Sin policías, la militancia controló la calle en Recoleta
Los simpatizantes kirchneristas volvieron a concentrarse frente al domicilio de Cristina y decidieron cuándo abrir o cerrar el tránsito
A las 17.25, después de una jornada en la que el tránsito fluyó casi con normalidad por Juncal y Uruguay, los militantes que organizaban la manifestación en apoyo de la vicepresidenta Cristina Kirchner dieron la orden de cortar el tránsito. Fue en paralelo a la llegada de una columna del Ateneo Néstor Kirchner de Ituzaingó, que ingresó con un estandarte y bombas de humo por la esquina de Juncal y Paraná.
El control de la calle a cargo de la militancia kirchnerista volvió a quedar claro a las 19.39, cuando ordenaron a la muchedumbre que armaran un cordón humano –con sus brazos entrelazados– y despejaran nuevamente el tránsito para recibir a la caravana de autos y motos de gran cilindrada que traía de regreso a Cristina Kirchner, quien al mediodía había abandonado Recoleta para visitar a su hija, Florencia. En cuestión de minutos, luego de un breve intercambio con quienes pugnaban por una selfie, la vicepresidenta ingresó a su edificio.
El domingo de respaldo kirchnerista a la vicepresidenta distó mucho de la jornada de incidentes del sábado. Sin operativo policial ni vallados, el tránsito se mantuvo abierto o cerrado cuando así lo decidieron los militantes encargados de ordenar a la muchedumbre. El kirchnerismo quedó a cargo de la zona y la dominó hasta que Cristina volvió a su domicilio, ya en plena oscuridad. Para el vecindario, fue una jornada más de complicaciones, como expresaron algunos comerciantes y encargados de edificios que accedieron a dialogar con la nacion.
En las inmediaciones del departamento de la vicepresidenta quedaban ayer algunas huellas de los incidentes del sábado, como los vidrios rotos del acceso a un edificio casi en la esquina de Paraná y Juncal. A metros de esa puerta, anteayer se había colocado un vallado y se apostaron efectivos policiales. La puerta tenía dos grandes agujeros provocados por piedrazos, según afirmó el encargado del edificio. En el transcurso de la tarde se improvisó una solución temporal, con dos cartones pegados con cinta adhesiva.
Por Juncal y Uruguay no se desplegó ningún operativo policial. Solo se vieron agentes de tránsito, que tenían asumido que las calles se cortarían cuando los manifestantes lo decidieran. Una vez que los militantes decidieron bloquear la circulación en la esquina del departamento de Cristina Kirchner, los agentes de tránsito procedieron a cortar el tránsito en las intersecciones vecinas, como Juncal y Guido o Montevideo y Uruguay.
“¡Ahora sí!”, fue el grito con el que un militante vestido íntegramente de negro ordenó cortar la calle, mientras llegaba la columna del Ateneo Néstor Kirchner de Ituzaingó. El mismo militante, durante las horas previas, pedía: “Subamos a la vereda, por favor”. Algunos de los automovilistas que pasaban mientras el tránsito fluía, durante la tarde, saludaban con bocinazos.
En el transcurso de la jornada fueron apareciendo entre la muchedumbre vendedores de gaseosas y de sándwiches. También de gorros que rezaban “CFK 2023”. En una de las esquinas, se ubicó un titiritero que obtuvo buenas propinas dándole vida a un muñeco que simulaba tocar el piano al ritmo de la marcha peronista.
Para vecinos y comerciantes, el apoyo militante a Cristina continúa generando perjuicios, según pudo averiguar la nacion en el lugar. Los pocos comercios abiertos (bares y casas de venta de comidas) sintieron el impacto en forma negativa. Algunos debieron cerrar ayer de apuro, ante los incidentes. Otros señalaron que las ventas bajaron desde que comenzaron las manifestaciones, el lunes pasado.
“Los vecinos están cansados. Ayer [por el sábado] no podían salir”, señaló el encargado de un edificio cercano al de Cristina. Agregó que ayer se recuperó un poco el movimiento de delivery en el local de Rapa Nui que la expresidenta tiene a metros de su departamento.
“El sábado cerramos de apuro, a las 14, porque la gente se acumuló acá”, señaló Damián, encargado de un bar cercano. “El sábado y el lunes [cuando el fiscal Diego Luciani pidió la pena de 12 años para Cristina] tuvimos que cerrar antes. Esta semana, las ventas cayeron alrededor de un 35% porque la gente no quiere venir”, afirmó la responsable de una casa de pastas de la zona.
Lejos de la aglomeración del sábado, la manifestación ocupó ayer unos cincuenta metros de la calle Juncal. Además del estandarte del Ateneo Néstor Kirchner de Ituzaingó, se vieron sombrillas de la UOM de Quilmes. Entre los pocos dirigentes presentes en el lugar estuvo el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro. Uno de los hits de los militantes fue el “borombombón, borombombón, la Recoleta es de Perón”.