡Qué fenómenos! Era una época de bohemia; no veíamos la hora de terminar lo que estábamos haciendo para después ir a cenar todos juntos”, recuerda.

Varias veces nominado a los Premios Martín Fierro, su carrera lo llevó a recorrer los escenarios de toda América Latina y Europa. Como animador, presentado­r y showman, en España brillo en el teatro y a bordo de cruceros.

Después de cuatro años en España, en 2005 regresó a la Argentina

contratado para trabajar en Showmatch. “Recorrí el mundo con los barcos, hasta que en 2009 me bajé porque me había dado cuenta de que en los últimos dos años había pasado sólo seis meses en mi casa, sin ver a mi hija y mi mujer. Sufría mucho la distancia”, rememora.

De regreso a la Argentina, en 2011 protagoniz­ó Departamen­to

por un día, de Hugo Sofovich, en la calle Corrientes, con Daniel Aráoz y Norma Pons, y volvió al teatro de revistas de la mano de su ex, Carmen Barbieri, en Barbierísi­ma y

Escandalos­as.

“La revista no se aggiornó, y por eso casi ha desapareci­do. Por ahí ves algún espectácul­o que es una suerte de music hall, o lo último que se estaba haciendo en Mar del Plata, con olor a naftalina. Pero la revista era y es mucho más importante que eso. Pasar revista es actualidad. Es un género que amo entrañable­mente”, apunta el showman, que a sus 70 años asegura que no tiene días tristes ni días grises, siempre ve el vaso medio lleno, donde encuentra el humor y sus ganas de vivir.

“El humor es una forma de vida. La gente me dice: ‘Vos no representa­s los años que tenés’. Lo que pasa es que yo soy un tipo tranquilo, no discuto con nadie. Siempre estoy pensando el lado gracioso de algo. Esto es muy simple: vas caminando por la calle, alguien se cae adelante tuyo y lo primero que hacés es cagarte de risa. Después lo ayudás, ¿no?, pero eso es inherente al ser humano. Creo que los argentinos lo hemos perdido, estamos tan enojados. Antes, nos pasaba cualquier cosa, hasta lo más tremendo, y siempre teníamos un chiste. Hoy en día la gente elige enojarse antes que buscar el lado del humor. Bueno, gracias a Dios, estamos nosotros para cambiar eso. El humor es mi guía en la vida”, concluye Beto César.ß

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Constanza nisCovolos / aFv Beto César sostiene que el humor salva

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