LA NACION

EL 9 ARGENTINO QUE COMPITE PALMO A PALMO CON MBAPPÉ Y BENZEMA

Casi no jugó en la Argentina, pero el delantero surgido en Lanús armó una carrera de novela y hoy no para de romper redes en Fluminense

- Texto Federico Cornali / PARA LA NACION

SAN PABLO.– Cada vez que Germán Cano hace un gol, lo que sucede muy a menudo, estira su brazo derecho y simboliza una letra “L” con los dedos, utilizando para ello el índice y el pulgar. el nacido en el hospital Luisa Gandulfo, de Lomas de Zamora, lo hace como una dedicatori­a para su hijo Lorenzo, que nació un 13 de julio de 2018 en Medellín, Colombia, cuando el padre jugaba para Deportivo Independie­nte, de la capital antioqueña. “Siempre que hago un gol se lo dedico a mi hijo. Él es mi felicidad, el que llena mi corazón y mi alma”, explicó Cano.

Para el delantero de 34 años que debutó en Lanús, en 2008, esa condición, la de estar lejos de su país, parece haberse convertido en el hábitat adecuado para volverse letal. Tras haber marcado apenas tres goles en el fútbol argentino y debido a la falta de continuida­d, decidió hacer las valijas en 2011 y nunca más regresó. Tampoco piensa hacerlo.

Antes de su exitosísim­a carrera en el exterior, no obstante, Cano batalló mucho. La infancia de la familia Cano Recalde (apellido materno) tuvo como pilares la pelota y varias mudanzas. De Lomas a ezeiza, de ezeiza a Lanús, y de Lanús nuevamente a Lomas. Tal vez surgió allí el espíritu nómade que marcó la vida adulta de “La Máquina de Gol”, como lo rebautizó la propia FIFA.

Cuando tenía apenas ocho años y mientras vestía los colores del club Barrio del Plata, de ezeiza, le anotó cuatro goles a Lanús en baby fútbol. Tras esa actuación descollant­e, los dirigentes del Granate lo invitaron a una prueba en el club del Sur del Gran Buenos Aires, donde fue fichado junto a su hermano, Julián. La que también se sumó a Lanús fue la mamá, Marina Recalde, pero para colaborar en las tareas de limpieza y servirles el café con leche a sus hijos y centenas de chicos de las inferiores, entre los que estaban Lautaro Acosta, Agustín Marchesín, Carlos Izquierdoz, Pulpo González y Sebastián Blanco, todos pertenecie­ntes a la fructífera categoría 1988, la de Germán.

A pesar de que integró algunas veces el banco de suplentes en el equipo campeón del Apertura 2007, bajo las órdenes de Ramón Cabrero, su debut se dio recién en 2008, ante Danubio y por Copa Libertador­es.

Más allá de lo mucho que prometía por ser un 9 de raza, en el Granate jugó menos de 30 minutos en 24 partidos, con dos goles convertido­s y a la sombra de dos emblemas como José Sand y Acosta.

Con poquísimo rodaje en las aventuras de Chacarita y Colón, las opciones del delantero eran tres. La primera era jugar en el ascenso argentino; la segunda, probar suerte en el exterior. Y la tercera era dejar el fútbol y ayudar a su padre, Ramón, que trabajaba como zapatero. Se fue libre y con un contrato de poquísimo dinero a Deportivo Pereira, de Colombia, que estaba prácticame­nte descendido a segunda. Su primera decisión lejos de casa fue la de usar en su camiseta el número 14, que identifica­ba a la hinchada de Lanús, dorsal que mantiene hasta hoy. “Siempre le estaré agradecido a Lanús, es como mi casa. Con Nicolás Russo (presidente) seguimos en contacto, nos quedó una linda amistad. Soy hincha del club, es un amor que tuve desde chiquito”, contó Cano.

A pesar de que, como estaba previsto, Pereira descendió, Cano terminó como goleador del campeonato colombiano, con 9 goles, y fue elegido “refuerzo del año”. esa destacada actuación le valió un pase a Nacional, de Paraguay, equipo dirigido por el argentino Javier Torrente. Pero, otra vez, como ya le había pasado con Gamboa en Colón, Torrente fue despedido y Cano estuvo relegado, sin jugar durante casi seis meses.

en Colombia, sin embargo, guardaban una excelente imagen de su paso por Pereira y así fue que, en junio de 2012, el delantero llegó a Independie­nte de Medellín, uno de los equipos más tradiciona­les, donde sería dirigido por Hernán Bolillo Gómez. Tras una excelente pretempora­da, se ganó la titularida­d y terminó otra vez como goleador del torneo colombiano. en las dos temporadas siguientes, volvió a destacar a fuerza de tantos, lo que hizo que Pachuca, de México, le ofreciera un jugoso contrato.

Poco tiempo después de su llegada a los Tuzos, Cano sufrió un duro revés. La rotura de los ligamentos cruzados significó una inactivida­d de seis meses. Después, fue prestado a León, también de México, donde marcó un doblete en su debut. Sin embargo, en 2018, decidió retornar a Deportivo Independie­nte de Medellín, que a esa altura se había convertido en su casa.

Su regreso fue mejor de lo que inclusive el propio Cano esperaba. Fue goleador del Apertura y del Finalizaci­ón 2018, aunque el título seguía postergánd­ose. ese mismo año, Cano se convirtió en el máximo artillero en torneos cortos de Colombia y quedó como quinto goleador de la temporada en el mundo, con 34 gritos, solo por detrás de Lionel Messi (47 tantos), Cristiano Ronaldo (40), Robert Lewandowsk­i (38) y Mohamed Salah (36).

en 2019, por fin, llegó el título con el Poderoso de la Montaña. Los antioqueño­s ganaron la Copa Colombia, ante Deportivo Cali, y Cano se convirtió en el máximo goleador histórico del club, con 133 anotacione­s (superó a otro argentino, José Vicente Grecco, con 92). en Medellín parecía tenerlo todo.

A pesar de su cómodo presente, decidió dar un paso más que arriesgado en 2020, al mudarse a Brasil, para jugar en Vasco da Gama. en un puñado de partidos, otra vez a fuerza de goles, Cano se convirtió en un estandarte y el equipo realizó una campaña épica en medio de una calamidad dirigencia­l. Aún así, a Vasco no le alcanzó para evitar el descenso a la Serie B.

Más allá de las ofertas que llegaron desde clubes de la Serie A de Brasil y desde el exterior, Cano decidió quedarse a disputar el campeonato de segunda con Vasco da Gama, lo que afianzó aún más su romance con los vascaínos, que lo idolatran hasta hoy. entre 2020 y 2021, anotó 43 goles en 101 partidos, consolidán­dose como el segundo máximo goleador extranjero en la historia del equipo carioca, detrás del uruguayo Segundo Villadónic­a, que hizo 83 (entre 1938 y 1942).

Tras finalizar su vínculo con Vasco da Gama, Cano decidió tomarse unas vacaciones junto a su familia para descansar de cara a la temporada 2022. Su representa­nte, sin embargo, no tuvo pausa y debió atender llamados de casi todos los poderosos de Brasil. Su destino estaba apenas a unos barrios de distancia, allí Río de Janeiro. en Fluminense debió abrirse espacio como mejor sabe, a puro gol. Y eso que en su posición estaba el histórico Fred, que meses atrás se retiró del fútbol, no sin antes entablar una excelente relación con el argentino.

Poco demoró Cano en ganarse el corazón del Tricolor de Río. Apenas llegó le anotó un gol a Flamengo en la final del Campeonato Carioca que valió un título. Aunque es poco conocido en la Argentina, el surgido en Lanús es el goleador del competitiv­o Campeonato Brasileño con 13 goles en 23 partidos. el exboca, Jonathan Calleri, lo sigue de cerca con 11 tantos.

Lo de Cano en Brasil ya es una fiebre. “Faz o L” (hacé la L) se transformó en todo un ritual de la torcida de Fluminense y también en muletilla para algunos relatores cada vez que el argentino de 34 años infla las redes. Inclusive, sus actuales compañeros, como el veterano Felipe Melo, piden que sea convocado al selecciona­do argentino. “es el mejor 9 que hay. ¿Qué espera Scaloni para llamar a Germán Cano a la Selección?”, escribió en uno de sus perfiles el exvolante de Inter y el selecciona­do brasileño. “Scaloni, Cano tiene que ir a Qatar”, exclamó el colombiano Jhon Arias interrumpi­endo una entrevista que le estaban haciendo al argentino en la cancha tras el empate ante Fortaleza que clasificó al Flu a las semifinale­s de la Copa de Brasil.

Los hinchas del Tricolor, por su parte, pusieron de moda una camiseta albicelest­e con el número 10 y el nombre de Messi tachado. Debajo, claro, el apellido de su nuevo ídolo, “Cano”. “Quiero esa camiseta para mí, que alguien me la mande. Por ahora no la vi, solo en las redes sociales”, dijo Germán sobre la improvisad­a indumentar­ia que usan varios hinchas de Fluminense.

Cano lleva 31 goles en lo que va la temporada, lo que le valió el título de “Goleador Mundial”, compite palmo a palmo con estrellas como Kylian Mbappé, de PSG (igualó sus 31 festejos con los tres tantos a Lille), y Karim Benzema, de Real Madrid (26). “Siempre está el deseo de ser llamado a la selección. es difícil, pero no imposible. Me preparé mucho para este momento y si me llaman, daré el 100%”, le dijo Cano a Milenium Sport. “Como sea, desde afuera o desde adentro, estaré apoyando a la selección”, agregó.

Los goles siempre obsesionar­on a Cano. “Cuando no anoto me voy a casa con bronca. Me pasa desde chiquito”, dice. Sin embargo, el de Lomas de Zamora es un hombre de múltiples pasiones. empezando por el golf, que empezó a practicar en Medellín y continúa jugando hasta hoy. “Me da la paciencia y esa precisión para definir dentro del área”, le dijo a UOL esporte. Según Leandro Apolinario, vicepresid­ente de la Federación de Golf de Río de Janeiro, “Cano es un muy buen jugador, e inclusive ya logró un hoyo en uno, algo muy difícil”.

en México, por su parte, desarrolló una gran pasión por los vinos. “en León estaban Guille Burdisso, Diego Novaretti, Mauro Boselli y Maxi Moralez. Nos juntábamos a cenar y probábamos tres o cuatro vinos. Yo ya venía con ese interés, me gustaba leer y estudiar sobre lo que había detrás del mundo del vino. Contratamo­s una sommelier para hacer un par de cursos. Pienso en hacer algo con eso cuando me retire”, avisó el delantero.

Mientras Lolo, su hijo, se convirtió en una de las atraccione­s principale­s en el Centro Carlos Castilho, donde se entrena Fluminense, Germán Cano disfruta de uno de los mejores momentos de su carrera y, a pesar de tener 34 años, no piensa en el final. “Mi ejemplo es Pepe Sand, quiero llegar a los 40 en alto nivel, como él”, dijo sobre su excompañer­o y sus ambiciones de carrera. Pero tiene en claro que su última temporada será lejos de su país de origen .“No tengo intencione­sdevolver al fútbol argentino, no tengo una espina ni nada. Me siento muy cómodo en Brasil, al igual que en Colombia, donde vivo más tranquilo. Tampoco me veo como técnico, pero tal vez sí como director deportivo o algo así”, contó.

De Lomas a ezeiza, de Lanús a San martín, de santa fea colombia y de allí a Brasil, tierra de magistrale­s delanteros. Siempre itinerante. La historia de Germán Cano es la de quien jamás llegó a ser profeta en su tierra porque, a su vez, descubrió a la fuerza que sabe ser “torazo en rodeo ajeno”. Lo aman en Medellín, lo veneran en Río de Janeiro, apenas si lo están descubrien­do en su país. el goleador del mundo sueña con la selección de Scaloni, aunque no pretende volver al país que añora a lo lejos, casi en silencio, mientras se prepara para, una vez más, estirar el brazo y hacer la “L”, la de Lolo, la marca registrada del gol en 2022.

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Cano y una pirueta con la camiseta de Fluminense, donde se destaca a fuerza de goles

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