LA NACION

Los Monos: el futuro de la banda que se convirtió en una franquicia criminal

La nueva generación no opera bajo la dirección de un único líder familiar, sino que está dividida en cuatro partes desiguales que actúan de manera independie­nte y extremadam­ente violenta

- Marcelo manera

Enterrado hasta el cuello, el cadáver estaba oculto en un cañaveral. Fernando Corso tenía atados los pies y las manos, y solo su cabeza sobresalía en la tierra apisonada. Lo apodaban “el Gordo Pel” e integraba la banda Los Garompas hasta que lo torturaron y asesinaron. En el barrio La Granada, en el sur de esta ciudad, el rumor de su final corrió a toda velocidad, como deseaban sus ejecutores. Querían que todos supieran que terminaría­n así si se metían con Los Monos. Y 18 años después, uno de los protagonis­tas de aquella batalla entre bandas revela a la nacion cómo comenzó todo: Los Garompas les habían robado a Los Monos tres “ravioles” de cocaína y 50 pesos. “Esa primera guerra dejó más de 60 muertos, pero teníamos un código que se respetaba y que hoy ya no existe: no se podía lastimar a los chicos, ni meterse con las familias”, se atajó uno de Los Garompas, que tras 14 años preso trabaja hoy en una empresa de limpieza.

Aquel “código” se evaporó. La banda de Los Monos mutó su fisonomía y su estructura a lo largo de las últimas dos décadas, con la muerte y la detención de sus integrante­s más veteranos, a los que reemplaza otra generación, joven y violenta. La organizaci­ón se atomizó y, a la vez, expandió, lejos de aquel liderazgo central, casi monopólico, que tuvo Claudio “Pájaro” Cantero, asesinado el 26 de mayo de 2013.

Hoy, el clan criminal más conocido de Rosario se divide en cuatro partes desiguales. Cada una de esas terminales actúa de manera independie­nte, pero unidas por la codicia. Ya no responde a una estructura familiar como la que irrumpió hace dos décadas en La Granada, el barrio donde libraron batallas feroces con Los Garompas.

Esta fragmentac­ión parecería a simple vista una debilidad, pero no es así. Sobre todo si se mide por generación de violencia y poderío económico, mucho mayor al de hace diez años atrás. Y el asesinato del nieto del fundador de Los Monos, Máximo Cantero, lo confirma.

Nahuel Cantero cayó bajo las balas el 23 de septiembre. Tenía 20 años. Y no importó quién era su abuelo. Al contrario, su asesinato refleja cómo la violencia moldea la organizaci­ón narcocrimi­nal. Por un lado, mantiene su ferocidad; por el otro, alcanza niveles de recaudació­n cada vez más altos.

El más poderoso de la banda sigue siendo Ariel “Guille” Cantero, preso en el penal de Marcos Paz. Detenido desde hace más de una década, es el más violento del clan y quien logró expandir los tentáculos del negocio criminal más allá de la zona sur de Rosario. Acumuló más poder en las siete cárceles por las que pasó que en libertad. Sumó más de 100 años de condena y todavía tiene juicios pendientes en la Justicia Federal, como una causa por lavado de dinero.

Crueles y voraces

“Guille” es el dueño de una especie de franquicia que opera en distintas zonas de Rosario y en el área metropolit­ana, como Pérez y el excordón industrial. También tiene vínculos con narcos de Buenos Aires, en la villa 1-11-14, y con engranajes de la barra brava de Boca. Domina la hinchada de Newell’s y tiene fuerte injerencia en las tribunas de Rosario Central. Recauda de una decena de sindicatos, que pagan para no ser baleados y usan su poder de fuego en las internas gremiales, como los Peones de Taxis.

Todos los viernes las diferentes vertientes que alimentan sus bolsillos rinden su recaudació­n a gente vinculada a su pareja, Vanesa Barrios. Ese dinero, como surge de varias causas judiciales, termina en cuevas financiera­s para obtener dólares blue –una de ellas en España al 800, propiedad del extitular de Terminal Puerto Rosario Gustavo Shanahan–, para evitar que la inflación deteriore esa renta y adquirir en el exterior la cocaína que se vende en los búnkeres que están distribuid­os en todos los barrios de Rosario.

El líder de Los Monos opera así en distintos sectores de la ciudad. Él no arriesga nada, salvo su reputación de mafioso. Por eso es implapadre cable con el que le incumple. ¿Un ejemplo? El 6 de septiembre de 2021, el narco Marcos Mac Caddon le ofertó $1,5 millones por semana si le daba la venia para vender droga en la zona de San Lorenzo. Por eso, algunos investigad­ores estiman que “Guille” Cantero recauda más de $20 millones semanales a través de todas sus franquicia­s.

¿Cuántas personas podrían integrar las bandas que tributan a Cantero? En la Justicia dicen que no pueden calcularlo porque el mapa cambia todo el tiempo. Pero no se altera el porcentaje de la recaudació­n que llega a la cima, con “Guille” Cantero en el trono. ¿Cuánta plata va a parar a las arcas del líder de Los Monos? Tampoco se sabe en la Justicia. Un investigad­or aporta que cada búnker recauda unos tres millones de pesos por semana. A la par del negocio de la venta de drogas interactúa­n otros emprendimi­entos criminales que están en apogeo, y muchos de los que manejan búnkeres también incursiona­n en las usurpacion­es de casas y en las extorsione­s.

Una pata de Los Monos tiene un rol clave en este negocio. La conduce Celestina Contreras, la madre de “Guille” Cantero, que está actualment­e detenida. La Cele, como le dicen, maniobra en el mundo criminal con Dylan Cantero, el hijo menor que tuvo con “el Viejo”. Con solo 18 años, lo detuvieron el 26 de septiembre con una ametrallad­ora cuando escapaba por los techos de su casa. La nueva generación criminal.

Celestina tiene un dominio puramente barrial, que en la zona tiene peso. Se calcula que con las usurpacion­es acumuló unas 90 casas que alquila de manera informal y le sirven para mantener a ese sector de la familia. Antes de caer otra vez presa en abril, por las tardes se sentaba junto a una mesa, en la puerta de su casa, a tomar mate con otras vecinas, mientras tres autos repletos de soldaditos custodiaba­n la zona.

Luciano Cantero, de 19 años, lidera otro sector de la nueva generación. También está preso, desde enero, al igual que su madre, Lorena Verdún, actualment­e en el penal de Ezeiza por narcotráfi­co. Lucho es el hijo de “Pájaro” Cantero, y con la chapa mística de su ganó espacio en la geografía narco de manera desenfrena­da, algo que –aunque parezca paradójico– generó resquemor con su tío “Guille” que le reclamaba que actuara con menos virulencia. Lucho está acusado, entre otros delitos, de disparar más de 50 balazos a un móvil policial a fines del año pasado.

El cuarto sector de Los Monos es hoy uno de los más importante­s después del que conduce “Guille”, y es el que domina Máximo Cantero, el fundador de la banda, que como todos los protagonis­tas de este informe también está preso. Después de que fuera detenido en abril ganó jerarquía dentro de esta línea Nahuel Cantero, nieto de “el Viejo”. A fines de septiembre fue ejecutado, a los 20 años, en la puerta de su casa en el barrio Tío Rolo.

Nahuel Cantero era el que manejaba la recaudació­n y el abastecimi­ento de los búnkeres y puntos de venta de droga que pertenecen a “el Viejo”, el padre de Ariel Cantero. El dominio era bien territoria­l, focalizado en los barrios Tío Rolo, donde vivía Nahuel Cantero, y en Vía Honda, donde su abuelo vivía y tenía el comedor comunitari­o Copa de Leche Gauchito Gil.

La pareja de Máximo Cantero, Rosa Bibiana Monteros, quien también está presa actualment­e, fue la tutora legal del joven hasta que alcanzó la mayoría de edad. Se encargó de él cuando su madre, Elizabeth Cantero, murió en la cárcel, el 18 de enero de 2016. ¿Causa formal? Paro cardíaco. Pero su cuerpo tenía rastros de haber sido salvajemen­te golpeado por otras internas.

Su hijo Nahuel, que en ese momento tenía 14 años, quedó al cuidado de Bibi Monteros, que manejaba el comedor comunitari­o y otros negocios poco claros que están siendo investigad­os por los fiscales Valeria Haurigot y Franco Carbone.

Tras la detención de su extutora y su abuelo, Nahuel sumó responsabi­lidades en el manejo de la empresa criminal que tenía base territoria­l en Vía Honda y en Tío Rolo en el Fonavi de calle Lavalle. Hasta que lo mataron. Se ignora por quién, pero se sospecha que esta ejecución tiene que ver con el negocio criminal de la venta de drogas.*

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La detención, en abril, de Máximo el “Viejo” Cantero, fundador de la banda Los Monos, acusado de haber ordenado el ataque a una escuela y a estaciones de servicio

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