Dejar la mente en blanco es científicamente imposible
Cuáles son los mitos en torno a la meditación y el mindfulness que generan un efecto de frustración
MADRID.– El esfuerzo por dejar la mente en blanco a la hora de meditar está detrás de numerosos abandonos de la técnica. Si de eso dependiera, nadie lo lograría; en cambio un 49% de los españoles dice haber meditado alguna vez. Lo cierto es que poner la mente en blanco es científicamente imposible, apunta Myriam Campelo, directora en España de la app de meditación Petit Bambou.
“Ha llevado a muchas personas a desistir por la incapacidad de lograr ese estado. Vivimos en la actualidad con una gran carga mental, los pensamientos se atropellan en la mente. Cuando alguien dice que quiere ponerla en blanco lo que realmente está buscando es calmarla, hacer desaparecer aquellos pensamientos y emociones que le producen estrés, ansiedad o miedo”. De ahí que la meditación sea una de las herramientas más utilizadas hoy para tratar de gestionar ese caballo desbocado en el que se puede convertir la cabeza. “Es una forma de entrenamiento gracias al cual podemos conseguir un estado de calma, centrando y manteniendo nuestra atención en una sola cosa. Para quien comienza a meditar, lo más fácil es centrar la atención en la respiración, en las sensaciones físicas al inspirar y espirar”, añade la directora de Petit Bambou.
Otra confusión común es pensar que la meditación y la relajación son sinónimos. “Lo que las diferencia es sobre todo la intención: mientras que en la relajación lo que se pretende es relajar cuerpo y mente, en la meditación el objetivo es educar la mente entrenando la atención; en la primera podemos dejar que la mente vague, en la segunda está activa”, añade Myriam Campelo. También los beneficios son distintos: la ciencia ha demostrado que la práctica continuada de meditación consigue importantes cambios en la estructura cerebral, lo que lleva a reducir el estrés o gestionar mejor las emociones además de reforzar el sistema inmunitario o bajar la frecuencia cardíaca.
Por otra parte, puede que hace 2500 años, la meditación de tipo mindfulness haya tenido un origen religioso, porque se adoptó de la tradición budista, pero hoy en día esta técnica que busca centrarnos en el momento presente y conectar con la realidad, sin juicios ni prejuicios, tiene poco de espiritual, y menos aún de esotérico. Es una herramienta capaz de mejorar la calidad de vida, algo que demuestra una investigación de la Universidad Tulane en Luisiana: incrementa las habilidades sociales y reduce el estrés.ß