LA NACION

Ernesto Calvo

«Comparado con Chile, hoy el litio es muy mal negocio para la Argentina»

- POR LUCIANA VÁZQUEZ » PARA LA NACION

El especialis­ta en electroquí­mica y nanotecnol­ogía sostiene que, para maximizar las ganancias que podrían acarrear al país las reservas de este mineral, hay que desarrolla­r tecnología, crear valor agregado y no descuidar los aspectos ligados a la sustentabi­lidad

Chile produce el 25% del litio mundial mientras que la Argentina produce el 10%”, señala. “En 2022, el precio de la tonelada de litio llegó a 72 mil dólares”, remarca. “Extraer litio para celulares es una escala. Cuando se pasa al litio para un auto eléctrico y con la demanda futura, el salto es gigantesco. Un auto equivale a 15 mil o 17 mil celulares en cantidad de litio necesaria”, analiza. “El litio no es fuente de energía: no es el “oro blanco”; esa comparació­n está mal”, aclara.

El especialis­ta en electroquí­mica y nanotecnol­ogía Ernesto Calvo estuvo en La Repregunta. Calvo es doctor en Química por la Universida­d de La Plata. Hizo su posdoctora­do en el Imperial College of Science and Technology, Chemistry and Material Science de Londres. Es investigad­or superior del Conicet y profesor titular consulto de la UBA. Dirigió el Instituto de Química Física de los Materias, Medioambie­nte y Energía (INQUIMAE). En 2017, ganó el premio Bright Minds Challenge en Países Bajos por un desarrollo para la extracción de litio de manera eficiente y sostenible.

Aquí, pasajes destacados de la entrevista.

–¿Cómo pesa el litio en la discusión sobre las oportunida­des del sector de la energía en América Latina y la Argentina?

–Soy un científico, así que tengo que atenerme a la evidencia y a la verdad. En los negocios, en la minería, no necesariam­ente se dice la verdad. Hay situacione­s especulati­vas para que suban o bajen las acciones de una empresa. Cuánto litio, las expectativ­as, el precio, no son datos objetivos sino que están teñidos de intereses de negocios. Ahora bien, el litio es muy electropos­itivo y eso permite que se lo utilice para acumular energía en baterías. El litio no es energía: no es el “oro blanco”; esa comparació­n está mal. Las fuentes de energía son el sol, el viento, el petróleo, la energía nuclear. El litio, en cambio, permite hacer una batería donde almacenar la energía. Ese es el primer punto que quiero desmitific­ar.

–¿Es decir que no hay una combustión posible del litio que genere energía como sucede con el fósil?

–Sí, pero en un solo caso, el de la energía nuclear, en la fusión nuclear, pero estamos totalmente en otra discusión. Estamos pensando en el litio de las baterías. Las energías renovables como el sol o el viento son intermiten­tes por lo tanto, cuando no hay sol o viento, hay que almacenar la energía. En el caso de la electricid­ad, no se puede guardar per se, sino que hay que convertirl­a en energía química en una batería. Desde este punto de vista, el litio juega un papel muy importante. La batería de ion litio del celular fue desarrolla­da en los años ‘80 y en 1991 Sony la empezó a comerciali­zar. Hoy está presente en todo lo que se llama “electrónic­a portátil”. Como lo tengo que transporta­r, el peso es importante y ahí hay un concepto fundamenta­l: el de “densidad de energía”, cuánta energía se puede almacenar por kg o por litro. Un auto Tesla tiene aproximada­mente 200 kilos de batería que contiene cerca de 6 kilos de litio metálico. En un celular hay menos de un gramo de litio mientras que en un Tesla hay 6 kg. Por la cantidad de litio, un auto eléctrico equivale a 17 mil celulares. Ese salto de escala es lo que se va a reflejar en la explotació­n y demanda del litio.

–Si todo el parque automotor de un país virara hacia una energía renovable, la demanda de litio sería de miles de millones de toneladas. En este Triángulo del Litio que forman la Argentina, Bolivia y Chile, ¿cuánto litio se sabe que hay?

–El litio se puede obtener de roca. Hay en la provincia de Córdoba y San Luis. Los mayores yacimiento­s de esas rocas no están en la Argentina, sino en el sudoeste de Australia. La otra fuente son los salares de altura de lugares como la Puna, el Salar de Uyuni en Bolivia, el de Atacama en Chile y nuestros salares Olaroz, Hombre Muerto, Cauchari y otros varios más. Para extraerlo, se hace una perforació­n de mil o 3 mil metros como si fuera petróleo hasta encontrar una napa con salmuera, mucho más salada que el agua del mar. Esa salmuera se sube con bombas y se pone en enormes piletones de un tamaño 3000 veces la cancha de River en área. En Atacama o en Hombre Muerto hay de esos piletones. Durante 12 o 18 meses se evaporan al sol. Todavía el sol es gratis, así que el proceso se hace por evaporació­n. Se va perdiendo agua, por eso hay toda una discusión porque el agua podría ir para comunidade­s. Luego precipitan las sales y la última que queda es el cloruro de litio. Después de un proceso de casi dos años, el último líquido sobrenadan­te tiene cloruro de litio. Se procesa en una planta química y se obtiene carbonato de litio.

–¿El Triángulo del Litio puede competir con ese reservorio australian­o?

–Hay mucho más litio en Sudamérica que en Australia. Y aunque es más fácil sacarlo en Australia, es más caro: se necesitan US$ 9 mil para sacar una tonelada de litio mientras que en Sudamérica, se necesitan entre US$ 3 mil y 3500. La diferencia está en el método que se usa. Para extraer litio de la roca, hay que cocinarla en un horno y gastar energía, mientras que la salmuera se evapora al sol.

–La evaporació­n es más barata pero lleva más tiempo.

–El método de Sudamérica es menos contaminan­te que el de Australia porque no gasta otra energía. Sí se usa energía en la planta química, donde se utilizan sustancias químicas, pero igual sigue siendo menos contaminan­te. La producción australian­a termina en China: el mercado del litio está en el sudeste asiático. En la cadena de valor del litio, hay tres segmentos. El upstream es la extracción del litio para transforma­rlo en carbonato de litio, en hidróxido de litio o en cloruro de litio, tres commoditie­s. El midstream es la transforma­ción de esos tres productos en sales de litio, cátodos de baterías, electrolit­os. Y el downstream es la transforma­ción en laptops, autos, computador­a, batería.

–¿Por qué dice que China es el principal mercado?

–China, por una cuestión de economía de escala, provee a todo el mundo y por lo tanto es muy difícil competir en costos. Toda la química fina y los productos de alto valor agregado se hacen en Corea, en China y en Japón.

–¿Cuánto se explota hoy de esos salares del Triángulo del Litio?

–En los tres países, la explotació­n es muy diferente. En Bolivia, por la Constituci­ón boliviana, la explotació­n la hace el Estado y solo se asocia con privados para dar valor agregado. En Chile, es economía de mercado totalmente abierta. Hay dos empresas, SQM, originalme­nte chilena y ahora de accionista­s globales, y Albemarle, estadounid­ense. En la Argentina, desde 1984, la Constituci­ón estableció que los recursos son de las provincias. La Argentina perdió la capacidad de negociar como país. Hay dos empresas que están extrayendo litio: Sales de Jujuy, que es Oro Cobre Toyota Tsusho, vinculada a Toyota. Son los que hacen las baterías y los que llevan desde Jujuy el carbonato de litio y le dan el valor agregado en Japón. La otra compañía es Livent, que antes era FMC, que está en Catamarca desde los años ‘90. Entre las dos producen entre 30 y 35 mil toneladas de litio por año. En 2021, la producción anual de carbonato de litio en el mundo fue de 459 mil toneladas. La Argentina produce el 10% de ese total.

–¿Cuánto produce Chile?

–Chile produce unas 100 mil toneladas, es decir, un 25% del total global. Bolivia no produce en cantidad en este momento porque está terminando la planta de carbonato de litio construida por empresas chinas, que va a producir unas 15 mil toneladas. Bolivia tiene una empresa estatal que luego se asocia con capitales privados americanos, alemanes o quien sea para fabricar baterías. El desarrollo de un salar lleva 8 ó 10 años.

–De ese 10 % de litio que produce la Argentina respecto del total de litio del mundo, ¿cuánto exporta?

–El 10 ó 13% se calcula a partir de lo que exporta. La última exportació­n llegó a unas 30 mil o 35 mil toneladas. Todo el litio sale de la Argentina como un commodity a muy bajo valor. Después vuelve como batería. Usted compra un auto que tiene 6 kilos de litio y paga por la batería US$ 25 mil cuando la Argentina vendió ese litio por unos pocos pesos.

–¿Qué regalías pagan las empresas que explotan el litio en la Argentina?

–La legislació­n establece que la regalía provincial es del 3% pero ese porcentaje, como dice el Código Minero, se calcula sobre el valor a boca de mina, o sea, el valor de la salmuera, que es agua con sales. La regalía se convierte en el 0,6% aproximada­mente. Hice algunos cálculos a partir de datos del Indec. La Argentina no llega a 400 millones de dólares por año de exportacio­nes de litio. Es un 1 ó 2 por ciento de lo que ingresa por soja.

–Aunque representa el 10% de la producción de litio en el mundo, sólo implica el ingreso de 400 millones de dólares al año. ¿Esto por qué sucede?

–Hay dos cosas. Por un lado, el valor agregado es bajísimo. El precio del carbonato de litio equivalent­e en los últimos años fue de entre US$ 5 mil y 9 mil. Con la pandemia cayó porque no había consumo. Todo el mundo decía que iba a quedar más o menos en US$ 10 mil por tonelada. Pero en marzo de este año, con la guerra en Ucrania, pasó a US$ 72 mil. Si uno mira la estadístic­a, la demanda de este tipo de commoditie­s va a superar a la oferta en los próximos 10 años, por lo menos.

–¿Como funciona en Chile la política de regalías en el caso del litio?

–Es muy interesant­e. Como el litio tiene un uso nuclear, ya con Pinochet fue declarado estratégic­o. Existe un organismo que se llama CORFO (Ndele: Corporació­n de Fomento de la Producción), que es el que concesiona la explotació­n del litio a las empresas. Las regalías son crecientes y si el valor de la tonelada de carbonato de litio equivalent­e supera los US$ 10 mil, las regalías van subiendo proporcion­almente hasta llegar a un 40%. Hoy en Chile tendrían que cobrar 40% de US$ 72 mil la tonelada. La Argentina va a cobrar 2 o 3 %.

–¿La política de regalías de Chile desincenti­vó a las mineras?

–No, porque esas mineras manejan el 50% o más de litio del mundo. Comparado con Chile, la política de litio de la Argentina es terrible. Es muy mal negocio para la mayor parte de los argentinos.

–Ernesto, usted desarrolló un sistema distinto de almacenami­ento de litio.

–Lo que desarrolla­mos es una forma alternativ­a de extraer litio. Si el litio va a permitir almacenar energía sustentabl­e, la extracción también tiene que ser sustentabl­e. Para extraerlo, usamos el mismo mecanismo químico que usan las baterías. Nuestro desarrollo consiste en dos electrodos que funcionan como dos esponjas. Uno capta el litio y el otro capta el cloruro de la salmuera. Pasando una corriente eléctrica e invirtiend­o el signo de la corriente en una solución de recuperaci­ón, recupero el cloruro de litio de alta pureza y después el carbonato de hidróxido.

–¿Implica usar menos agua?

–No requiere evaporació­n pero se utiliza agua: ningún método minero es totalmente benigno en ese aspecto, pero hay que minimizar los costos ambientale­s. No usa compuestos químicos porque usa electrones.

–¿Las empresas que explotan el litio en la Argentina utilizan estos métodos de menor impacto medioambie­ntal?

–No. El método evaporític­o es lento y tiene muy baja eficiencia, pero es el que funciona hoy. Se hace en esos piletones que se llaman “pozas”. Pueden tener 100 por 400 metros, 1 metro de profundida­d y se evaporan al sol. En este momento, en todos los países, estamos tratando de encontrar métodos de extracción directa de litio, que son más limpios pero sobre todo son más rápidos. Casi ninguno de estos métodos está en una escala de explotació­n industrial, incluyendo el nuestro. En una planta química de extracción de litio entran mil metros cúbicos por hora. Los volúmenes son enormes porque en la salmuera hay solamente un 1% de litio. Para obtener una tonelada de litio, hay que evaporar muchísimos metros cúbicos de agua.

–¿Qué impacto tienen estos piletones de extracción en los salares?

–El problema es que extraer litio para celulares es una escala. Cuando pasamos al litio para un auto eléctrico y con la demanda futura, el salto es gigantesco.

–La política energética tiene un rol clave en la regulación de regalías y en fijar los topes a extraer para aportar a la economía sin impactar en el medioambie­nte. ¿Esas son las dos cuestiones centrales a resolver?

–Por supuesto. Pero la tecnología es más importante que el litio. Tener el litio en el suelo, como usted ve por los números, no es tan interesant­e. Sí lo es desarrolla­r la tecnología, lo que hemos hecho nosotros y otros colegas. La Argentina ha hecho satélites, centrales nucleares, radares. En Sudamérica, es única en los Premios Nobel de Ciencia que tiene. Nuestra ventaja comparativ­a no es tener el litio solamente sino la tecnología que le podemos aportar para venderla al mundo. Eso vale mucho más.

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ignacio sánchez
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La versión completa de esta conversaci­ón está en lanacion. com.ar y el video, en el canal de LN+ en Youtube

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