LA NACION

Zabaleta analiza regresar a Hurlingham para defenderse del avance de La Cámpora

El ministro de Desarrollo Social está enfrentado con la organizaci­ón de Máximo Kirchner en su distrito; el Gobierno busca un reemplazan­te que contenga un escenario conflictiv­o

- Mariano Spezzapria y Maia Jastreblan­sky

La decisión está madura y muchos referentes del Frente de Todos lo ven como algo inminente. El ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, dejaría su cargo en las próximas semanas para volver a la intendenci­a de Hurlingham, en donde está en uso de licencia.

Zabaleta debe defender su terruño. De todos los intendente­s que escalaron a otros cargos, es el único que no dejó a alguien de su riñón en su pago chico. Esto es porque, en el cierre de listas de 2021, evitó una guerra con La Cámpora a cambio de un precario acuerdo político que derivó en que el presidente del Concejo Deliberant­e de Hurlingham y hombre de la agrupación de Máximo Kirchner, Damián Selci, se quedara de forma interina al frente del distrito.

Pero la “orga” siempre buscó disputarle el poder a Zabaleta y la tensión escaló en el último tiempo. “Los chicos no entendiero­n que una intendenci­a se valida con los votos”, dijo un hombre del conurbano que conoce de cerca el conflicto. Las encuestas le dan al ministro 75% de aprobación en Hurlingham, y ese es un capital político que debe defender, sobre todo cuando el kirchneris­mo volvió a ganar centralida­d, a la inversa de Alberto Fernández.

Frente a las versiones, cerca de Zabaleta aseguraron que el funcionari­o sigue “trabajando en el ministerio y abocado a resolver el conflicto con los piqueteros”. Los detalles de su salida y de su reemplazan­te, pudo saber la nacion, todavía no se cerraron en el alto nivel político. Es decir, con Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que sumó a Zabaleta como interlocut­or en el último tiempo. Pero algunos en el Gobierno creen que la situación no puede estirarse muchas semanas más. Se habla de octubre.

Desarrollo Social tiene por delante un cronograma caliente. “Sería bueno que fuera antes de diciembre porque es un mes de temporada alta para Desarrollo Social, y cualquiera que venga tiene que tener un desembarco ordenado y tiempo para ponerse en funciones”, reflexionó un funcionari­o al tanto de la tarea que implica esa cartera nacional.

Todos en el Gobierno esperan que Zabaleta haga la salida de forma ordenada. En el PJ ya circulan varios nombres para sucederlo. “Tiene que ser alguien con peso en el codisputar­le nurbano”, dijo un funcionari­o en las últimas horas. Ariel Sujarchuk (Escobar), que acompaña a Sergio Massa en el área de Economía del Conocimien­to, es el que suena más fuerte, aunque hasta ahora no se formalizó un ofrecimien­to. Otra opción natural, porque ocupó un cargo “pariente” antes de ser diputada, es Victoria Tolosa Paz. La tercera, siempre latente, es que Desarrollo Social quede en manos de La Cámpora. Andrés Larroque ocupa el mismo cargo en la provincia y Laura Alonso es funcionari­a de la cartera nacional.

Zabaleta es uno de los intendente­s que se sumaron al gabinete para agilizar la gestión, en medio del proceso electoral del año pasado. Ya estaban Gabriel Katopodis (Obras Públicas), de San Martín, y Jorge Ferraresi (Hábitat), de Avellaneda. El hombre de Hurlingham alguna vez fue el motor del “albertismo” y buscó iniciar un armado bonaerense. Pero Fernández le concedió a Máximo Kirchner la conducción de PJ bonaerense y desinfló cualquier posibilida­d de poder al kirchneris­mo.

Muchos “albertista­s” quedaron impotentes frente a ese escenario: el Presidente nunca les terminó de dar el visto bueno, bajo la idea de que no estaba dispuesto a romper con Cristina Kirchner. Desde junio, con la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía, ese camino quedó definitiva­mente clausurado.

Zabaleta es uno de los que sintieron ese impacto político. Pero ocupa, además, una silla de fuerte desgaste diario. Además del acampe de los grupos de izquierda, debió dar marcha atrás con la baja 40.000 planes Potenciar Trabajo tras una fuerte presión interna. Además, monitorea las auditorías que se iniciaron sobre los 1,2 millones de planes, que incomodan también a las organizaci­ones sociales oficialist­as, entre ellas el Movimiento Evita y el MTE de Juan Grabois.

A ello se sumó un encuentro reservado entre Máximo Kirchner y Emilio Pérsico, el jefe del Evita, que mantiene un fuerte peso político en el área social del Gobierno, que encendió las alarmasene­ldespachod­eZabaleta.Y noesparame­nos:elministro­notiene una buena relación con Pérsico, pero hasta ahora contaba con la enemistad natural del kirchneris­mo con el Movimiento Evita.

Así, Zabaleta se ve comprimido por un juego de pinzas: Máximo y La Cámpora quieren “borrarlo” de Hurlingham; Pérsico busca hacer las paces con el primogénit­o tras el intento de asesinato de su madre, y el Presidente no tiene proyecto de reelección. En definitiva, nunca dejó de hacer política local, y recorre su municipio todos los fines de semana.ß

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Desarrollo social Zabaleta visitó ayer cooperativ­as en Morón

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