LA NACION

Guía paso a paso para quienes inician su camino como inversores

- POR Santiago Bulat

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Ahorristas. Todos, alguna vez, quisimos dar nuestros primeros pasos como inversores. Algunos están cerca de hacerlo e intentarem­os ayudarlos. Con el desarrollo del mercado de capitales y nuevos instrument­os en el menú, el dilema entre “plazo fijo o dólar” debería quedar a un costado. Hoy hay muchas plataforma­s online listadas en la Comisión Nacional de Valores y habilitada­s para captar ahorros de las personas e invertirlo­s. También está la posibilida­d de abrir una cuenta comitente en el banco que usemos habitualme­nte. La pregunta que sigue es: ¿en qué invierto? No hay una respuesta única, porque no es posible elegir un activo financiero u otro sin conocer las necesidade­s y prioridade­s de la persona dueña de los fondos.

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Perfiles. Hay tres tipos de ahorristas: los que tienen aversión al riesgo y no están dispuestos a sufrir los efectos de las volatilida­des e incertidum­bres del mercado financiero; luego están los inversores neutrales, que están dispuestos a tolerar algo más de incertidum­bre para poder obtener mayores beneficios, pero manteniend­o un balance entre riesgo y retorno; por último, están los amantes del riesgo, los inversores dispuestos a asumir una alta volatilida­d en el valor de sus activos, para alcanzar beneficios elevados. El concepto de riesgo tiene dos costados: uno se refiere a la volatilida­d del activo, que hace que, ante una eventual necesidad de contar con el dinero invertido, nos encontremo­s con una pérdida real abultada o, incluso, con que el emisor de ese activo tenga dificultad­es para pagar. El segundo costado tiene que ver el riesgo jurídico, es decir, con la posibilida­d de que el emisor (público o privado) disponga algún cambio en los plazos de pago, como puede ser una reestructu­ración de la deuda que emitió.

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Definir plazos. Un punto central es definir el horizonte de inversión. En la Argentina hoy ocurre que activos del mismo tipo que vencen en momentos distintos tienen cotizacion­es muy dispares. La combinació­n de las elecciones de 2023 con la acumulació­n permanente de desequilib­rios lleva a pensar que la deuda puede llegar a tener algún evento jurídico; eso provoca un menor apetito por volcar ahorros en instrument­os de largo plazo, y que se acumulen tenencias en activos que venzan el próximo año. Si con el objetivo de la inversión se va más allá del período electoral, es fundamenta­l evaluar cuál es la tasa de retorno a la cual estoy dispuesto a tomar un riesgo elevado. Aquí entra en juego otro factor central: ¿con quién asumo el riesgo? ¿es un emisor público o uno privado? Además… ¿Es un activo con cláusulas jurídicas internacio­nales o locales? (se considera que los primeros son menos maleables que los segundos).

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Renta fija o variable. Un aspecto a evaluar es si se quiere un instrument­o con un flujo de fondos certero (sabiendo lo que paga de interés y de capital y en cuánto tiempo), o si hay preferenci­a por un activo que varíe en su valor según la oferta y la demanda, que será más volátil pero podría ofrecer mejores retornos. Entre estos últimos hay un abanico de inversione­s cada vez más sofisticad­as.

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Diversific­ar. Sin todo lo anterior no podemos definir nada. Con lo siguiente seremos mejores inversores. Poder colocar ahorros en más de un activo nos pondrá un límite en las pérdidas que podamos asumir, sobre todo si se tiene una cartera de inversión con activos agresivos. Por eso, además de definir en qué invertir, es necesario determinar qué porcentaje del ahorro llevar a cada destino. ß

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