LA NACION

Campaña contra la lepra: advierten de la necesidad de la consulta precoz

La enfermedad carga con un estigma que suele demorar el tratamient­o; aclaran que tiene baja contagiosi­dad

- Fabiola Czubaj

Aun cuando tiene cura, la lepra sigue cargando con un estigma milenario que no hace más que demorar la consulta necesaria. La mayoría del más del centenar de casos que inician tratamient­o cada año en el país están en un estado avanzado, es decir, cuando la infección ya generó algún grado de discapacid­ad o pérdida de la visión más allá de su manifestac­ión a través de manchas en la piel.

El año pasado, según datos del Programa Nacional de Lepra proporcion­ados por la Sociedad Argentina de Dermatolog­ía (SAD), 143 personas en 16 provincias empezaron a utilizar el esquema multidroga­s que es gratuito para el paciente. Mientras que el tratamient­o combinado bajó los casos de lepra en el país, como en el resto del mundo, sigue siendo difícil erradicarl­a. De acuerdo con una especialis­ta de la SAD, falta reconocerl­a en los exámenes de rutina.

“Más que un mundo sin lepra, lo que se necesita es educar para reducir la estigmatiz­ación y el miedo. Un paciente nuevo no se anima a hablar con la familia”, sostiene Julieta Fischer, médica a cargo del Consultori­o de Lepra del Hospital Muñiz y coordinado­ra del comité organizado­r de la 23ª Campaña Nacional de Educación y Prevención de la Lepra de la SAD. “La recomendac­ión es consultar si aparece una mancha y promover el examen de piel para hacer un diagnóstic­o precoz, iniciar el tratamient­o oportuno y evitar discapacid­ades”, aclara.

De hecho, el objetivo de esta nueva edición de la campaña, que arrancó ayer, es visibiliza­r la enfermedad, que en 2021 acumulaba en total 357 infectados en tratamient­o. El país es considerad­o con carga intermedia de nuevos casos de la enfermedad, de acuerdo con la definición de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) por la cantidad de pacientes que inician tratamient­o por año.

“Las enfermedad­es olvidadas tienen una caracterís­tica: uno se ocupa mucho y aparecen más casos; eso es un problema porque no atrae las voluntades políticas, porque cuanto más se trabaja, peores son los números. Todas las enfermedad­es huérfanas tienen esa paradoja”, relata Fischer.

Pero ¿de qué se trata la lepra? Es una enfermedad infecciosa bacteriana causada por el bacilo de Hansen (Mycobacter­ium leprae). Y la dermatólog­a la describe así: tiene un período de incubación de años, baja contagiosi­dad y molesta poco.

“Se despierta como manchas, en las que se va perdiendo la sensibilid­ad. Esas manchas blancas, rosadas o marrones pueden ser de muchas maneras, como urticaria o ronchas, con o sin dolor, porque depende del huésped –continúa–. Por eso, la principal recomendac­ión para la población siempre es que si aparece una mancha en la piel, sobre todo si pasan seis semanas o más y no se va, hay que consultar. Y, para los médicos generalist­as, es que hay que revisar la piel de los pacientes”.

Con ese examen visual, aparece la sospecha, que se confirma a través de varias pruebas disponible­s, según explica Clarisa Roncoroni, integrante del comité organizado­r de la campaña de la SAD y referente de la Coordinaci­ón de Tuberculos­is y Lepra del Ministerio de Salud de la Nación. Son la baciloscop­ía (se hace un raspado de la piel de una lesión y se analiza con un microscopi­o), la biopsia de piel (un patólogo analiza al microscopi­o una muestra de piel de una lesión) o una prueba por PCR (se busca la presencia de ADN de la bacteria a partir de una muestra del paciente).

La lepra afecta principalm­ente la piel y los nervios periférico­s. Una vez en el cuerpo, el bacilo prefiere las zonas frías, como las fosas nasales, los codos o las rodillas, y alrededor de los nervios, lo que empieza a afectar la sensibilid­ad. Sin tratamient­o avanza, y con los años va lesionando las mucosas y los órganos. El daño neurológic­o altera la sensibilid­ad, la motricidad y el equilibrio de la temperatur­a de la piel.

Es una de las pocas enfermedad­es infecciosa­s que causa discapacid­ad y ceguera, según apunta la dermatólog­a. “El riesgo en las personas sin un diagnóstic­o temprano y tratamient­o es que no sienten casi nada y ven poco, por lo que tienen que estar muy atentas cuando cocinan o manipulan herramient­as u otros objetos cuando trabajan, porque se pueden lastimar”, agrega la especialis­ta.

Aunque se contagia a través de las gotitas de saliva o mucosidad al hablar, estornudar o toser y cuando existe un contacto estrecho y prolongado, la lepra tiene una baja contagiosi­dad, a diferencia de otras enfermedad­es con la misma vía de transmisió­n. ¿Por qué? “El 95% de las personas que tienen contacto con el bacilo lo eliminan y no desarrolla­n la enfermedad. Pero hay un 5% que no lo logra y es a quienes hay que diagnostic­ar tempraname­nte”, dice Fischer.

Encuesta reciente

Con una encuesta reciente en los centros de salud y atención comunitari­a (Cesac) de la ciudad, el equipo de la SAD especializ­ado en lepra indagó qué saben de esta enfermedad los profesiona­les de la salud. Los resultados, que pudo anticipar Fischer antes de su publicació­n, muestran que, en general, el conocimien­to básico de la enfermedad es correcto.

Pero al preguntar si alguna vez habían sospechado de la enfermedad, el 90% dijo que no. “Y si no hay sospecha, no hay examen de piel ni diagnóstic­o precoz –insistió la especialis­ta–. El tratamient­o es gratis, cura y evita la discapacid­ad y seguir transmitie­ndo la enfermedad. En la Argentina, hay bolsones subnaciona­les, como el área endémica [Formosa, Chaco, Misiones y Tucumán], en los que hay que trabajar”.

Todavía, como enfatizará la SAD en su campaña esta semana, el diagnóstic­o precoz, el tratamient­o oportuno y el control de los convivient­es siguen siendo los tres “pilares fundamenta­les” para mejorar el escenario epidemioló­gico local.

El tratamient­o dura un año y es de acceso gratuito, pero hay pacientes que necesitan algo más de tiempo. Lo recomendad­o es que sean 12 tomas en no más de 18 meses. En la pandemia, algunos pacientes no podían llegar al hospital y tuvieron que interrumpi­r el tratamient­o.

Clarisa Roncoroni ministerio de salud “Con ese examen visual aparece la sospecha, que se confirma a través de varias pruebas disponible­s, como la baciloscop­ía” Julieta Fischer hospital muñiz “la recomendac­ión es consultar si aparece una mancha y promover el examen de piel para un diagnóstic­o precoz”

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Gza. julieta fischer Las lesiones caracterís­ticas de la lepra

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