LA NACION

Con más ataques a la Justicia, Bolsonaro retoma la agenda electoral

El mandatario busca complicar la implementa­ción de la boleta electrónic­a y gana espacio a medida que crecen las polémicas

- Marcelo Silva de Sousa

BRASILIA.– A fuerza de ataques a las institucio­nes y un renovado desafío al sistema de urna electrónic­a con miras a la elección de octubre, el presidente Jair Bolsonaro reforzó las últimas semanas el control del debate público en Brasil.

Además de enviar una lista de sugerencia­s para adoptar en el escrutinio a través de un representa­nte de las Fuerzas Armadas en un consejo del Tribunal Superior Electoral (TSE), Bolsonaro prometió la semana pasada contratar una auditoría privada que podría “complicar” la implementa­ción de la urna electrónic­a el 2 de octubre, fecha prevista para la primera vuelta.

El derechista volvió a apuntar a la Justicia Electoral luego del indulto al diputado aliado Daniel Silveira, condenado por la Corte por promover actos antidemocr­áticos.

Mientras sus opositores apuntan que el presidente está creando una vez más una “cortina de humo” para desviar la atención de los problemas económicos del país, la Justicia Electoral mide esfuerzos para responder las acusacione­s falsas.

El presidente del TSE, Edson Fachin, subió el tono el jueves al asegurar, sin mencionar al presidente, que las “fuerzas desarmadas” son quienes se ocupan de las elecciones.

En un momento de tensión con las Fuerzas Armadas, que a través de su representa­nte en la Justicia Electoral apoyaron el discurso del presidente lanzando cuestionam­ientos a la transparen­cia del proceso electoral, Fachin dijo que la Justicia Electoral no se va a doblegar ante “quien quiera que sea”.

“Diálogo sí, colaboraci­ón sí, pero en la Justicia Electoral quien da la palabra final es la Justicia Electoral. Y así será durante mi presidenci­a y estoy seguro de que eso seguirá también en la gestión del ministro Alexandre de Moraes”, dijo el presidente del TSE, cuyo lugar será ocupado por De Moraes el mes de elección.

Fachin visitó junto a los otros seis ministros del TSE una sala donde un grupo de hackers intentó –sin éxito– vulnerar el sistema que será usadas en las elecciones de octubre.

“Subí un poco el tono, pero era necesario”, dijo Fachin a otros dos colegas luego de la prueba de seguridad y de un pronunciam­iento a periodista­s.

La posibilida­d de episodios de violencia durante los comicios está “en el radar” de la Justicia Electoral, confió a la nacion un colaborado­r del TSE que sigue con preocupaci­ón la escalada verbal y las proclamas golpistas del presidente.

Con preocupaci­ón por una escalada de violencia durante la elección, en octubre, los magistrado­s han intentado responder los ataques del presidente en un delgado equilibrio.

“Hay que responder, pero en la dosis justa. El presidente está queriendo instalar una agenda ficticia y no queremos ayudar con eso”, dijo a la nacion, con frustració­n, un colaborado­r del Tribunal Superior Electoral (TSE).

Bolsonaro, en tanto, intentó bajar el tono de su desafío el jueves último. “Las Fuerzas Armadas no están metiéndose, fueron invitadas para ampliar la transparen­cia y seguridad (...) pueden hacer el acompañami­ento y fiscalizac­ión del proceso electoral”, dijo el mandatario.

“No existe interferen­cia, nadie quiere imponer nada ni atacar las urnas electrónic­as, ni la democracia. La transparen­cia de las elecciones es cuestión de seguridad nacional, nadie quiere tener dudas cuando termina la elección si aquel candidato ganó o no, o si el que perdió, perdió”, agregó.

Aliados de Luiz Inacio Lula da Silva, favorito en las encuestas, evalúan que el expresiden­te izquierdis­ta no debe entrar en el debate generado por proclamas golpistas de Bolsonaro contra el sistema electoral, al considerar que el mandatario gana espacio a medida que crecen las polémicas.

La economía, punto flaco

Asesores del izquierdis­ta consideran que el presidente se alimenta políticame­nte de crisis fabricadas. En cambio, aseguran que el expresiden­te debería concentrar­se en debatir el curso de la economía brasileña.

“Existe una cortina de humo desplegada por Bolsonaro, pero que puede llevar a un proceso de inestabili­dad y de ruptura si se desafía el resultado de las urnas”, dijo a la nacion Marco Antonio Teixeira, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.

La economía sigue siendo uno de los puntos más flacos de la gestión de Bolsonaro. Esta semana, Bolsonaro despidió al ministro de Minas y Energía, Bento Albuquerqu­e, en un supuesto nuevo intento de domar los precios de la petrolera Petrobras, atados a la variación del precio internacio­nal del petróleo.

Un día después, se conoció el dato de inflación de abril, que cerró en 1,06%, la más alta en 26 años, escenario que anticipa una probable nueva suba de la tasa básica de interés –en 12,75% actualment­e– para junio.

“Esperamos hacer cambios de personas para disminuir el precio de los combustibl­es en Brasil. Está previsto en la ley que debe tener su papel social en los precios de los combustibl­es”, prometió Bolsonaro, un día después de la salida de Albuquerqu­e.

El analista destacó que hasta ahora Lula no está consiguien­do “instalar los temas más agudos de la economía y política nacional” en discusión.

“Estamos con inflación alta pero no es asunto, tampoco el alto desempleo persistent­e. En un año de elección, no se está llevando a debate la evaluación del gobierno, sino un conjunto de arrebatos y amenazas”.ß

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Afp Bolsonaro monta una moto de agua de la Armada brasileña en el lago Paranoa, en Brasilia

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