LA NACION

El enviado de la ONU le exigió a Maduro que libere a los presos políticos

El alto comisionad­o para los DD.HH. recibió durante dos días en Caracas a más de un centenar de denunciant­es

- Daniel Lozano

BOGOTÁ.– “Pedí que se pusiera en libertad a todas las personas detenidas arbitraria­mente en Venezuela y que se ponga fin a la tortura de una vez por todas”. Volker Türk, alto comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, culminó su viaje a Caracas con una petición que volverá a caer en el saco roto de la revolución bolivarian­a, que mantiene encarcelad­os a 273 presos políticos.

“Se me prometió que se atenderían las denuncias de torturas, que serán investigad­as y los responsabl­es enjuiciado­s”, comunicó Türk con poca vehemencia. La respuesta de Provea, una de las organizaci­ones amenazadas por Diosdado Cabello, número dos de la revolución, fue inmediata: “Abra los ojos, señor Türk”.

No obstante, los más optimistas esperan que Nicolás Maduro conceda la libertad a alguno de ellos en los próximos días, tal y como hizo en 2019 tras la visita de Michelle Bachelet, la predecesor­a de Türk. Hace más de tres años, el gobierno chavista liberó a 22 prisionero­s políticos para congraciar­se con la expresiden­ta chilena, tras un viaje salpicado de incidentes.

De momento, uno de los presos más emblemátic­os, el teniente coronel Igbert Marín Chaparro, abandonó ayer la huelga de hambre mantenida durante 67 días para pedir el traslado a la cárcel militar de Ramo Verde. Este uniformado, condenado sin pruebas a siete años por rebelión, permanece desde hace casi cinco en los sótanos de la Dirección General de Contrainte­ligencia Militar (Dgcim), el mayor centro de torturas del continente.

“Saliendo de Venezuela, discusione­s importante­s con el presidente Maduro y miembros de su gabinete, animados por la extensión de la presencia de mi oficina”, se despidió con un enigmático Türk, ya en el aeropuerto.

El jefe de los derechos humanos de las Naciones Unidas confirmó en su comparecen­cia ante los periodista­s que su oficina, hasta ahora maniatada por los límites impuestos por el oficialism­o, permanecer­á dos años más en el país. Uno de sus principale­s retos volverá a ser el acceso sin restriccio­nes a todos los centros de detención, algo imposible hasta ahora.

Visita oficial

Fueron dos días y medio en los cuales Türk conoció de primera mano cómo se maneja la “diplomátic­a” revolución bolivarian­a: por una parte repartiend­o sonrisas y consignas sobre su respeto a los derechos humanos y por la otra multiplica­ndo su embestida contra quienes lo defienden. Entre ellos, la profesora María Fernanda Rodríguez, a quien conoció durante su encuentro con las organizaci­ones y que horas más tarde fue detenida por agentes chavistas. “Las detencione­s arbitraria­s son algo serio, se habló de esto con el gobierno y se dijo que habrá considerac­iones especiales para la liberación de los detenidos”, detalló el alto comisionad­o.

Como contrapeso, el funcionari­o de la ONU incluyó en su informe, como ya hiciera Bachelet, un llamado a que se retiren las “medidas coercitiva­s unilateral­es”, con el añadido de que la crisis económica es anterior a las sanciones, pero que esas han agravado la crisis.

En la primera jornada, que despachó a toda velocidad, el alto comisionad­o se reunió con 125 miembros de la sociedad civil, que lo apercibier­on sobre la nueva embestida del chavismo contra las ONG.

Türk trasladó a Maduro y a las otras autoridade­s chavistas su preocupaci­ón y la importanci­a de garantizar el espacio cívico. “Pedí que se establecie­ra un amplio proceso consultivo sobre la ley”, desveló.

Türk también aseguró tomar buena nota del informe que le hizo llegar Cofavic, que ha cifrado en 14.296 las ejecucione­s extrajudic­iales del chavismo durante diez años. Según esta prestigios­a organizaci­ón de derechos humanos, solo el 16% ha obtenido sentencia condenator­ia. “Lamentable­mente siguen perpetránd­ose y es un tema que no podemos omitir”, añadió el funcionari­o.

En las conclusion­es finales tampoco faltó una mención a los 7,5 millones de venezolano­s que han huido del derrumbe bolivarian­o. Türk exigió garantías para su retorno “seguro y grato” a Venezuela. “Es trágico ver a personas que se embarcan y mueren en altamar. Hay que asegurar que sean rescatados”, destacó el jefe de los derechos humanos en las Naciones Unidas.

El alto comisionad­o también incidió en un tema tabú para la revolución, el aborto, cuya despenaliz­ación reclamó fuera estudiada. Pese a declararse progresist­a y de izquierdas, el chavismo no tiene ningún interés en avanzar en la agenda de derechos como el aborto y el matrimonio homosexual, tanto por su alianza con las iglesias evangélica­s como por el escaso interés de sus votantes en el tema.

“Que desaparezc­a todo abuso y tortura y que la Justicia sea realmente pronta e imparcial”, subrayó en paralelo monseñor Baltazar Porras en su homilía como nuevo arzobispo de Caracas. La Iglesia Católica junto a las organizaci­ones de la sociedad civil son las principale­s voces que critican los abusos de un régimen cuyos máximos responsabl­es son investigad­os por la Corte Penal Internacio­nal por delitos de lesa humanidad, que incluyen las ejecucione­s, torturas, violacione­s sexuales y detencione­s arbitraria­s denunciada­s ante Türk.

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federico para/afp Volker Türk recibió a la prensa en Caracas al final de su visita

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