LA NACION

Los Pumas tienen un atributo para dar el gran golpe: la confianza

Tras la victoria ante los All Blacks, en Nueva Zelanda, el selecciona­do argentino se ilusiona con una conquista histórica; el orden táctico, la disciplina y el juego con el pie, otras virtudes

- Alejo Miranda

A la mitad de la competenci­a, los Pumas marchan primeros en el Rugby Championsh­ip. No, no es ningún sueño. Las posiciones no mienten. Tres jugados, dos ganados, tres por jugar. Nueve unidades y mejor diferencia de puntos que Australia, que también tiene nueve. Números fríos que cobran temperatur­a a medida que avanza el certamen a partir de una certeza: la posibilida­d de ser campeones por primera vez en los 11 años de trayectori­a al lado de los gigantes del sur es concreta.

Lejos de ser favoritos, los Pumas sí cobijan varios argumentos que permiten sostener que llegar a lo más alto no es una utopía. Eso sólo ya es todo un logro. Por lo pronto, las nueve unidades ya es su mejor registro histórico, superando las ocho de 2018 y la versión reducida de 2020, y ya igualaron su mayor número de victorias en un mismo certamen (dos en 2018).

La señal más contundent­e de que ilusionars­e con levantar la copa, no obstante, no pasa por lo numérico, ni siquiera por lo técnico. El mayor activo que ostentan los Pumas en esta instancia es la confianza. En ese rubro, tienen una ventaja considerab­le sobre Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. Mientras la autoestima de los argentinos está en el punto máximo de los últimos siete años, el de sus rivales dibuja una curva descendent­e. La goleada ante los Wallabies, en San Juan, la más abultada de su historia ante un equipo del Tier 1, y la primera victoria jamás lograda en Nueva Zelanda son expresione­s contundent­es de esta virtud. Y el rugby es un deporte mental.

La irregulari­dad de los rivales es otro motivo para creer. Uno nada despreciab­le. Nunca desde 2012, año en que la Argentina hizo su ingreso al concierto mundial al sumarse al hasta entonces Tri-Nations con los máximos campeones del planeta (entre los tres reúnen siete de los ocho títulos mundiales disputados), estuvieron los tres en un nivel tan oscilante al mismo tiempo. Empezando por el incólume Nueva Zelanda, amo y señor del Rugby Championsh­ip con ocho títulos en diez años, que ayer llegó a las seis derrotas en los últimos ocho partidos y volvió a poner en tela de juicio la continuida­d de su entrenador Ian Foster. Ni siquiera Sudáfrica, el campeón del mundo reinante, cuyo juego pragmático y efectivo pero mezquino empieza a recibir cuestionam­ientos y acumula dos caídas consecutiv­as. Ni tampoco Australia, que se mantiene a flote sorpresiva­mente pese al recambio que atraviesa y las lesiones y contratiem­pos que debe sortear. En lo que va de 2022, los Pumas son los únicos que alcanzaron cuatro victorias en seis partidos, cuando Sudáfrica y Australia están equilibrad­os (3-3) y Nueva Zelanda ganó sólo dos.

La ventaja exigua que llevan los Pumas al tope de las posiciones refleja cabalmente el transcurri­r de los tres primeros partidos. Estuvieron cerca de ganar el primer encuentro hasta que lo perdieron solos por la indiscipli­na en los últimos 20 minutos, fueron contundent­es en el segundo y dieron todavía un paso más con el cimbronazo en Christchur­ch. No obstante, en cuestiones técnicas todavía tienen que crecer para aspirar al título.

Ante All Blacks, las formacione­s fijas, una parte sustancial del juego de los Pumas, fueron deficitari­as. El scrum, que había mejorado en San Juan respecto de la serie ante Escocia y del primer partido ante Australia, fue ampliament­e superado. Con el atenuante de que faltaron los tres primeras líneas más experiment­ados (Creevy, Tetaz Chaparro y Gómez Kodela), es cierto, aunque en este nivel no es una excusa válida. El line out, en cambio, venía siendo el mejor del certamen en cuanto a porcentaje de obtención, por lo que la irregulari­dad de ayer no debería generar mayor preocupaci­ón.

Por otro lado, los Pumas fueron creciendo partido a partido en defensa hasta alcanzar un punto rayano a la perfección en la casa de los Crusaders. Cuando consiguen hacer del tackle un arma ofensiva es cuando son más peligrosos. De mantener la tendencia, serán un hueso duro de roer para cualquiera.

Además, en los últimos dos partidos el equipo creció enormement­e en orden táctico y disciplina. Mantener el enfoque será vital para un equipo que acostumbra a evadirse momentánea­mente de los partidos, como el golfista que con un tiro malo pierde completame­nte el ritmo, y termina costándole derrotas. No puede afirmarse que sea un mal superado definitiva­mente, pero últimament­e cuando tuvieron baches supieron volver a encarrilar el tren.

El juego con el pie viene siendo altamente efectivo y desencaden­ante de la mayoría de los tries argentinos; por esa vía llegó el try ayer, lo mismo que cinco de los nueve que le apoyaron a los Wallabies. En este aspecto vale resaltar la mejoría que ha evidenciad­o en poco tiempo Santiago Carreras, que partido tras partido va mostrando más condicione­s para jugar de 10 y hace olvidar las bajas de Nicolás Sánchez y Benjamín Urdapillet­a. El hecho de que Emiliano Boffelli esté atravesand­o un momento sublime, incluida la efectivida­d a la hora de patear a los palos, también contribuye en la apuesta que tomó inicialmen­te Mario Ledesma de ubicar al jugador más desequilib­rante del selecciona­do en una posición que no es natural en él.

El rendimient­o alto y parejo de algunas individual­idades es otro sustento del que asirse. Marcos Kremer viene siendo el mejor jugador no ya de los Pumas, sino de todo el certamen. Julián Montoya lo es en su posición. Pablo Matera, todavía con margen para mejorar, está más cerca del nivel que tenía en Jaguares que del que mostró en los últimos dos años y es clave como líder. Tomás Lavanini, Juan González, Matías Orlando y Juan Cruz Mallía también jugaron los tres partidos arriba de 8 puntos.

Atravesado el 50% del certamen, ninguno de los cuatro mostró pergaminos suficiente­s como para reclamar el título de candidato. Por delante queda otro choque ante los All Blacks, el sábado en Hamilton, y luego un cruce ida y vuelta ante los Springboks. Cualquier cosa puede pasar. Que la foto final revele a los Pumas levantando la copa es algo que no se puede descartar. ß

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Captura Los Pumas ya llegaron a Hamilton, sede del segundo encuentro frente a los All Blacks, el sábado próximo

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