LA NACION

Fast food. Cómo triunfar con el plato preferido de los argentinos

El Club de la Milanesa suma locales y avanza con un plan de “desplastif­icación” de su propuesta

- Camila Dolabjian gentileza

La idea no era para nada ambiciosa cuando empezaron a convertirl­a en realidad sus dueños. Celina “Kitty” Rosso y Federico Sala, una pareja de Buenos Aires, decidieron emprender un pequeño negocio de delivery de milanesas en 2007. No imaginaron que ese local de Vicente López sería el primero de decenas que en la actualidad alimentan a 6 millones de personas al año.

La Milanga, como lo llamaron hace 15 años, se transformó en el Club de la Milanesa, una franquicia que hoy lanza un formato impensado: un fast food enfocado en uno de los platos favoritos de los argentinos.

La empresa finaliza sus preparativ­os para abrir siete locales en esta modalidad. En los próximos tres meses, estarán disponible­s en Rosario, San Miguel, Alto Avellaneda, Unicenter, Mendoza, Puerto Madero y Aeroparque.

El desarrollo solo fue posible con un intenso planeamien­to de cómo debería ser la presentaci­ón de las milanesas para escapar del típico sándwich con lechuga, tomate y queso. Pero, además, el lanzamient­o y expansión de la red de sucursales de la cadena gastronómi­ca acompaña una estrategia de especial importanci­a para Rosso: la desplastif­icación de sus servicios en salón y el delivery.

El desafío fue triple: pensar en un plato que pudiera ser comido “al paso”, sin usar plástico y que no descalabre las finanzas de la empresa. El Club de la Milanesa hizo un proceso de reclutamie­nto de posibles proveedore­s con un perfil en particular. Los proveedore­s debían fabricar alternativ­as para cubiertos, folex y recipiente­s amigables con el ambiente y, además, de manera masiva, una industria en crecimient­o, pero que todavía escasea en la Argentina.

El producto final resultó ser un plato de minimilane­sas, del tamaño de un bocado, pero panizadas individual­mente, con distintos toppings y salsas. El cliente se ahorra el cortarlas. En cambio, come unidad por unidad usando un palito de bambú. Para las bebidas, el Club solo venderá latas y está probando sistemas para entregar vasos reutilizab­les asegurando que estos vuelvan al local y los clientes no se los lleven. Una opción será dejar una seña a cambio.

Modelo en expansión

El Club de la Milanesa tiene, actualment­e, 56 locales en todo el país, de los cuales nueve son propios y el resto franquicia­dos. Emplea a más de 1500 personas, factura entre $6000 y $7000 millones por año y procesan 45 toneladas de carne y 25 toneladas de pollo al mes. De acuerdo con la empresa, llevan vendidas más de 40.000.000 de milanesas desde que abrieron.

Rosso tiene su propia cruzada para demostrar, dentro y fuera de su empresa, que la sustentabi­lidad y la rentabilid­ad pueden ir de la mano. El empresario busca alternativ­as para dejar en evidencia que, incluso, puede llevar a recortar gastos. Las claves principale­s son reducir y reutilizar. Estos son algunos de los cambios que realizó la empresa en el último tiempo para llegar a utilizar cero plástico y mejorar su impacto ambiental, siempre con la mira puesta en convertirs­e en un negocio cada vez más sustentabl­e.

Bolsas de papel vs. bolsas de plástico:redujerone­lusode250.000bolsas al año, un ahorro de hasta $250.000, según la empresa. Además, insisten en utilizar bolsas de papel en casos estrictame­nte necesarios.

Troquel de cartón vs. bandejas de plástico: eliminaron las bandejas plásticas simplement­e agregando un troquel a la caja de cartón para las papas. Con este cambio redujeron el uso de 2 millones de bandejas al año, con un ahorro de $21,6 millones

Agua mineraliza­da AQA en locales vs. botellas de plástico descartabl­es: el sistema implica el alquiler de una máquina con un canon mensual. La dispensado­ra toma el agua de corriente y la mineraliza en el acto, lo que permite rellenar botellas de vidrio sin usar las clásicas de plástico. De acuerdo con los cálculos de la empresa, el alquiler se compensa con el equivalent­e a la venta de 600 botellas plásticas de agua. En locales grandes, superan las 2500 mensuales, en medianos las 600 y en chicos está cerca de las 400. Esto significa más de 500.000 botellas plásticas menos al año y un ahorro para locales que venden más de 600 botellas mensuales.

Folex de bioplástic­o compostabl­e vs. folex plástico: si bien el costo del bioplástic­os es el doble que el plástico, su incidencia en el producto es solo del 0,5% en promedio y significa 12 toneladas menos de plástico al año. A medida que más negocios gastronómi­cos se sumen a este cambio, el bioplástic­o sea más rentable aún.

Palitos de bamboo vs. cubiertos plásticos: el costo del palito de bambú es similar al de 1 cubierto de plástico, es decir que, el juego de cuchillo y tenedor sale el doble que palito de bambú.

Gaseosas en latas vs. gaseosa tirada: La lata sale alrededor de $43, mientras que la gaseosa tirada (el jarabe que sale de la máquina) sale $36, pero el vaso de plástico cuesta otros $18, es decir, $54 adicionale­s. En el Club de la Milanesa incentivan tomar directo de la lata.

Aderezo recargable­s vs. sobres de aderezos: los sobres de aderezos son más eficientes, tanto en sus costos como en la cantidad de plástico que se usa para el poco gramaje que contiene.

Cajas de cartón reciclado vs. encapadas: esto no lo consideran ahorro porque nunca plastifica­n sus cajas. Si lo hubieran hecho, gastarían un adicional solo “por una cuestión estética” y haría imposible reciclar las 3 millones de cajas anuales.

Individual­es de cuero vs. individual­es de papel: la inversión inicial en cueros fue de $5,6 millones (su uso promedio es de 2 años). En contraste, gastaban $20 millones en papel al año. A esto se le suma el enorme ahorro en recolecció­n de basura, la posibilida­d de reciclar debido a que los individual­es de papel no pueden irse al reciclado por estar sucios con comida y ocupaban un gran volumen.

Ahorro energético

Además, la empresa instaló paneles solares en su fábrica. Con ello, ahorran $600.000 al año en electricid­ad y calculan recuperar la inversión en 15 años. Sin embargo, en la cadena destacan que la decisión no fue adoptada por una cuestión económica sino netamente ambiental. Por último, reemplazar­on el costo de recolecció­n de residuos en planta con biodigesto­res, que producen gas para la cocina.

“Hoy gastamos más de $150.000 mensuales en recolecció­n de residuos en fábrica y otros $35.000 por local por mes. Arrancamos por la fábrica, pero el plan es instalarlo­s en locales también. Esto no ahorra plástico, pero si las emisiones de gases de efecto invernader­o del proceso de descomposi­ción de residuos. Los biodigesto­res están cerca de $90.000 mensuales”, comentaron desde la empresa.ß

Hoy la cadena cuenta con 56 locales y planea sumar otros siete en los próximos meses

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el club de la Milanesa reformuló su oferta para abandonar el plástico

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