la obra de los rojos siempre repite el final: no gana
los guionistas de la comedia dramática que independiente se ha empeñado en protagonizar en estos tiempos merecen un justo reconocimiento. la trama principal mantiene algunas líneas maestras inalterables, pero en cada episodio logran incluir variantes que desacomodan al espectador, ya sean situaciones puntuales, giros bruscos o intérpretes que escapan de sus roles habituales para convertirse en transitorios héroes o villanos.
El choque frente a un Vélez de emergencia cuyo único interés está puesto en la semifinal de copa libertadores ante Flamengo se presentaba ideal para que escribieran uno de esos capítulos que por algún motivo quedan en la memoria, y cumplieron con creces.
iban apenas 11 minutos cuando Damián Fernández calculó mal un cruce sobre su derecha y Damián Batallini ganó unos segundos para elegir dónde despachar un centro atrás que tuvo la fuerza y precisión exacta que requería la llegada limpia de alan Soñora por el medio. Zurdazo y 1 a 0 antes de que el partido se desperezase.
Batallini representa a la perfección la actualidad de independiente. combina una enorme voluntad con una vehemencia exagerada que nubla sus decisiones, pero esta vez tuvo una participación especial. incansable en la presión defensiva, demostró el criterio que por lo general le falta y sus apariciones fueron un dolor de muelas para la visita. El punto extra de los guionistas fue sacarlo de la cancha a los 12 del segundo tiempo por un golpe en la cadera.
otra novedad en el rojo fue una capacidad de recuperación casi desconocida en mitad de cancha. El 4-1-4-1 con lucas romero para el quite y Soñora para la salida funcionó muy bien durante los 45 de arranque, aunque para que el relato fuese creíble independiente repitió algunos de sus déficits básicos: fue desprolijo y discontinuo en la búsqueda ofensiva, permitió que le cabecearan en su área y leandro Benegas desaprovechó un par de ocasiones favorables.
Tras el descanso, el guión puso a alexander Medina a modificar el rumbo. a los 20, el cacique decretó cuatro cambios juntos. afuera los pibes, adentro los consagrados, un golpe de efecto excesivo para un independiente que ya había metido la marcha atrás por su cuenta.
la conclusión del episodio enfocó hacia dos intérpretes hasta entonces en segundo plano. En el minuto 44, Sebastián Sosa malinterpretó como cesión un apurado despeje de Edgar Elizalde, se quitó de encima la pelota y se la dejó a Walter Bou. El centro lo cabeceó lucas pratto: 1 a 1. Después de cinco partidos, Julio Falcioni le había devuelto la titularidad al arquero uruguayo, que hace tiempo perdió el favor de los hinchas del rojo y falló en su primera participación comprometida. la pifia encendió la bronca contra ambos.
la despedida en avellaneda llegó entonces con la ya acostumbrada música de silbidos e insultos. El rojo sumó su cuarto 1-1 al hilo, solo ganó un partido de los últimos doce y los problemas que son el eje de la trama en su comedia dramática siguen inalterables. Vélez se fue feliz. Un empate es mucho cuando se tiene la cabeza en otro lado.ß