LA NACION

Francisco beatifica hoy a Juan Pablo I en la Plaza San Pedro

Será el quinto pontífice del siglo XX en ser elevado a los altares

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CIUDAD DEL VATICANO.– Juan Pablo I, el “papa de la sonrisa”, será beatificad­o hoy por Francisco en la Basílica de San Pedro, con la presencia de diferentes personas que lo trataron personalme­nte, entre ellas, una sobrina y una religiosa que vivió junto a otras religiosas con el papa Albino Luciani durante su breve pontificad­o. La joven argentina Candela Giardi, cuya milagrosa sanación permitió la elevación de Juan Pablo I a los altares, no pudo viajar por un pequeño accidente en un pie.

La reliquia que se le llevará Francisco no será un fragmento de su cuerpo, o de su ropa, como se acostumbra, sino un texto suyo manuscrito, de 1956, una absoluta novedad, como informó la Santa Sede. Es el quinto papa del siglo XX que llega a los altares, después de Pío X, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.

En los últimos días se conocieron varias anécdotas y recuerdos sobre el próximo beato, cuyo pontificad­o duró solo 33 días, en 1978. Uno de los más conmovedor­es fue el de su sobrina Lina Petri. Cuando su tío Luciani era obispo, ella era solo una niña, pero su madre, la hermana del futuro papa, le habló de su infancia en Canale d’agordo, en el Véneto, pero también de la guerra y la resistenci­a. Entre los episodios está el comentario que hizo su tío sobre el encuentro entre Mussolini y Hitler, en julio de 1943. “En voz alta, delante de los demás, dijo en dialecto veneciano:

‘Siòn ente man de doi matt’ [estamos en manos de dos locos]. Durante esos años terribles de la ocupación, de las redadas, sé que mi tío también había trabajado en Belluno para esconder gente en peligro, judíos”.

Otro documento difundido ayer por el sitio Vatican News fue una carta que el entonces cardenal Luciani, patriarca de Venecia, dirigió al obispo de Verona, monseñor Giuseppe Carraro, poco antes de ingresar al cónclave en que se eligió al sucesor de Pablo VI.

En la carta fechada en Roma el 24 de agosto de 1978, Luciani expresó su alivio de saber que no estaba entre los posibles candidatos al papado. “Afortunada­mente, estoy absolutame­nte fuera de peligro”, escribió en su letra minúscula y no siempre fácil de descifrar sobre la elección del nuevo pontífice. Dos días después, fue votado para ser electo papa.

El postulador de la causa de beatificac­ión, el cardenal Beniamino Stella, recordó que para Juan Pablo I “el sacerdote no debe tener cuentas bancarias y chequeras”, sino que debe vivir en la pobreza.

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