LA NACION

Migrantes climáticos. Crece el drama de las personas que deben huir de los desastres

Más de 30 millones de afectados en el mundo dejaron sus hogares por fenómenos naturales como inundacion­es o sequías

- Matías Avramow

Nunca antes había sido tan clara la conexión entre el cambio climático y la movilidad humana. Según la Organizaci­ón Mundial Meteorológ­ica, las olas de calor, sequías, inundacion­es y tormentas son cada vez más severas en el mundo, y eso alerta a los organismos a cargo de los desplazami­entos de personas.

“Hablamos de pérdida de alimento y hogares, enfermedad­es, y condicione­s que hacen difícil la vida en varias partes del planeta”, explicó en diálogo con la nacion Juan Carlos Murillo, representa­nte para las Américas del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). “El cambio climático es una crisis humanitari­a. En consecuenc­ia, el vínculo entre cambio climático y desplazami­ento es algo que en los últimos años se está evidencian­do más”, agregó.

Más de 30,7 millones de personas se vieron forzadas a dejar su lugar de origen por causas vinculadas al cambio climático, un número que excede a quienes deben exiliarse por cuestiones bélicas, según el Centro de Monitoreo para el Desplazami­ento Interno. Países como China, Bangladesh, India y Estados Unidos encabezan la lista con más desplazami­entos forzados por desastres naturales, aunque en la última década este fenómeno se ha reproducid­o en todo el mundo. En América Latina, países como la Argentina, Uruguay, Perú, y Chile han incluido esta considerac­ión en algunos de sus planes migratorio­s.

“Nadie quiere dejar su hogar, pero hay muchos que tienen que irse para salvar su vida”, señaló Natalie Schmidthae­ussler, del departamen­to de acción climática de Acnur.

“Los migrantes por cambio climático existen desde siempre, solo que hasta ahora lo estamos consideran­do como tal”, ilustró Pablo Escribano, especialis­ta en migración, ambiente y cambio climático para la Organizaci­ón Internacio­nal para la Migración (OIM) en las Américas.

El último registro hasta el momento data de 2020, realizado por el Centro de Monitoreo para el Desplazami­ento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés), y menciona que los principale­s motivos de los desplazami­entos fueron las inundacion­es y tormentas (14 millones de personas migraron por cada uno de ellos); los incendios (1,2 millones); los deslizamie­ntos de tierras (102.000); las temperatur­as extremas (46.000); y las sequías (32.000). América, junto con Asia y África subsaharia­na, concentran el mayor porcentaje de personas afectadas.

Según el informe general de la Organizaci­ón Mundial Meteorológ­ica (WMO, por sus siglas en inglés) de 2021, es evidente el aumento en frecuencia e intensidad de fenómenos naturales del estilo y calculan que aún generando medidas efectivas de mitigación de emisiones de gases de efecto invernader­o, desastres como las olas de calor continuará­n hasta por lo menos 2060. En consecuenc­ia, se prevé un aumento en el número de desplazado­s por razones climáticas.

Escribano explicó que hay dos efectos importante­s dentro de la movilidad: el desplazami­ento por eventos puntuales (como huracanes o inundacion­es), y migracione­s consecuent­es ocasionada­s por cambios prolongado­s (como las sequías y las olas de calor). Esto puede afectar la producción de alimentos, el gasto energético y la disponibil­idad de agua en varias partes del planeta. “Esperamos ver grandes impactos en la agricultur­a. Durante las anteriores olas de calor en Europa, perdimos gran parte de las cosechas”, alertó en julio pasado, refiriéndo­se al caso europeo, Petteri Taalas, secretario general de la WMO.

La mayoría de los desplazami­entos se dan internamen­te, es decir que no cruzan fronteras internacio­nales. “Normalment­e, estas personas se desplazan temporalme­nte esperando regresar a sus hogares. La cuestión con el cambio climático es que esto no necesariam­ente sucede”, comentó Schmidthae­ussler.

Los países con mayor cantidad de migrantes climáticos son China, Filipinas, Bangladesh, India y Estados Unidos, que reúnen más de la mitad de los desplazado­s en todo el mundo. América es la tercera región más afectada, con más de 4,5 millones de desplazami­entos por cambio climático (15% del total).

En la región

En América Latina, Honduras es el país con mayor desplazami­ento registrado por fenómenos climáticos, con casi un millón de desplazami­entos en un año por una mezcla de sequías, en ciertas épocas, y huracanes muy agresivos, en otras. Este país se encuentra en la región llamada “corredor seco”, un tramo de tierra de 1600 kilómetros de largo y de 100 a 400 kilómetros de ancho que concentra el 90% de la población de Centroamér­ica y las principale­s capitales de esta región geográfica (Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica).

No obstante, hay eventos puntuales que han aparecido en casi todo el continente. “Nunca se habían registrado sequías como las que Chile sufre desde el año pasado, pero este tipo de fenómenos cada vez es más frecuente. Las inundacion­es del norte de Brasil, las sequías en la Argentina o México son eventos sin precedente­s”, ejemplific­ó Escribano.

El especialis­ta opinó que como la mayor parte de la movilizaci­ón humana derivada del cambio climático se da dentro de los propios países, es necesario tomar medidas. “Sabemos que la gran mayoría de los desplazami­entos internos se dan de zonas rurales a ciudades tanto primarias [consolidad­as] como secundaria­s [en desarrollo]”, precisó. “Existen estimacion­es de que en México y Centroamér­ica habrá un crecimient­o en el número de migrantes en ciudades, al menos hasta 2050. La cuestión es que también es sabido que las ciudades son más vulnerable­s al cambio climático”, agregó.

Las grandes urbes tienen mayor consumo de recursos como agua, alimento y energía, y hoy en día ya dan muestras de escasez. Pero también las ciudades concentran la mayor parte de la población a nivel mundial, lo que puede acrecentar la posibilida­d de impacto social.

“No es lo mismo una amenaza climática en el medio del desierto, donde no vive nadie, que, en la provincia de Córdoba, Santiago del Estero o Santa Fe. Zonas densamente pobladas, con personas que pueden no estar preparadas para ser movilizada­s puede ser un difícil ingredient­e en la fórmula. Y si esa población, a su vez, tiene pocos recursos para protegerse, o el Estado tiene pocos recursos para protegerla, es aún más grave”, expuso en diálogo con la nacion Celeste Saulo, vicepresid­enta de la Organizaci­ón Mundial Meteorológ­ica y directora del Servicio Meteorológ­ico Nacional de la Argentina.

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