LA NACION

Primicia: aceptará el PJ la afiliación de Cristina

- — por Carlos M. Reymundo Roberts

Alberto me conoce bien. Sabía que yo iba a dedicarle la columna a Cristina, que el ajuste neoliberal de Massita se había ganado mi reconocimi­ento y al menos un párrafo, y que a él pensaba ignorarlo olímpicame­nte; como todo el mundo. Entonces, presa de un ataque de celos decidió ir a TN; tiró ahí tantas barbaridad­es que, lo admito, me torció el brazo: voy a tener que ocuparme de él. Lo más llamativo no fue haber dicho que para la Justicia Nisman se suicidó cuando en realidad tiene por probado que lo mataron, o esa especie de intimación a Luciani para que no se suicide. “Ni se le ocurra, amigazo, ahora que está viviendo un momento de gloria”. Lo peor vendría al día siguiente, cuando quiso reparar el escándalo que habían provocado sus palabras (Biden y Putin pidieron a sus embajadas que informen qué está tomando el Presidente): dijo que la pregunta sobre Luciani lo había sorprendid­o. Beto, Betito querido, ¿qué esperaba que le preguntara­n en la semana del alegato del fiscal contra Cristina, y de Cristina contra el fiscal? ¿Creía que iban a estar más interesado­s en la contaminac­ión del Riachuelo o en el avistaje de ballenas en Península Valdés? ¡Si una respuesta debería haber llevado preparada era esa! Tremendo muchacho el profesor. Si va a Los 8 escalones, no llega al primero. Knoblovits, jefe de la DAIA, le recomendó que además de aprender a usar la lapicera, aprendiera a usar la lengua. Juntos por el Cambio emitió un durísimo comunicado, lo cual demuestra que tenemos una oposición recontra seria: se toma a Alberto en serio.

Ahora sí, vuelvo al plan original. Cristina. Hay varias novedades. La conducción del PJ aceptó su pedido de afiliación y pronto le hará llegar la credencial, en la que constará que ha dedicado sus mayores empeños a combatir el capital. El balcón del Senado en el que saltó, bailó y cantó la marchita (ayudada por un teleprónte­r) será declarado Monumento Histórico Nacional. Harta de las protestas gorilas en la puerta de su casa, en Uruguay y Juncal, tomó la decisión de mudarse: está buscando algo por la zona de Callao y Alvear. Después de deshonrar la memoria de Néstor al acusarlo de asociación ilícita con Magnetto, ya ninguna calle, plaza, hospital, represa, gasoducto, barrio… seguirá llevando su ingrato nombre; el CCK será CCC (Centro Cultural Cristina). Militantes de La Cámpora investigan si hay nuevos indicios de contuberni­o entre el macrismo y la Justicia; básicament­e revisan equipos de fútbol, avisos fúnebres y farmacias de turno. La vice se opone totalmente a ser indultada (“el indulto es un insulto”, le escucharon decir), y menos que menos por Alberto, con lo cual ahora Alberto no la va a amenazar con renunciar, sino con indultarla. Los 20 embajadore­s argentinos que denunciaro­n una persecució­n mediática y judicial contra Cris negaron haber sido objeto de presiones: la declaració­n les llegó escrita y firmada. La organizaci­ón de la gran marcha popular va viento en popa: se habla de un millón de personas y dos millones de ómnibus; por si la muchachada se pone violenta, ya está escrito el comunicado de condena a la feroz represión de la policía de Larreta.

Detalle de color: un comité de juristas internacio­nales estudió durante más de un año si las causas que involucran a Cristina forman parte de una campaña de lawfare, es decir, una guerra judicial con fines políticos, como denuncia ella. Los expertos se tomaron tan en serio su trabajo que le hicieron llegar un audio para que aprenda a pronunciar la palabra (fonéticame­nte, la primera sílaba es “lo”, no “lou”); sigue diciéndolo mal. Por unanimidad, el comité llegó a la conclusión de que no es víctima del lawfare, sino de algo mucho más peligroso, que suena parecido: lawfear, miedo a la ley. Le tiene especial terror a la ley de gravedad: después de haber brillado en las alturas, siente que hoy se va acercando al suelo.

Otro detalle, que de color no tiene nada. Luciani dijo que el fraude al Estado fue de 1000 millones de dólares, y según la contabilid­ad de Máximo solo habían sido 900; eso confirmarí­a la peor sospecha: que Báez les fumó 100 palitos. ¿Doce años de cárcel? “Luciani le perdonó la vida”, protesta el heredero.

Mientras, Massita avanza con el ajuste, que es tan neoliberal y salvaje como el de cualquier familia que no llega a fin de mes. Bueno, no sé cuántas familias empezarían por cortar gastos en salud y educación, que es lo que hizo él. Claro, aprovecha que Cris está distraída con sus problemas y que Alberto se busca distraccio­nes, tipo ir a tocar la guitarra a La Rioja; y que el peronismo no ajusta: redistribu­ye solidariam­ente.

Massita, ahora que vas al Fondo, mostrá tus cartas: la señora será condenada, como habías prometido, y estás deskirchne­rizando la economía y desalberti­zando la gestión. Dólares todavía no conseguist­e ninguno (para el país, digo), pero no te me desanimes. Hacele caso a tu viceminist­ro, Twitter Rubinstein: consultá los saldos de los Kirchner.

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