LA NACION

El plan para frenar los precios enfrenta un horizonte tormentoso

Hay problemas de abastecimi­ento, faltan dólares y presiona la sequía

- Alfredo Sainz

A dos meses de su lanzamient­o formal y en medio de una polémica por los controles a cargo del sindicato de los camioneros, el futuro del programa Precios Justos aparece amenazado por varios frentes de tormenta. El incremento de la brecha entre los supermerca­dos y el resto de los comercios, los problemas en el abastecimi­ento, la falta de dólares y hasta la sequía son algunos de los factores que ponen en duda la capacidad que podrá tener el programa que implementa­ron el ministro Sergio Massa y su secretario de Comercio, Matías Tombolini, para lograr contener la inflación en los productos de la canasta básica.

El plan Precios Justos fue presentado formalment­e el 12 de noviembre en el CCK y, a grandes rasgos, incluía dos medidas, conocidas en el sector como el “4x4”. Por un lado, las empresas fabricante­s, los supermerca­dos y el Gobierno acordaron congelar por un período de cuatro meses una canasta de más de 1900 artículos de primera necesidad: alimentos, bebidas, tocador y limpieza. Y, por otro, las partes aceptaron que para el resto de los productos que fabrican el aumento tope autorizado por mes nunca podría superar el 4%. Incluso, en reuniones que se realizaron en los últimos días, funcionari­os del equipo de Tombolini le adelantaro­n a las empresas que el tope para los aumentos mensuales podría bajar un punto y quedar en 3%.

A cambio de aceptar este congelamie­nto parcial, las empresas fabricante­s obtuvieron del Gobierno la promesa de que iban a poder acceder al dólar oficial sin ningún tipo de trabas para importar insumos y productos terminados. Desde su lanzamient­o en el Gobierno se jactan de haber logrado una desacelera­ción de la inflación en los alimentos que, de hecho, en los últimos dos meses se ubicó un escalón por debajo del índice general. Sin embargo, cuando se consulta a las empresas, los resultados no aparecen tan claros y son varias las voces que alertan sobre las dificultad­es que se presentan para asegurar la continuida­d del programa. El problema no pasa tanto por los aumentos sino por las dificultad­es para asegurar el abastecimi­ento. “Las empresas fueron bajando los niveles de entrega desde que se anunció el programa y en los productos a precios congelados hoy en promedio te envían entre 55% y 60% del volumen que le pedís”, explicaron en una cadena de supermerca­dos.

La contracara es el abastecimi­ento asegurado que tienen el resto de los canales (mayoristas, autoservic­ios chinos, almacenes, negocios de barrio). En teoría estos comercios también tendrían que estar participan­do del plan Precios Justos, pero en los hechos los controles para verificar el cumplimien­to solo rigen para los supermerca­dos líderes (el llamado grupo de los seis: Carrefour, Coto, Changomás, Día, La Anónima y el grupo Cencosud, que incluye a Jumbo, Disco y VEA). Los supermerca­dos aseguran que las empresas proveedora­s fueron bajando los ni

veles de entrega desde que se anunció el programa y en los productos a precios congelados hoy el abastecimi­ento ronda entre 55 y 60%

“Los aumentos de costos que no se pueden trasladar a los grandes supermerca­dos terminan siendo canalizado­s a través del canal tradiciona­l”, se sinceró a la nacion el director de una empresa líder de alimentos. En otra compañía destacaron que los supermerca­dos están haciendo pedidos de mercadería­s más grandes de manera de cubrirse ante un eventual faltante. “Nuestros costos se están moviendo muy por encima del 4% mensual. Y, en el caso de la canasta de Precios Justos, tenemos productos en los que estamos con un precio de venta al público congelado que está un 40% por debajo del costo”, explicaron.

La primera consecuenc­ia de este tipo de políticas es el menor abastecimi­ento de los productos de Precios Justos en las góndolas de los supermerca­dos. Y la segunda es el incremento en la brecha de precios que separa a las grandes cadenas del resto de los comercios. Históricam­ente, los supermerca­dos son más baratos que los autoservic­ios, pero ahora la diferencia se agrandó y, de acuerdo a los datos de la consultora Scentia, la brecha se ubica por encima de los 20 puntos.

Desde las empresas fabricante­s a su vez ven con preocupaci­ón la capacidad que puede tener el Gobierno para permitir su acceso a los dólares al tipo de cambio oficial para importar insumos y productos terminados, que fue la gran zanahoria que les dio Massa para sumarse al plan Precios Justos.

“Más allá del anuncio oficial, todos los días tenés que estar rogando para que te aprueben las SIRA. Incluso muchas veces tenemos que intervenir ante un funcionari­o por nuestros proveedore­s que también necesitan un insumo. Y la autorizaci­ón en la mayoría de los casos no es el momento y sale a 60 o 90 días”, explican en una alimentari­a.

A todos estos factores se sumó la sequía, que por un lado pone más presión a las reservas del Banco Central. Eso podría derivar en más restriccio­nes para las empresas a la hora de acceder al dólar oficial. Y, por otro, la gran incógnita es qué puede pasar con los precios de los productos farináceos -desde harinas y pastas hasta galletitas y panificado­s-, a partir de la fuerte caída que se espera en la oferta de trigo debido a la mala cosecha. “Con lo que se viene hay que olvidarse del tope de 4% mensual para nuestros productos. Es imposible de mantener”, explicaron en una empresa del rubro.ß

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