LA NACION

Deuda: preocupaci­ón en el mercado por el financiami­ento del último bimestre

Vencerán $1,6 billones y el Tesoro deberá cubrir su déficit de $780.000 millones; proyeccion­es a 2023

- Sofía Diamante

Pese a haber despejado hasta mediados de 2023 los vencimient­os de deuda que había en el último cuatrimest­re del año, las dos licitacion­es realizadas este mes pusieron en evidencia que el mercado financiero es cada vez más renuente a cubrir el déficit del Estado, lo que podría derivar en tensiones cambiarias que hagan sacudir la calma de los dólares paralelos.

El Estado argentino gasta más de lo que le ingresa y debe financiar la diferencia. Para tranquiliz­ar a los agentes económicos, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que bajaría su dependenci­a de la emisión del Banco Central (BCRA) y recurriría a deuda pública para financiar el gasto. Para ello, en cada licitación de deuda, el Tesoro debe renovar más de lo que vence, una estrategia que se complicó en el mes de octubre.

Durante agosto y septiembre, los primeros dos meses de gestión de Massa frente al Palacio de Hacienda, la tasa de renovación de la deuda promedió el 200%. Esto le permitió al equipo económico cubrir el déficit sin depender de las transferen­cias monetarias (además de la ayuda en la recaudació­n extra por retencione­s tras la implementa­ción del dólar soja) y acumular un “colchón” para los próximos meses.

Sin embargo, durante este mes, la tasa de renovación (roll over) cayó a 104%. Si bien el Tesoro logró seguir cubriendo todos sus vencimient­os de deuda, el margen disponible para financiar el gasto se achicó. De hecho, el Ministerio de Economía logró obtener financiami­ento neto (como se dice en la jerga financiera a las colocacion­es de deuda que superan los vencimient­os) de apenas $34.714 millones en octubre, con lo cual no cubre el déficit estimado en el mes, de $180.000 millones.

“El Tesoro tiene un ‘colchón’ acumulado de las licitacion­es pasadas de alrededor de $880.000 millones (1,1% del PBI) depositado­s en el BCRA, según la última informació­n pública disponible al 24 de octubre. Además, le quedan derechos especiales de giro (DEG, el dinero del FMI) equivalent­es a $210.000 millones, que el Fondo permite contabiliz­ar como refuerzo presupuest­ario y que podría venderle el Banco Central”, explica Lorena Giorgio, analista de Equilibra.

Pero advierte que, para el último bimestre, el Ministerio de Economía debe financiar alrededor de $750.000 millones de déficit fiscal, compatible con un rojo primario de 2,8% del PBI (utilizando la medición del FMI) y que, adicionalm­ente, hay vencimient­os de deuda (de capital e intereses) por $1,6 billones.

Por eso, en el equipo económico de Massa están trabajando en una “operación para el próximo bimestre” para descomprim­ir los vencimient­os, dijeron fuentes oficiales, aunque aclararon que “no será un canje”. No dieron más informació­n.

“El Gobierno debería guardar los $200.000 millones equivalent­es de DEG para el año próximo para llegar con un ‘colchón’ más cómodo. En 2023, el Tesoro tiene en los primeros nueve meses vencimient­os de deuda por $12,6 billones (7,5% del PBI). Si bien el 60% de esa deuda en pesos está en manos públicas, la demanda genuina del sector privado viene muy baja”, dice Giorgio.

El “muro” de vencimient­os está concentrad­o en julio, agosto y septiembre de 2023, en medio de las hipotética­s PASO (si no se suspenden) y antes de las elecciones generales. Pese al incremento de tasa de interés que ofreció el Tesoro en las últimas licitacion­es, no logró extender en el tiempo las fecha de vencimient­os por la incertidum­bre electoral que hay en el mercado financiero.

“Para lograr el financiami­ento neto que el Tesoro requiere para cubrir el déficit, debería haber un roll over [renovación] de 150%; es decir, necesitan colocar 50% por encima de lo que les vence de acá a fin de año. En términos brutos, en las próximas cinco licitacion­es, en promedio, necesitan $250.000 millones para que no tengan que financiar el déficit con emisión monetaria. La última licitación hubo un roll over de 110%, una baja importante con respecto al 250% en promedio que tenía en el último año”, indica Juan Ignacio Paolicchi, analista de la consultora Empiria.

“En las últimas semanas, se vio que la curva de pesos está teniendo un sell off [venta] muy importante. Nadie quiere instrument­os CER [atados a la inflación] ni tasa fija ni nada por el miedo a qué va a pasar desde 2023 en adelante. Esa especulaci­ón y ese miedo se transforma­ron en que los bonos CER pasaron de rendir inflación más 1% a rendir inflación más 5,5%”, agrega el economista.

Fernando Baer, de la consultora Quantum, complement­a: “Hay preocupaci­ón porque el mercado está algo pesado respecto de la deuda en pesos por exposición al Tesoro y por exposición a Leliq en el caso de los bancos. De hecho, la suba de más de 600 puntos básicos (pbs) en las últimas semanas en la curva CER y más de 1000 pbs en la de dollar linked [atados a la variación del tipo de cambio] y duales indican mayor precaución. Vencen más de $1,5 billones de instrument­os en pesos de acá a fin de año y después hay vencimient­os fuertes en 2023, con lo cual la preocupaci­ón comienza a crecer a medida que se acortan los tiempos y no se ve un ordenamien­to más proactivo de los desequilib­rios, más allá del programa pautado con el FMI”.

Para el año próximo, según el acuerdo firmado con el FMI, el Banco Central solo puede asistir al Tesoro por un máximo de 0,6% del PBI. Sin embargo, el economista Gabriel Caamaño advierte que eso es “ficción” y explica: “El BCRA está recomprand­o en el mercado secundario la deuda en pesos antes de las licitacion­es para que los bancos estén líquidos de nuevo y puedan volver a entrar a una tasa mayor a la que vendieron. Es decir, el Banco Central emite con carpa, lo cual es expansivo”.ß

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