“Buscan exterminar al peronismo”, denunció Cristina tras la violencia
La vicepresidenta habló anoche tras una jornada cargada de tensión; dijo que en Recoleta soporta “agresiones y amenazas de muerte”; y finalmente mandó a “descansar” a los militantes
Tras una jornada cargada de tensión, que la mantuvo encerrada en su departamento de Recoleta, Cristina Kirchner salió anoche a hablarle a la militancia que, horas antes, se había enfrentado con la policía de la ciudad de Buenos Aires. “Es increíble el grado de cinismo y perversión de no hacerse cargo de lo que quieren, que es exterminar al peronismo”, enfatizó la vicepresidenta desde un escenario improvisado sobre la calle Juncal.
Allí, mientras los militantes entonaron diversos cánticos, entre ellos “Cristina presidenta”, la jefa política del kirchnerismo arremetió contra quienes “lo han intentado todo, las peores violencias, la desaparición de miles y miles de compatriotas”, para sacar de la vida política argentina al peronismo.
En ese contexto, la titular del Senado agregó: “Dejen de competir entre sí para ver quién odia más y quién le pega más a los peronistas, para ver quién es más duro, quién castiga más las movilizaciones populares”.
“Ha habido demasiada sangre en la Argentina como para que sigan amenazando con tiros, balas, gas pimienta, a quienes piensan diferente”, abundó la vicepresidenta, antes de pedirle a los manifestantes que se fueran a “descansar un poco”.
La vicepresidenta salió a la calle a hablar tras una reunión de orden político que tuvo lugar en el ministerio de Seguridad, donde funcionarios nacionales y porteños llegaron a un principio de acuerdo para garantizar una “convivencia” entre las fuerzas de seguridad de la Ciudad y los manifestantes que en la última semana acudieron a respaldar a Cristina.
“No es cierto que estaban todo el día. Venían a la mañana, antes de que me fuera al Senado, y luego a la tardecita, cuando regresaba”, buscó justificar Cristina, totalmente vestida de blanco, desde el escenario que montaron integrantes de La Cámpora, la organización que lidera Máximo Kirchner que, anoche, no perdió la oportunidad para transmitir el mensaje de la vicepresidenta por las redes sociales.
Como en los viejos tiempos de los patios militantes en la Casa Rosada, en la esquina de Juncal y Uruguay se escucharon cánticos repetidos, como “acá tenés los pibes para la liberación” y “patria sí, colonia no”.
Cristina se dirigió a los militantes del sorpresivo peronismo de Recoleta: “Yo les quería agradecer el amor, la solidaridad y la lealtad a todos ustedes; a esta altura de mi vida, no hay nada más importante que eso”, dijo con voz entrecortada, casi como una huella de un día tenso y cargado de nervios.
Contra Larreta
La vicepresidenta no mencionó al alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta, pero en su discurso nocturno quedó en claro que lo hacía responsable por lo sucedido en inmediaciones de su departamento. “Desde el martes, cuando el partido judicial pidió 12 años de condena de cada año de los mejores doce años, desde ese día, se produjeron a lo largo y ancho del país manifestaciones espontáneas de compatriotas”, arrancó la compañera de fórmula del presidente Alberto Fernández, para quien no tuvo una sola mención.
Luego hizo un racconto de lo que le tocó vivir en Recoleta una vez que dejó la Casa Rosada en 2015. “Este lugar estaba rodeado de simpatizantes del nuevo gobierno, del macrismo, que insultaban y agredían. Esta esquina y en particular quien habla, ha sufrido el constante hostigamiento de gente que viene a amenazarme de muerte”, denunció la vicepresidenta.
Y enseguida postuló su condición de ciudadana que “paga sus impuestos”. Entonces alzó su mano derecha y señaló hacia los departamentos vecinos: “Al igual que todos los que están acá”, sostuvo.
Cristina Kirchner rechazó además que se trate de “violentos” a los militantes kirchneristas, como afirmaron dirigentes de Juntos por el Cambio, la principal coalición opositora, que salieron a respaldar a Larreta y al gobierno porteño en medio de la tensión que provocaron los incidentes en Recoleta.
“Y después dicen que los violentos somos nosotros”, se quejó la vicepresidenta, mientras los militantes coreaban -paradójicamente- la inquietante frase “si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”.
La vicepresidenta pareció arremeter, de esa manera, contra un sector del electorado porteño, mayoritario en los últimos años, que es abiertamente refractario al kirchnerismo. “Los hemos visto colgar bolsas mortuorias en las rejas de la Casa de Gobierno, pero los violentos somos nosotros”, repitió la titular del Senado en tono de reproche.
Y ahí empalmó con la idea que viene remarcando desde que el fiscal Diego Luciani le pidió una condena a 12 años de prisión en el juicio de la causa Vialidad: que, en rigor, no se la está juzgando a ella ni a funcionarios acusados de corrupción en manejo de millonarios fondos para la obra pública, sino que se busca “exterminar al peronismo”.
Para el final de su discurso, más corto que en otras oportunidades, Cristina dejó el pedido para que los militantes se fueran a “descansar” y les confesó: “Me siento un poco la madre de todos ustedes”.ß