Tras los desplantes de Bolsonaro, la diplomacia mundial espera que Brasil vuelva a ser confiable
Entre las delegaciones extranjeras domina una expectativa frente a un posible triunfo de Lula, después de que el país perdiera relevancia en el tablero global
RÍO DE JANEIRO.- La exministra de Medio Ambiente Izabella Teixeira (2010-2016), la especialista en temas climáticos más importante del país, estuvo recientemente en la sede de la ONU en Nueva York y asegura que la expectativa con relación a Brasil y a la posibilidad de un tercer gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva es grande.
Teixeira colabora con la campaña del PT y viene trabajando para que Brasil, en un eventual gobierno de Lula, desembarque con fuerza en organismos internacionales. “El mundo está esperando a Brasil”, afirmó la exministra a la nacion.
La sensación en muchos gobiernos extranjeros es de cansancio con relación a la gestión del presidente Jair Bolsonaro. En muchos casos, como los de Estados Unidos y la Argentina, se optó por el pragmatismo. Se hicieron acuerdos concretos para resolver problemas y avanzar en algunos proyectos de cooperación, pero no se construyeron alianzas. Bolsonaro, al contrario de expresidentes como Fernando Henrique Cardoso, Lula y, en menor medida, Dilma Rousseff, no ejerce la llamada diplomacia presidencial. Su relación más directa y estrecha con otro presidente fue con Donald Trump, lo que le costó un enorme aislamiento regional e internacional.
Desde el principio de su gobierno, Bolsonaro generó roces con países como Francia, China, los Estados Unidos de Joe Biden, la Argentina y, más recientemente, Chile y Colombia. Poco interesado en la política exterior, eligió como primer canciller a Ernesto Araújo, un capítulo de la historia del Ministerio de las Relaciones Exteriores considerado nefasto por diplomáticos brasileños. Su sucesor, Carlos França, que asumió el cargo en marzo de 2021, hizo un cuidadoso control de daños, pero, como explica un embajador extranjero en Brasilia, “cambió el ministro, pero no el gobierno”.
Entre representantes de gobiernos extranjeros en la capital brasileña el ambiente es de cierta tensión por eventuales acciones del gobierno en contra del proceso electoral y del resultado que este domingo en la noche será anunciado por el Tribunal Superior Electoral (TSE). Todos dicen confiar plenamente en el sistema y las autoridades electorales brasileñas. Algunos, en estricta reserva, reconocen que Brasil necesita un cambio para volver a ser considerado un país confiable en el mundo. Nadie habla de liderazgo inmediato, al contrario de la expectativa que tiene el PT.
Integración regional
En sus dos gobiernos, Lula ocupó un lugar central en la política regional y fue una voz respetada en la comunidad internacional. Había altas expectativas, muchas de las cuales no fueron cumplidas, y los escándalos de corrupción generaron un daño en la relación con muchos países latinoamericanos, que culpan al PT de haber exportado corrupción a sus vecinos. En documentos internos del partido de Lula se dice que “Brasil tiene todas las condiciones de liderar el proceso de integración latinoamericana, en un esfuerzo conjunto con los países vecinos”. Habrá que ver, en caso de una victoria, cómo se darán esas articulaciones en una región hoy profundamente fragmentada y con un Brasil que no tiene el empuje económico de otras épocas.ß