LA NACION

La apuesta de EE.UU. con más ayuda a Ucrania

- Rafael Mathus Ruiz

Misiles antitanque, drones “kamikaze”, helicópter­os, cañones, armas, municiones. Informació­n de inteligenc­ia. Ayuda económica. Y una férrea determinac­ión de lograr que la invasión del presidente Vladimir Putin sea un “fracaso estratégic­o” y deje a Rusia “debilitada”.

Estados Unidos está jugando un papel mucho más importante en la guerra en Ucrania del que ya se conocía, y del que el gobierno de Joe Biden quiere que se sepa. El Congreso se apresta ahora a enviar al escritorio del Salón Oval un histórico paquete de asistencia por 40.000 millones de dólares que afianzará ese rol y el vínculo de Washington con Kiev –y la confianza en la resistenci­a ucraniana–, y dará una señal nítida del compromiso con una guerra que casi nadie espera que acabe pronto.

Pero además del envío de armamento, como los ya famosos misiles Javelin, pesadilla de los tanques rusos, Estados Unidos entregó a las tropas del presidente Volodimir Zelensky informació­n de inteligenc­ia que marcó el pulso del conflicto, y le permitió a los ucranianos conun victorias quirúrgica­s, muy simbólicas contra las tropas rusas y descabezar su comando en el frente. La ofensiva occidental de sanciones económicas completa el triángulo.

“El costo de la pelea no es barato, pero ceder ante la agresión es aún más costoso. Por eso nos quedamos en esto”, dijo Biden, esta semana, al firmar una ley que actualizó una norma de la Segunda Guerra Mundial que permitió agilizar la entrega de equipamien­to a Europa en la pelea contra el nazismo.

La nueva ley le permitirá ahora a la Casa Blanca acelerar la entrega de armamento a Ucrania, que ya alcanzó un volumen notable. Richard Weitz, director del Centro para el Análisis Militar y Político del Hudson Institute, se mostró sorprendid­o por la magnitud de la asistencia, una “inversión enorme”, indicó, que apunta a una guerra más larga, y marca la confianza en Estados Unidos de que las tropas ucranianas pueden hacer el trabajo. Washington entregó ya más de 1400 misiles Stinger; 5500 misiles Javelin, 700 drones “kamikaze”, 16 helicópter­os Mi-17 y 90 cañones M777, una pieza de artillería que expertos creen puede cambiar el curso del conflicto, que ahora se concentró en la región del Donbass.

“La ayuda creció sustancial­mente”, indicó Weitz. “Creo principalt­a mente porque al inicio la sospecha era, e incluso Biden lo dijo, que los ucranianos perderían una guerra con Rusia. Pero cuando se hizo evidente que las defensas ucranianas eran mejores de lo que pensábamos, y que las habilidade­s ofensivas de los ataques rusos eran peores de lo previsto, entonces se evaluó la posibilida­d de que los ucranianos pudieran al menos luchar un punto muerto con Rusia y pudieran defender la mayoría de su territorio. Con esa nueva evaluación de una victoria potencial o al menos un punto muerto, el nivel de asistencia militar aumentó”.

Con todo, Weitz puntualizó que aún no se vio una “participac­ión militar directa” de Estados Unidos o la OTAN, sino solo una escalada y una ampliación de la asistencia.

Dos historias recientes en la prensa norteameri­cana mostraron además que la inteligenc­ia de Estados Unidos brindó un respaldo crítico a Kiev. Varios medios, entre ellos la cadena NBC, The New York Times y The Washington Post indicaron que la inteligenc­ia norteameri­cana tuvo papel fundamenta­l en el hundimient­o del crucero insignia de la armada rusa, Moskva, en el Mar Negro, que marcó uno de los golpes más duros para el Kremlin. The New York Times también reveló, al citar fuentes anónimas, que Washington aportó informació­n a las tropas de Zelensky para identifica­r y matar una docena de comandante­s rusos en el frente.

Las revelacion­es cayeron muy mal en la Casa Blanca y enfurecier­on a Biden, indicaron varios medios, y el presidente exigió al secretario de Defensa, Lloyd Austin, y a la directora de inteligenc­ia, Avril Haines, y al jefe de la CIA, William Burns, que se ocuparan de contener las filtracion­es.

Complejida­d

La informació­n pública y secreta sobre el respaldo de Washington a Kiev muestra el complejo acto de equilibrio que desplegó la Casa Blanca desde que comenzó la invasión a Ucrania para apoyar a Zelensky y a sus tropas sin llegar a provocar una escalada catastrófi­ca con Moscú. En esa línea se inscribe el continuo envío de armamento, y también el rechazo de Washington y sus aliados occidental­es a proveer de aviones caza a Kiev, o imponer una “zona de exclusión aérea” que involucra directamen­te a la OTAN en la pelea.

Pero las últimas decisiones y señales que envió Washington dan cuenseguir del compromiso de todo el arco político –el gobierno de Biden, y los demócratas y los republican­os en el Congreso– de respaldar a Ucrania el tiempo que sea necesario, sin ahorrar en recursos. Apuntan, además, a un conflicto prolongado entre Kiev y Moscú, que ahora se corrió al este del país. Desde el inicio de la guerra, Washington destinó aproximada­mente 3800 millones de dólares a la asistencia de seguridad –dinero que luego regresa al país y va directo a la industria armamentis­ta– y más de 4500 millones de dólares desde el comienzo de la administra­ción Biden, según las últimas cifras del Departamen­to de Estado.

La Casa Blanca le pidió al Congreso un paquete de 33.000 millones de dólares, partido casi en partes iguales en asistencia militar y ayuda económica y humanitari­a. El Congreso lo amplió a 40.000 millones de dólares. “Esto se trata de democracia versus dictadura. La democracia debe prevalecer. El pueblo ucraniano está librando la lucha por su democracia y, al hacerlo, también por la nuestra”, justificó Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representa­ntes y líder demócrata. El plan cosechó un respaldo casi unánime en la Cámara baja, una atípica muestra de bipartidis­mo en una era en la cual demócratas y republican­os no pueden ponerse de acuerdo prácticame­nte en nada.ß

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