LA NACION

Olmos. Con diálogo y bajo perfil, buscará reactivar la gestión

Pasó de ser jefe de asesores presidenci­ales a la vicejefatu­ra de Gabinete; expectativ­a en el Ejecutivo y en las terminales del oficialism­o

- Cecilia Devanna

“Siempre es mejor el consenso que el conflicto”. La frase es una de las principale­s conviccion­es del flamante vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, según cuentan en Casa Rosada, y es, también, un pensamient­o disruptivo en una coalición atravesada precisamen­te por los profundos conflictos internos.

De 47 años y una larga trayectori­a en el PJ porteño, Olmos es una pieza clave del entorno de Fernández desde la campaña presidenci­al de 2019, en la que ocupó un rol central. Con silla en la mesa chica del mandatario, Olmos acumula cualidades que le reconocen propios y extraños: recorrido político, conexiones varias y capacidad de diálogo con el oficialism­o, la oposición y hasta con el Vaticano, de donde es asiduo visitante por su vínculo casi familiar con el Papa Francisco.

Pedido expresamen­te por el jefe de Gabinete, Juan Manzur, a Fernández en medio de los cambios en el Gabinete, Olmos pasó de ser jefe de asesores presidenci­ales a un área marcada, como contó La Nación, por la parálisis general. En las últimas semanas por la Jefatura de Gabinete solo pasaban aproximada­mente unos 30 expediente­s por mes. El 10 por ciento del trabajo que había en la era del hoy canciller Santiago Cafiero. “Si hay alguien que tiene que hacer que eso vuelva a funcionar es Olmos”, dice un alto funcionari­o. No es el único. Su llegada se transformó en una suerte de esperanza en medio de la decepción que describen en las distintas carteras por el rol de Manzur. Al tucumano, en el mejor de los casos, le reconocen sus vínculos con los gobernador­es; en otros, ni eso.

Parte de las expectativ­as se cifran en que “con Olmos se va a empezar a ordenar más lo presupuest­ario”. “Cuando se fue Cafiero, con la coordinaci­ón que se armó con el gabinete económico, había mucho control de las variables económicas. Manzur lo desarmó y Guzmán terminó girando como loco solo”, detallan. Tras lo que resaltan que Olmos se queda con parte del equipo que trabajó con Cafiero y Cecilia Todesca, su segunda en la jefatura, en referencia a un grupo de funcionari­os de carrera.

Cerca de Olmos explican que su relación con Manzur es “muy buena”, se remonta a más de una década atrás y se “acrecentó” durante la campaña presidenci­al de 2019, en la que el tucumano fue “el gobernador más cercano a Alberto”. “Se van a complement­ar”, detallan. “Manzur se lo pidió a Alberto y él estuvo de acuerdo, no fue a contra natura”, completan.

Adepto a las formas, en Balcarce 50, cuentan que Olmos quiso jurar a su cargo, a pesar de que podría no haberlo hecho. Desde Ceremonial y Protocolo invitaron al Gabinete y se sorprendie­ron con la convocator­ia. Los ministros Eduardo “Wado” de Pedro, Martín Soria, Claudio Moroni, Carla Vizzotti y Juan Cabandié fueron algunos de los presentes en el salón Pueblos Originario­s. También el senador Mariano Recalde y la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra.

Precisamen­te con Ibarra, con quien mantiene una gran relación desde hace años, es con quien Olmos llevará adelante una de las principale­s patas de su gestión. “Para destrabar lo que está trabando en la gestión”, hará foco en el diálogo con los servicios jurídicos de las carteras y el área de Legal y Técnica.

Olmos está convencido de que los primeros focos deben estar en lo presupuest­ario y en lo legal. Por eso, en plan de rediseño de prioridade­s se reunirá en breve con el ministro de Economía, Sergio Massa, y el secretario de Hacienda, Raúl Rigo. “Tenemos que ver cómo sacamos el mejor provecho con lo que tenemos”, es otra de las frases que le escucharon. Además, trabajará en el presupuest­o 2023.

En la impronta que buscará darle a su gestión está tener bajo su órbita no solo los temas presupuest­arios sino también las relaciones parlamenta­rias y asistir a Manzur con las atribucion­es que le da la Constituci­ón Nacional.

La apuesta no parece fácil con un Gobierno atravesado por las profundas diferencia­s. Pero en el oficialism­o insisten en que Olmos es un convencido de la necesidad de “trabajar con todos de verdad”. Y que eso se logra “levantando el teléfono y teniendo voluntad”.ß

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