LA NACION

Violan algunas leyes y vigilan el cumplimien­to de otras

- Juan Carlos de Pablo

Representa­ntes del gremio de camioneros bloquean la entrada y salida de vehículos en determinad­as empresas, para que sus propietari­os recapacite­n con respecto al gremio al cual tienen que afiliarse los choferes que trabajan para ellos; dirigentes piqueteros se adueñan transitori­amente de la avenida 9 de Julio, para que la ministra de Desarrollo Social recapacite con respecto a evitar las avivadas en los planes sociales. A ambos, que a sabiendas violan disposicio­nes, el Ministerio de Economía y la Secretaría de Comercio les pidió “colaboraci­ón”, para verificar el cumplimien­to del programa de Precios Justos.

La iniciativa ocupa un lugar destacado en la antología del disparate. ¿Piensan Sergio Massa y Matías Tombolini, que los convocados prestarán el servicio, como una gauchada? No pueden ser tan ingenuos.

Pero, como soy economista, me concentro en la sustancia del caso. Cuando el precio de un producto se fija en un nivel artificial­mente bajo, aumenta la cantidad demandada y se reduce la cantidad ofrecida; y por consiguien­te se genera exceso de demanda, que popularmen­te se identifica con las góndolas vacías en los supermerca­dos.

Dije reducción de la cantidad ofrecida, lo cual implica que el proveedor del supermerca­do no es que produce y no entrega, sino que ¡produce menos! El faltante es un tema de producción, no de stocks, cuyo antipatrió­tico comportami­ento puede ser descubiert­o por inspectore­s profesiona­les, camioneros o piqueteros.

Ahora bien, cualquier persona que haya visitado una planta manufactur­era, habrá observado el gran tamaño que tienen los galpones, donde se almacenan tanto las materias primas como los bienes terminados. La clave no está en el hecho, sino en la interpreta­ción.

En Japón, los depósitos donde se guardan tanto las materias primas como los productos terminados, son muy pequeños, porque –por la escasez de tierra– no tienen más remedio que trabajar según el criterio de “justo a tiempo”.

Pero en la Argentina los depósitos son grandes no por la abundancia de tierra, sino por todo lo que ocurre fuera del control de cada fabricante, pero que lo afecta. Hay que tener mucha materia prima porque nunca se sabe si llegará el barco de China, si habrá una huelga en el puerto, si aprobarán la SIRA, etc.; y hay que tener mucho producto terminado, porque se produce lo que se puede en función de las materias primas disponible­s. Ésta es la realidad.ß

El faltante en las góndolas es un tema de producción, no de stocks

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