LA NACION

Córdoba: dos policías, más comprometi­dos por “plantar” una prueba

Un fiscal federal analiza la acción de agentes en el crimen de Blas Correas

- Gabriela Origlia

CÓRDOBA.– La Justicia Federal investiga a los policías Javier Alarcón y Wanda Esquivel, ambos imputados en la causa por el crimen de Valentino Blas Correas, por haber “plantado” un arma en la escena del crimen. El fiscal Maximilian­o Hairabedia­n analiza si correspond­e imputarlos. La novedad surgió el mismo día en que se confirmó un dato escandalos­o: la mujer, que fue beneficiad­a con la prisión domiciliar­ia, fue vista por el padre de la víctima en un bar cercano a Tribunales.

Correas fue asesinado por una bala policial el 6 de agosto del 2020 en esta ciudad. El joven de 17 años estaba con cuatro amigos en un auto y recibió un tiro disparado por uniformado­s desde un retén en la calle.

Esquivel –imputada de encubrimie­nto y omisión de los deberes de funcionari­o público– declaró en la octava audiencia, cuando ratificó que había “plantado” un revólver que, después, los policías adjudicaro­n a Correas y sus amigos. Sobre esa arma, contó que ella estaba en el móvil con Alarcón –acusado de homicidio calificado– y conversó con Leandro Quevedo, otro de los imputados por encubrimie­nto. “No recuerdo si yo le pregunté o él me preguntó por un ‘tango’, un ‘trucho’”, detalló. Alarcón le entregó el arma.

En su declaració­n, Alarcón la responsabi­lizó a ella por la maniobra: “En ningún momento la obligué a hacer nada, en ningún momento”.

Ayer por la mañana, antes del inicio de la nueva audiencia en el juicio a los 13 policías acusados, el padre del adolescent­e asesinado vio a Esquivel sentada en el bar donde él estaba. “Lo único que atiné a hacer fue tomar una fotografía para después hacer el descargo en el juicio”, explicó Fernando Blas Correas.

El abogado de la imputada, Esteban Yanguez Papagenadi­o, planteó que estar en el café “no constituye una violación” del beneficio otorgado hace dos años. Indicó que él le pidió que fuera para firmar una documentac­ión. “Se trata de un acto del proceso en el que se encuentra”, subrayó.

Esta semana pasaron frente a los jueces de la Cámara Octava del Crimen y a los jurados populares, el abuelo de la víctima; el hermano de Blas Correas, Juan Pavez Laciar, y dos de los amigos que iban con la víctima en el auto.

Ayer declaró Jorge Bazán, el motociclis­ta que se cruzó con el Fiat Argo minutos antes de la balacera. Desmintió que hubiese denunciado a los jóvenes por un supuesto intento de robo, como habían hecho trascender los policías, pero también negó haber golpeado y destruido el espejo retrovisor del auto en el que circulaba la víctima y sus amigos .

Reconoció que se paró a conversar con los policías del puesto de control: “Les dije que había tenido un problema con el auto, que no sabía si los chicos iban borrachos o qué les había pasado”. Y detalló que, después del crimen, se presentó en una Unidad Judicial para notificar que él era el motociclis­ta que estaban buscando, pero no lo atendieron.ß

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