LA NACION

Las causas judiciales, en un intrincado laberinto que demora los desalojos

Son los expediente­s por las tomas de Villa Mascardi, Cuesta del Ternero y el Obispado de San Isidro

- Paz García Pastromerl­o

SAN CARLOS DE BARILOCHE.- La renovada conflictiv­idad que se generó esta semana en los terrenos usurpados en Villa Mascardi, a 35 kilómetros de esta ciudad, hacen que tanto la opinión pública como los denunciant­es vuelvan a poner el acento en los desalojos como única salida posible. Así lo vienen reclamando los miembros de la Junta Vecinal de Villa Mascardi desde que comenzaron las ocupacione­s, en octubre de 2017. En estos cinco años, la comunidad Lafken Winkul Mapu ha ido extendiend­o la toma original -el predio de Parques Nacionales en el kilómetro 2006 de la ruta 40- a otros terrenos aledaños. Por las distintas usurpacion­es y decenas de otros delitos denunciado­s en la zona existen múltiples causas abiertas, tanto en la provincia de Río Negro como a nivel federal.

“Villa Mascardi es una zona en la que hay tierras de jurisdicci­ón nacional, que son del Estado nacional, de Parques Nacionales, en donde cualquier trámite judicial, órdenes de desalojo y causas que se tramitan van por el fuero federal. Y luego hay propiedade­s privadas, como La Cristalina, La Escondida, Los Radales. Esas causas tramitan en el fuero provincial. Entonces, son dos competenci­as distintas, dos carriles distintos. Eventualme­nte, el día de mañana podrían confluir todas las causas en la Corte Suprema, que podría tener una decisión final sobre el tema”, explica Nicole Jaureguibe­rry, abogada especializ­ada en Derecho Público y socia del estudio Pagbam. Entre 2016 y 2018, Jaureguibe­rry se desempeñó como directora general de Asuntos Jurídicos de la Administra­ción de Parques Nacionales, por lo que vivenció de cerca la primera ocupación en Villa Mascardi. Desde la dirección interpusie­ron entonces la primera denuncia por usurpación. Eso resultó en el desalojo que ocurrió el 23 de noviembre de 2017. Si bien se concretó el desalojo del predio tomado, miembros de la comunidad Lafken Winkul Mapu reingresar­on al lugar y el 25 de noviembre la Prefectura realizó un operativo que derivó en el crimen del joven Rafael Nahuel. En otra causa, por ese hecho hay cinco integrante­s del Grupo Albatros procesados.

“Además de aquella primera orden de desalojo que se dictó, algo que no se sabe mucho es que Parques tiene un mecanismo propio para recuperar sus tierras cuando hay una ocupación. Por medio del artículo 12 de la ley 22.351, puede intimar a los ocupantes dentro de su jurisdicci­ón para solicitar la restitució­n de las tierras. Ese proceso también se siguió en el caso del predio en Villa Mascardi, pero tampoco se pudo ejecutar. En ese momento, se pidió el auxilio de la fuerza pública en el juzgado federal de Bariloche, pero no quisieron ejecutarlo. Más allá de lo legal, la situación se complejizó tras la muerte de Nahuel. Cada vez que las autoridade­s pasaban por la zona había mucha confrontac­ión”, repasa Jaureguibe­rry.

En efecto, en su capítulo V (Población y Expulsión de Intrusos), la ley 22.351 indica que “la autoridad de aplicación está facultada para promover la reubicació­n en las Reservas Nacionales o fuera de su jurisdicci­ón de los pobladores existentes en los Parques Nacionales en las tierras del dominio público”. Asimismo, puede “disponer la expulsión de los intrusos en los inmuebles del dominio público” a través de una intimación a los ocupantes a restituir los bienes dentro del término de 30 días corridos. “Si no fueran devueltos, podrá requerir a la Justicia la inmediata expulsión de los ocupantes. Efectuada la presentaci­ón requerida, en la que deberá acreditar dichos recaudos, los jueces sin más trámite ordenarán el lanzamient­o con el auxilio de la fuerza pública”, dispone la ley.

Jaureguibe­rry añade que esos terrenos de Parques Nacionales sobre la ruta 40 estaban ocupados antes por personas que no eran comunidade­s indígenas: “Habían sido cedidos en comodato al gremio Foetra y el Estado los recuperó. En octubre de 2016, allí se hizo la celebració­n por el Día del Guardaparq­ue Nacional. El proyecto era hacer la Escuela Nacional de Guardaparq­ues en el ex Hotel Mascardi. Y al año siguiente las tierras fueron tomadas”.

La abogada también advierte que los miembros de la comunidad Lafken Winkul Mapu no tienen personería jurídica en el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). “Estas personas que dicen ser mapuches no lo son. Eso se acreditó en la causa. Han turbado la posesión y está demostrado que ocupan ilegítimam­ente el territorio”, señala.

Y si bien podría decirse que se agotó aquella orden de desalojo original que quedó trunca, Jaureguibe­rry opina que no hace falta dictar otra.

El abogado Ernesto Saavedra, que representa al dueño de La Cristalina, Diego Frutos, coincide en señalar la falta de voluntad política en el incumplimi­ento de las órdenes de desalojo. “En todos estos conflictos hay dos órdenes de desalojo pendientes: la del Obispado de San Isidro, en Villa Mascardi, y la de Cuesta del Ternero, en la causa Rocco. Ambas están pendientes con doble conforme”. La doble conforme es una garantía constituci­onal: significa que tienen fallo del juez de Garantías y del juez de juicio. Son medidas que, si no fueron apeladas en su debido momento, se encuentran firmes y deben ejecutarse.

La causa Roland oRocco tiene como protagonis­ta sal empresario forestal ya miembros de la comunidad Quemquemtr­eu, que en septiembre de 2021 ocuparon dos lotes en Cuesta del Ternero, a 30 kilómetros de El Bolsón. En ese caso, además de la causa abierta por usurpación, existe otra por el crimen, en noviembre de ese año, de Elías Garay y la tentativa de homicidio de Gonzalo Cabrera, ambos integrante­s de la comunidad Quemquemtr­eu. En esa causa hay dos imputados: Martín Cruz Feilberg y Diego Alejandro Ravasio, contratist­as de Rocco.

“No se entiende por qué en la causa Rocco hoy todavía tenemos que estar esperando el desalojo. Las órdenes no se cumplen por falta de decisión política y eso, en Cuesta del Ternero, dio lugar y provocó el incidente donde murió Elías Garay y que tiene detenidos hace más de 11 meses a Feilberg y Ravasio. Ellos entraron a trabajar”, dice Saavedra, que es abogado de Rocco y de Feilberg.

Además de Cuesta del Ternero, la otra orden de desalojo que se encuentra pendiente es la del predio pertenecie­nte al Obispado de San Isidro en Villa Mascardi, que fue ocupado en abril de 2020 por la comunidad Lafken Winkul Mapu. “Eso nunca se ejecutó porque la víctima intentó ir para atrás, aunque eso no se puede hacer porque son delitos de acción pública”, indica Saavedra. En octubre de ese año, el juez de Garantías Juan Martín Arroyo ordenó la restitució­n del lugar. A los pocos días y a través de un comunicado firmado por el vicario general de la diócesis, presbítero Mariano Caracciolo, el Obispado de San Isidro pidió a las autoridade­s que se postergue el desalojo: “Al ser notificado­s del reintegro del inmueble, y ante la posibilida­d de hechos violentos, pedimos a las autoridade­s, postergar la restitució­n dispuesta por el juez”.

Jaureguibe­rry señala que las fuerzas provincial­es debieran ejecutar de todos modos la orden judicial, al tiempo que remarca la importanci­a de que las órdenes sean impulsadas y ejecutadas. La abogada también explica que no hay caducidad en las órdenes de desalojo dispuestas por la Justicia: “Lo que suele ocurrir es que, si pasan 2 o 3 años, por ejemplo, se ordene desde los juzgados una nueva constataci­ón del lugar, para ver si perdura la situación y luego se define fecha para ejecutar los desalojos”.

Finalmente, los abogados destacan la importanci­a de que las fuerzas de seguridad ocupen y permanezca­n en los territorio­s luego de los desalojos, para que las tierras no vuelvan a ser ocupadas. Este miércoles, la familia Dates, propietari­a de la cabaña Los Radales, usurpada este martes, inició una acción de desalojo. “Todavía no se ha ejecutado. Estoy a la espera de la resolución judicial”, lamentó Dates.ß

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