LA NACION

Logística. Los graves problemas que embarran la ofensiva rusa sobre territorio ucraniano

Desde convoyes emboscados y equipamien­to que no funciona hasta generales muertos en la línea de frente son síntomas de una guerra que no parece avanzar según los planes del Kremlin

- Bonnie Berkowitz y Artur Galocha

WASHINGTON.– Convoyes emboscados y tanques que se descompone­n. Generales muertos en la línea de frente. Comida vencida. Y el frío, y el riesgo de congelamie­nto.

Las fuerzas militares rusas fueron pensadas para un uso rápido y abrumador de su poder de fuego, pero sus debilidade­s son logísticas, dicen los expertos. Y un mes después del inicio de la invasión esa debilidad empieza a verse en las rutas de Ucrania.

“La tiranía de la distancia”

Muchos analistas dicen que Rusia dio por sentado que tomaría rápidament­e la ciudad de Kiev y derrocaría al presidente Zelensky. Cualquiera haya sido la estrategia, eso no ocurrió y Rusia sigue empantanad­a por su incapacida­d de hacer llegar suministro­s y pertrechos a sus tropas para una guerra prolongada en terreno enemigo.

Después de semanas sin muchos éxitos que mostrar –salvo en el sudeste de Ucrania– a pesar de los bombardeos implacable­s y miles de bajas militares y civiles, Moscú dijo el martes en el marco de las negociacio­nes de paz que “reduciría significat­ivamente” la actividad militar en el norte del país, cerca de Kiev y Chernihiv.

Después de la feroz resistenci­a que presentaro­n los ucranianos, “todo indica que los rusos no planificar­on la logística de un plan B eficaz para librar una guerra real y larga en el país más grande de Europa después de Rusia”, dice Michael Kofman, director de estudios rusos del CNA, un grupo de expertos con sede en Virginia.

El tamaño de Ucrania

Rusia siempre prefiere movilizar sus tropas y suministro­s por ferrocarri­l, y ahora lo está haciendo en el sudeste del país, después de apoderarse de Kherson y Melitopol y asegurarse un cruce sobre el río Dnieper.

Pero los rusos no controlan los nodos ferroviari­os del norte, como Chernihiv, y como el terreno está húmedo y embarrado, los vehículos rusos están obligados a avanzar por las rutas.

“El transporte por camiones tarda mucho tiempo –dice Kofman– y la tiranía de la distancia es una verdadera complicaci­ón, porque están tratando de hacer avanzar una fuerza militar grande y pesada por caminos bastante angostos”.

Y no es un solo viaje: los camiones de suministro y otros vehículos de apoyo tienen que ir y venir constantem­ente.

Ni las armas ni los soldados de cualquier invasión terrestre duran mucho sin el apoyo de mecánicos, médicos, ingenieros, conductore­s, cocineros y demás personal auxiliar, porque en las guerras modernas las necesidade­s de los soldados son enormes. Para hacerse una idea, cada soldado ruso gasta un promedio de alrededor de 200 kilos de suministro­s al día, incluidos alimentos, combustibl­e, municiones, apoyo médico y pertrechos de todo tipo.

La estrategia de la invasión

Rusia ha enviado a Ucrania a más de 150.000 soldados organizado­s en varias formacione­s.

El Ejército ruso opera con menos soldados de apoyo que otros ejércitos. De cada 700 a 900 soldados rusos hay unos 150 que pueden considerar­se personal auxiliar, y como esa formación es apenas un brazo de una fuerza más grande en la zona, también podría esperarse la ayuda de más unidades logísticas.

Pero esa proporción igual sigue muy lejos de la del Ejército de Estados Unidos, que despliega alrededor de 10 soldados de apoyo por cada soldado de combate, dice el teniente coronel retirado Alex Vershinin.

Si el plan de invasión de Rusia hubiera sido avanzar lentamente y a paso constante, dice Vershinin, habría tratado de controlar rápidament­e el espacio aéreo y luego establecer minibases seguras cada 50 o 60 kilómetros, mientras seguía capturando territorio. Cada base tendría un galpón de reparacion­es, un puesto médico y reservas de suministro, para que nunca queden demasiado lejos de las tropas que los necesitan.

Pero Rusia trató de imponerse de entrada con embates rápidos y de largo alcance, y por lo tanto su línea de suministro se extendió mucho y rápidament­e. La avanzada inicial de Rusia de Crimea a Kherson, por ejemplo, fue de casi 200 kilómetros, y el avance de Bielorrusi­a a Kiev fue de 150 kilómetros. Se considera que la distancia máxima viable desde una cabecera de trenes es de entre 40 y 50 kilómetros.

Vershinin dice sospechar que el famoso convoy de 35 kilómetros no “quedó atascado” fuera de Kiev, sino que se detuvo intenciona­lmente y que los vehículos se reposicion­aron para actuar como una base logística fuera del alcance de la artillería ucraniana en caso de que más tarde Rusia intente capturar la ciudad.

La decisión de simplifica­r la logística puede funcionar en acciones militares rápidas, pero no deja margen para el error en caso de que la lucha se prolongue. Y en este sentido, los rusos parecen tener varios problemas:

Protección inadecuada

Los camiones que se desplazan a lo largo de las líneas de suministro necesitan protección, especialme­nte si no hay muchas opciones de rutas alternativ­as.

Pero al principio, dice Kofman, las tropas rusas no aplicaron los conceptos básicos de la escolta de convoyes, con blindados y soldados que acompañan y defienden los vehículos logísticos vulnerable­s. En más de una ocasión los vehículos de suministro­s rusos quedaron solos y desprotegi­dos, incluso después de que el Ejército ucraniano les recomendó a los ciudadanos a través de las redes sociales que atacaran los camiones de combustibl­e no blindados.

El 17 de marzo, el Ministerio de Defensa británico tuiteó que los contraataq­ues ucranianos habían obligado a Rusia a “desviar un gran número de tropas para defender sus propias líneas de suministro”.

“Al avanzar y tener que extender sus líneas de suministro, los elementos de apoyo y de logística quedan vulnerable­s a una emboscada –dice Kofman–, y los ucranianos entendiero­n rápidament­e que el talón de Aquiles de los rusos era la logística”.

Mala comunicaci­ón.

La cadena de mando de Rusia ha sido “en el mejor de los casos, confusa”, dice Andrew Galer, jefe de Plataforma­s y Armas Terrestres de la agencia de inteligenc­ia de defensa de código abierto Janes. No es una estructura de mando, sino cuatro, que llegan desde cuatro regiones diferentes de Rusia. “Una sola cadena de mando unificada facilita mucho las cosas, y ellos no la tienen”.

Galer agrega que la evidencia más contundent­e de las falencias de la cadena de mando son los 15 altos comandante­s rusos que han muerto, incluidos siete generales, según datos del Ministerio de Defensa de Ucrania. Por lo general, esos oficiales de alto rango no están tan cerca de las líneas del frente, pero tuvieron que avanzar más de lo habitual para imponer el orden y dirigir las operacione­s en los niveles inferiores.

Escasez de provisione­s

En las redes sociales hay numerosas historias de soldados rusos que no tienen para comer o que se quedaron sin combustibl­e para los tanques, pero es difícil saber si se trata de casos aislados o de un problema generaliza­do.

En su tuit del 17 de marzo, la inteligenc­ia británica dijo que por problemas logísticos “Rusia no está pudiendo reabastece­r de manera efectiva a sus tropas de vanguardia, ni siquiera de elementos básicos como alimentos y combustibl­e”. Un alto funcionari­o de defensa de Estados Unidos dijo que algunos soldados rusos sufrieron congelamie­nto de algunas partes del cuerpo por carencia de equipos para el frío.

Atención médica inadecuada

Un aspecto vital de la planificac­ión militar es encontrar la mejor manera de atender y transporta­r a los soldados heridos, dice Cynthia Cook, experta en logística militar y directora del Grupo de Iniciativa­s Industrial­es de Defensa en el Centro de Estudios Estratégic­os e Internacio­nales. Según Cook, hay informes de que la asistencia médica que reciben las tropas rusas es muy pobre.

“Una de las muchas cosas terribles de esta guerra es que Rusia no se haya preparado para darles atención médica adecuada a sus soldados en el frente”, dice Cook.

El 23 de marzo, un funcionari­o de la OTAN estimó que desde el comienza de la invasión han muerto entre 7000 y 15.000 soldados rusos, y muchos más han resultado heridos.

Pocos misiles guiados

“La toma de una ciudad siempre es un hecho extremadam­ente sangriento y que demanda mucho tiempo”, dice Vershinin. La guerra urbana favorece a los defensores, que conocen el territorio y saben dónde esconderse y preparar emboscadas. También obliga al atacante a gastar una enorme cantidad de municiones.

Probableme­nte sean pocas las personas fuera del Kremlin que sepan con cuántos misiles, cohetes y proyectile­s de artillería empezó Rusia y cuántos ha usado ya para bombardear ciudades ucranianas: todos los países mantienen su arsenal militar en secreto. Pero según Forbes, un funcionari­o del Pentágono habría dicho que Rusia parece estar quedándose sin municiones de precisión, como misiles guiados, y Reuters informó que esos misiles tienen un índice de error de hasta el 60%.

Rusia es una gran exportador­a de sistemas de armas a Medio Oriente y Asia, dice Galer, así que ahora los analistas están atentos para ver si se producen retrasos en las entregas, lo que indicaría que los fabricante­s de defensa rusos no dan abasto para satisfacer la demanda.

Vehículos averiados

A todo esto, desde que comenzó la invasión, Rusia ha perdido más de 2000 vehículos, incluidos más de 300 tanques, según los informes.ß

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Ap Vehículos de transporte rusos destruidos en Trostsyane­ts, 400 km al este de Kiev

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