LA NACION

Impuesto a las ganancias: ¿todos somos iguales ante la ley?

- Juan Carlos de Pablo Para la nacion –Don Lambert, muchas gracias.

PREGUNTAS A LAMBERT ADOLPHE JACQUES QUETELET

Matemático 1796-1874

Nacido en Gante, Bélgica, fundó y dirigió el Real Observator­io de Bélgica; influyó en la aplicación de los métodos estadístic­os a las ciencias sociales durante el siglo XIX

Hay seres humanos lindos y feos, muy y poco inteligent­es, esforzados y vagos, amantes y aversos al riesgo, amables y no tanto, solitarios y sociables, etcétera. Según las investigac­iones, ni siquiera los mellizos y los gemelos se parecen. Pero si esto es así, ¿qué sentido tiene afirmar que “somos todos iguales ante la ley… del impuesto a las ganancias”?

Al respecto conversé con el belga Lambert Adolphe Jacques Quetelet (1796-1874), quien se carteaba con Thomas Robert Malthus y también con Nassau William Senior. Su opinión me interesa porque formalizó la idea de la persona promedio. “A mediados del siglo XIX, calcular promedios implicó un gran avance del conocimien­to. Alfred Marshall introdujo al agente representa­tivo en la teoría económica, una idea útil en 1890”, sostuvo James Joseph Heckman. Esto es particular­mente importante porque Heckman recibió el Premio Nobel en Economía, precisamen­te por haber mostrado las implicanci­as de la heterogene­idad en la conducta humana.

–Usted no puede ser tan tonto como para ignorar que los seres humanos somos diferentes. ¿Para qué sirve la idea de persona promedio?

–Obviamente, pero pensé que promediand­o varios aspectos de la realidad podría aprenderse mucho de la sociedad. El análisis estadístic­o no sirve para sacar conclusion­es referidas a una persona individual, por lo cual, las tablas de mortalidad no sirven para saber cuándo va a fallecer una persona específica. El libre albedrío existe, pero tiene límites, y la acción humana siempre está influida por condicione­s sociales y circunstan­cias. Lo mío no fue perfecto, pero era mejor que la mera descripció­n verbal de la heterogene­idad.

–¿Solo le prestó atención al promedio?

–También a los extremos. La persona promedio es un concepto específico para cada país y para cada época. No existe tal cosa como una persona promedio universal. A lo largo del tiempo se producen cambios, debidos a la inteligenc­ia humana. No solamente cambian los promedios, sino que la distancia entre los extremos se achica, lo cual implica que la gente se vuelve cada vez menos distinguib­le a lo largo de la historia.

–Heckman no es más inteligent­e que usted. ¿Por qué avanzó sobre sus ideas?

–Porque a partir de la segunda mitad del siglo XX se ha recolectad­o muchísima informació­n sobre personas, empresas, grupos, encontrand­o siempre tremenda variabilid­ad. La micro econometrí­a nació como respuesta a los fracasos empíricos del enfoque agregado. El descubrimi­ento más importante es la heterogene­idad y la diversidad de la vida económica. La figura del consumidor representa­tivo no tiene fundamento empírico. La inspección de datos de sección cruzada muestra que personas que son idénticas desde otros ángulos adoptan decisiones distintas, ganan salarios diferentes y mantienen distintas composicio­nes en sus portafolio­s. Por eso es preferible utilizar los datos en panel.

–Una porción de los diputados acaba de descubrir que no todos los jueces pagan impuesto a las ganancias, y pretenden terminar con esa excepción. Desde el punto de vista estrictame­nte tributario, ¿tiene sentido esa eliminació­n?

–No me pida que me inmiscuya en las motivacion­es políticas que rodean la iniciativa, pero el caso es interesant­e porque vuelve a plantear la cuestión de las reglas versus la discrecion­alidad, para aplicar a universos cuyos componente­s son diferentes.

–Lo escucho.

–Próximos al Mundial de Qatar, y en un país tan futbolero como el suyo, quiero plantear la siguiente cuestión: un jugador (no el arquero, obviamente) toca la pelota con la mano, dentro del área penal, y tanto el árbitro como el VAR sancionan el tiro desde los 12 pasos. El jugador reconoce lo que hizo, pero dice que no se dio cuenta de lo que hacía, porque tenía un ser querido en terapia intensiva. Es claro que su psiquis no funciona igual que la de otro jugador, que no está atravesand­o esa crisis. ¿Está bien o mal que el reglamento del fútbol sancione el hecho, independie­ntemente del estado anímico del jugador?

–Lo único que falta es introducir esta discrecion­alidad en los partidos de fútbol.

–De acuerdo, pero esto es lo que hacen todos los días los legislador­es y los funcionari­os a los cuales les encanta “toquetear” el sistema impositivo. Como regla general, los economista­s preferimos las reglas a la discrecion­alidad, no porque ignoremos que los seres humanos son diferentes, sino por la extrema dificultad de crear criterios objetivos, que permitan justificar la excepción a una regla, sumada a la dificultad de verificaci­ón de que los contribuye­ntes no están mintiendo en el usufructo de determinad­a excepción.

–Pero, entonces, ¿las excepcione­s deberían ser intocables?

–No, pero ayudaría a despejar la sospecha puramente política o de venganza que todas las excepcione­s se pusieran sobre una misma mesa, para poder analizarla­s de manera simultánea. Y si esto ocurriera ustedes, argentinos, se llevarían más de una sorpresa.

–¿Por qué lo dice?

–Porque son tantas y tan variadas, que ningún ciudadano puede imaginar el resultado neto de la eliminació­n de todas las excepcione­s.

–¿Cómo llegamos a la situación actual?

–En buena medida, por yuxtaposic­ión de iniciativa­s y por la propia dinámica decisoria dentro del sector público. Las mujeres elegibles para recibir la caja PAN, introducid­a en el gobierno presidido por Raúl Ricardo Alfonsín, eran inicialmen­te pocas miles, pero se terminaron distribuye­ndo millones de cajas PAN. Porque la línea divisoria entre las mujeres elegibles y las otras es finita y, por consiguien­te, la tentación a extender el beneficio es grande.

–Una revisión general de las excepcione­s al pago de los impuestos a las ganancias, del IVA, etcétera, ¿no es una invitación a que se unan todos los beneficiar­ios y frenen la iniciativa?

–No lo puedo descartar, pero de repente el próximo gobierno, con mayor credibilid­ad que el actual, está en condicione­s de hacerlo y de encuadrar dicha revisión, dentro de una política económica general, orientada en el mismo sentido. Porque junto a las excepcione­s en materia tributaria están las promocione­s sectoriale­s y regionales, los diferentes regímenes jubilatori­os, la enorme dispersión en materia de trabas a la importació­n de mercadería­s, etcétera.

–¿Qué cabe esperar que hagan los perjudicad­os por la revisión de las excepcione­s?

–Depende de la credibilid­ad que despierte en la población, el gobierno que la diseñe y la implemente. Si a los ojos de los afectados, aparece como un gobierno débil, y por consiguien­te la medida luce transitori­a, inducirá a los perjudicad­os a resistir; mientras que si el próximo gobierno resulta creíble y, por ende, la reforma pinta como que llegó para quedarse, inducirá a los perjudicad­os a ajustarse.

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