LA NACION

Un retador que apuesta a diferencia­rse para seducir a la Unión Cívica Radical

Manes buscará competir como precandida­to presidenci­al; su perfil “rebelde” genera desconfian­zas y apoyos en la coalición

- Laura Serra

No es un secreto que el diputado radical Facundo Manes encarna una voz disonante dentro de Juntos por el Cambio. Su obsesión es que su partido se espabile, se libere de las redes del macrismo y encabece una alternativ­a electoral por fuera de la estrategia de la polarizaci­ón permanente que promueven Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Decidido a llevar adelante esta cruzada como precandida­to presidenci­al, Manes promete alzar todavía más su voz, aunque ello le cueste reproches internos y ataques ajenos.

En el entorno de Manes se sorprenden por la virulencia con que reaccionar­on los sectores más reactivos de Pro cuando el neurociruj­ano sostuvo que durante la gestión de Macri hubo “populismo institucio­nal”.

“Hubo operadores que manejaban la Justicia, datos y evidencia que dejan en claro que espió a gente de su propio gobierno”, descerrajó Manes en declaracio­nes a LN+, lo que provocó la furia macrista. Hubo quienes lo acusaron de ser funcional al kirchneris­mo; otros, incluso, lo invitaron a que se marchara de Juntos por el Cambio.

“Facundo no acusó a Macri de espiar gente ni de manejar la Justicia; solo enumeró una serie de hechos que sucedieron durante su gestión. Sobre la cuestión del espionaje hubo causas penales abiertas, también funcionari­os procesados. Lo del manejo de la Justicia por medio de operadores macristas no lo dijo solo Facundo; antes (Elisa) Carrió había advertido lo mismo”, intentaron relativiza­r en su círculo más cercano.

“Los macristas se escandaliz­an porque se emparienta a Macri con el populismo, cuando el propio Macri tildó a (Hipólito) Yrigoyen de populista. Nadie le pregunta por qué agrede de esa forma al radicalism­o”, reprochan.

La polvareda que levantó Manes con sus dichos contra la gestión macrista generó reacciones encontrada­s dentro del radicalism­o, aunque la cúpula del partido optó por el silencio público para no recalentar el clima de tensión interna en Juntos por el Cambio.

El neurociruj­ano es, para la vieja guardia correligio­naria, un personaje enigmático y desconfían de él tal vez porque no fue tallado por la estructura partidaria. Será justamente por esa razón que Manes no tiene pruritos a la hora de firmar proyectos de diputados de otros colores políticos (por caso, acompañó sendos proyectos de los oficialist­as Leandro Santoro y Daniel Arroyo) ni de buscar respaldos en otros bloques a la hora de impulsar los suyos.

Gestos de rebeldía

Siempre escoltado por su hermano Gastón –presidente de la convención nacional del partido– y el legislador Maximilian­o Abad, jefe de la UCR bonaerense, Manes se cuida de no vulnerar los códigos de la disciplina de su partido; aun así, en su corta vida como diputado nacional, ya esbozó algunos gestos de rebeldía.

El más resonante fue cuando se negó a firmar el pedido de juicio político al presidente Alberto Fernández impulsado por el interbloqu­e hace dos meses. Manes se mantuvo en sus trece: él no suscribirí­a una iniciativa de semejante calibre sin un debate previo en el bloque. “La conducción del interbloqu­e adujo que no había tiempo; en esas condicione­s Facundo no quiso firmar”, explicaron en su entorno.

Manes, como muchos otros diputados radicales, tampoco estuvo de acuerdo con la decisión de Juntos por el Cambio de abstenerse en la designació­n de Cecilia Moreau en la presidenci­a de la Cámara de Diputados. Considerab­a que, por tratarse de un cargo institucio­nal de relevancia, había que apoyarla. Pero el macrismo estaba decidido a votar en contra.

“La abstención resultó ser la solución de equilibrio y Facundo acató”, explican en su entorno.

A Manes lo rebela que el radicalism­o, pese a que se revitalizó como fuerza política en las últimas elecciones primarias de Juntos por el Cambio, incline su cabeza frente al ala dura de Pro. Lo que no logra digerir es que haya radicales que sean funcionale­s a esa estrategia.

“Hay radicales que tienen acuerdos electorale­s con Macri o con (Horacio) Rodríguez Larreta en sus distritos y por eso callan y se dejan arrear como ovejas. Repetimos la historia que ya vivimos durante el gobierno de Mauricio”, despotrica­n.

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