LA NACION

“Cuando mi marido fue a las Malvinas no tenía ni borcegos”

La viuda del primer militar caído en las islas recuerda las dificultad­es que vivió y no oculta su desencanto con la Armada

- Mariano de Vedia

Mamá, en la tele están mostrando la foto de papá”. En el momento en que dos oficiales de la Armada se acercaban a su casa, en Puerto Belgrano, para comunicarl­e que su esposo, el capitán de fragata Pedro Edgardo Giachino, era el único militar argentino caído en la recuperaci­ón de las Islas Malvinas, la señora Cristina Naury de Giachino veía cómo sus hijas Vanesa y Karina, de 9 y de 8 años, llegaban del colegio.

“Yo no sabía que iba a las Malvinas. Me dijo que iba a un ejercicio. Lo despedí el 28 de marzo, creyendo que se trataba de una actividad de campaña, pero noté que abrazó y besó a nuestras hijas con intensidad”, reveló, en una entrevista con la nacion.

Hoy recuerda con orgullo a su esposo militar, que encontró la muerte a los 34 años, al rodear la casa del gobernador británico Rex Hunt e intimar su rendición, y no puede ocultar su desencanto de la Armada. Conoce las dificultad­es con las que conviven los oficiales y suboficial­es y no olvida que para ir a las Malvinas ella tuvo que hacerle un remiendo a sus borceguíes.

La señora de Giachino reside en Mar del Plata, donde conoció a su esposo, y rememora las situacione­s dolorosas que enfrentó. Contó que, al poco tiempo de la muerte del capitán, la Armada le pidió la casa que su familia ocupaba en el barrio Quiroga de la Base Naval de Puerto Belgrano, por lo que debió salir a buscar una nueva vivienda.

Acostumbra­da a convivir con el sufrimient­o –enviudó a los 32 años–, el año pasado soportó la partida de su hija Vanesa, a raíz de un cáncer. Hoy disfruta de sus cinco nietas y prepara un libro de homenaje.

–¿Usted sabía que el capitán Giachino iba a las Malvinas?

–Me enteré después de que se había ido. Me lo dijo a la mañana siguiente un compañero de su promoción, a quien fui a ver porque tenía un problema con un neumático en el Renault 6. “¿Sabés que se fue a las Malvinas?”, me dijo. Yo creí que era una broma. No pude despedirlo como hubiera deseado. El día anterior, Pedro había recibido unas cajas con equipos de uso militar. Cuando lo vinieron a buscar, las cargó en el jeep.

–¿Cómo se enteró de su muerte?

–Unas 50 familias de militares vivíamos en el Barrio Quiroga. El 2 de abril celebramos la recuperaci­ón de las Malvinas. Nos reunimos las vecinas y preparamos cintas celestes y blancas para repartir entre los autos. Al mediodía se estacionan frente a mi casa dos vehículos con el capitán Mario Bilesio, compañero de promoción de Pedro, y otros dos oficiales, que venían para comunicarm­e que había un fallecido en las Malvinas, pero no me dijeron de entrada que era Pedro. Tardé en reaccionar y en ese momento mis hijas llegaban del colegio y venían diciendo que habían visto en TV “la foto de papá” y que hablaban de él. En ese momento me cayó la ficha. Me descompuse y me internaron.

–¿Cómo era Giachino?

–Era un hombre perfecto, por eso Dios se lo llevó. Inspiraba optimismo y seguridad, no imaginaba que algo le podía pasar. Era un padre ejemplar, muy compañero, compinche y buen mozo.

–¿Se sintió acompañada por la institució­n militar?

–No tanto. Algunos compañeros de Pedro se acercaron. Pero, al poco tiempo, en la Armada me pidieron que dejara la casa de Puerto Belgrano. Tuve que salir con mis hijas en el Renault a buscar una vivienda en Mar del Plata, sin tener en claro cuáles iban a ser mis ingresos por la pensión. Fue durante el gobierno de [Raúl] Alfonsín. A la mañana las casas valían 5 pesos y a la noche, 15. En esa época, mi hija Vanesa necesitaba una medicación que se traía de Japón y era muy cara. En la Dirección de Bienestar de la Armada no me ayudaron. No le debo nada a la Armada.

–¿Le rindieron homenajes?

–En Mar del Plata hay un colegio que lleva el nombre de Pedro Edgardo Giachino y siempre lo recordaban el 2 de abril. Pero hoy está todo muy politizado. Me enferma que laven el cerebro. Le buscan manchas a San Martín, destruyen la historia. Lo que hemos aprendido en la escuela lo van destruyend­o. Muchos chicos no saben escribir. No sé cuál será el futuro.

–¿Cómo ve hoy a las Fuerzas Armadas?

–Las Fuerzas Armadas están desmantela­das. Pero no es algo nuevo. Ya cuando mi marido fue a las Malvinas no tenía ni borcegos. Tuve que ponerle plantillas de otros zapatos. Él mismo sacó la correa de los prismático­s para llevarla en la ametrallad­ora. ¡Por Dios!... Los gobiernos que hemos tenido.

–¿La celebració­n por los 40 años es una reivindica­ción?

–Ya no se recuerdan las Malvinas. En Buenos Aires, elacto es en Tecnópolis. ¿Cómo lo hacen ahí? Es una falta de respeto. En Mar del Plata, donde descansan los restos de Pedro, no se hace nada. Son 40 años. No sé si es por temor a [Fernanda] Raverta o a [Axel] Kicillof.

–¿Cómo le gustaría que se lo recuerde?

–Vamos a hacer un libro, que no va a salir a la venta y en el que me ayuda Nelson Durante. La idea es mostrar desde la niñez de Pedro hasta el 2 de abril. Selecciona­mos fotos, voy contando anécdotas, su carrera militar, su vida familiar, vivencias compartida­s. No se va a lucrar con el libro. Que vean que dio su vida por la patria.

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Archivo Cristina Naury de Giachino con su esposo, el capitán Pedro Giachino

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