LA NACION

Chela: el presente de Schwartzma­n y la emoción por Federer

el exnúmero 15 del mundo, recuperado de un problema de salud, habló con sobre el Peque y el futuro de Juan Manuel la nacion Cerúndolo, y además, aportó una particular visión sobre el Big 3

- José Luis Domínguez

Hace casi un año, en sus redes sociales, Juan Ignacio Chela anunciaba: “Hola a todos!!! Les cuento que el jueves pasado me realizaron una operación programada por aneurisma cerebral no roto. Me colocaron dos stents. Todo salió bien. Ya estoy recuperánd­ome en casa”. Por un tiempo, el Torino -apodo que le puso el excapitán de Copa Davis Tito Vázquez- entró en boxes. Hoy ya está de nuevo en funciones, como entrenador de Diego Schwartzma­n y de Juan Manuel Cerúndolo, flamante campeón del Challenger de Buenos Aires. A los 43 años, otra vez en la ruta del tenis, el Flaco charla con en un rincón la nacion del Racket Club, reflexiona, ríe y se emociona.

“Me siento muy bien. Todavía estoy con una medicación que se toma por un año. Es para la sangre, se llama antiagrega­do. La recuperaci­ón fue normal, como me habían dicho. Puedo hacer vida normal, hacer deporte, viajar. Pero lo de operarme fue una decisión difícil. Había tenido dos dolores de cabeza diferentes, muy fuertes, no veía bien. Empecé a hacerme los estudios, y cuando me lo detectaron, no entendía nada. Vi a varios médicos. Como toda operación, conllevaba un riesgo. Sólo había tenido dos dolores de cabeza, y el resto estaba bien. Estaba el riesgo de que se rompiera en algún momento y ahí sí hubiera sido muchísimo más complicado, por eso me decidí. No viajé a Australia con Diego [Schwartzma­n], que lo teníamos programado, pero en ese momento todavía no estaba bien”, explica sobre su estado de salud.

–¿Cómo ves este momento de Schwartzma­n?

–Mirá, estoy en el día a día con él, conozco muy bien el circuito, y la exigencia que requiere estar en el lugar en el que está él y con sus caracterís­ticas. Diego tiene mucho desgaste físico y mental, entiendo que este año esté un poco más intermiten­te. Pero a mí me gusta resaltar que sigue 17° del mundo. Es muy complicado estar ahí, es muy exigente, Diego es un terrible profesiona­l. Estamos haciendo algunas adaptacion­es en su día a día y en su carrera, porque está entrando en otra etapa, ya cumplió 30 años y viene de muchos años de desgaste. Tratamos de corregir algunas cosas para que pueda estirarlo lo más posible. A él le encanta jugar, viajar, entonces la idea es que pueda sostenerlo más tiempo.

–Muchas veces se habla de los viajes y giras largas que tiene un tenista argentino. ¿Esa es la gran diferencia con los europeos?

–Hay mucha diferencia, es enorme. El desgaste que tiene un jugador argentino de 30, 32 años, es muy superior a uno de la misma edad siendo europeo. Prácticame­nte, todas las semanas que no juegan bien, que son las semanas difíciles, tenés que seguir ahí, entrenando, encerrado en el torneo, con el desgaste de convivenci­a con tu equipo. Eso un jugador europeo no lo tiene. Es muy difícil que los europeos quemen bocho, cosa que para el sudamerica­no es normal, porque después de uno o dos meses de gira, tenés ganas de estar en tu casa, con tu familia, tus amigos, tu perro, y no lo podés hacer. En ese sentido, tienen una ventaja. Luego, creo que convivir con esa situación desde chicos nos hace muy fuertes de cabeza. Entramos a la cancha, no regalamos un punto, nos desarrolla otras cosas.

–Hay muchos coaches argentinos trabajando en el exterior. ¿A vos te llamó algún jugador extranjero? ¿Aceptarías?

–No, nadie me hizo una propuesta. Ahora estoy con Diego y con Juanma. Cuando me llamó Diego yo estaba haciendo televisión, estaba fuera delcircuit­ohacíayacu­atroaños,yno lo tenía en el foco. Enseguida empecé a viajar con él, y cuando volví me di cuenta de que me encantaba y que quería hacer esto. No sé por cuántos años, estoy muy bien así. Estaría abierto a otras propuestas y a otros jugadores extranjero­s. También está el hecho de que, con un argentino, social y culturalme­nte es más fácil, compartís el día a día, cenás, entendés de qué estás hablando. A veces veo a argentinos con extranjero­s y no cenan un solo día juntos, están un rato en la cancha y después cada uno hace su vida. Eso tanto no me gusta, pero no lo descarto.

–Cuando te vienen a ofrecer un jugador, o uno te pregunta si querés entrenarlo, ¿qué es lo que buscás del otro lado?

–Yo busco que esté dispuesto a vivir para esto, que es muy sacrificad­o y muy exigente, y no me gustaría perder el tiempo. Me gusta hacer las cosas bien, tener el mismo objetivo, la misma pasión. Me encanta el tenis, la competenci­a, el circuito, pero tengo muy claro que hay que estar en todos los detalles, no se puede regalar nada. Haciendo todo bien, recién ahí vas a tener alguna chance. Después cada jugador tiene sus caracterís­ticas y ahí, con un buen entrenador, potenciar sus armas y fortalecer sus debilidade­s. Tenemos que tener la misma filosofía de hacia dónde vamos.

–¿Y qué viste en Juan Manuel Cerúndolo?

–Con Juanma empezamos en la pretempora­da pasada, y este año fue muy difícil porque tuvo varias lesiones y no pudo jugar el calendario completo. Descubrí una muy buena persona, muy tranquilo. Tiene mucha pasión, su enfoque es ser bueno en el tenis, es muy profesiona­l. En muy diferente de Diego, pero es un jugador de polvo de ladrillo, de pasar muchas bolas, muchos rallies, tiene mucho potencial. Tiene muchas cosas para mejorar, pero no le veo un techo, puede llegar muy lejos. En la situación en la que estamos hoy, un objetivo es volver al Top 100 y volver a jugar los Grand Slams y poder encarar el circuito grande durante todo un año.

–¿Cómo te pegó el retiro de Federer?

–La verdad es que lloré. Fue duro. Creo que es la primera vez que lloro por algo de tenis. Estaba en mi casa y cuando vi la noticia… En realidad, él estaba retirado, porque no jugaba desde hacía un año, pero todos teníamos la esperanza de verlo alguna vez más. Él decía que se estaba preparando, estoy bien. Yo pensé: ‘bueno, es tan genio que quizás en algún momento vuelve y hace algo’. Fue una bomba la noticia, y todo lo de la Laver Cup, el retiro, con Rafa llorando, fue impresiona­nte, muy emotivo.

–Nadal vuelve a los 36 años a ser el número 2 del mundo. ¿Te sorprende?

–Sí, me sorprende mucho. Todo lo que hacen estos tres, con Nole [Djokovic], es como que son tres súper héroes con diferentes poderes. Que hayan ganado más de 60 Grand Slams entre los tres... no te alcanza el tiempo. Que Rafa esté luchando por el N° 1, o ganando Grand Slams, con el desgaste que tiene de todos estos años… Todos lo vimos en noviembre con muletas, y después ganó Australia. ¡Es imposible hacer eso! Nole apareció después, y superó un montón de números y no sabés hasta dónde va a llegar. Es muy admirable por el profesiona­lismo, la dedicación, la pasión y el nivel de detalles para llegar a esa excelencia. Son demasiado buenos estos tipos. Hay otros jugadores muy buenos, hay cracks como Alcaraz, pero hay que darles la posibilida­d de sostenerse mucho tiempo. Y falta muchísimo. Estos pasaron por todas. No sé si otros jugadores tienen este nivel de detalle, o hambre de no descarrila­rse en nada, porque si te descarrilá­s un poco, decae el nivel. Estos jugadores pasaron por todas y no cambiaron. Convivir con el favoritism­o, jugar todos los partidos siendo favoritos, que la gente te ame y que te quiera ver ganar, y en los mejores estadios. Hay cabezas que explotan con eso. Es admirable que ellos convivan con eso... y sigan ganando.●

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A los 43 años, Chela analiza el circuito desde su experienci­a y como entrenador

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