Revés para Boluarte: el Congreso rechazó el adelanto electoral
La iniciativa planteaba hacer los comicios en octubre próximo para aplacar las protestas
LIMA.– El Congreso de Perú rechazó en la madrugada de ayer un adelanto de las elecciones generales a 2023, tal como había pedido la presidenta Dina Boluarte, intentando una salida de la grave crisis social y política que atraviesa el país desde hace siete semanas.
Con 45 votos a favor, 65 en contra y dos abstenciones, la iniciativa planteaba el adelanto de elecciones presidenciales para octubre próximo, inicialmente previstas para abril de 2024.
“Con esta votación queda rechazada la propuesta de reforma constitucional para el adelanto de elecciones”, cerró el presidente del Congreso, José Williams.
Pero al cierre de la sesión, con discusiones verbales entre congresistas rivales de fondo, el fujiomorismo presentó una “reconsideración” que será vista mañana, aunque es muy difícil que se revierta el resultado.
“Pusimos a consideración de los ministros este proyecto de ley para adelantar a diciembre de 2023” los comicios en “fecha y hora que el Congreso diga”, afirmó Boluarte en un acto de gobierno.
“Exhortamos a las bancadas a deponer sus intereses partidarios y grupales y colocar por encima los intereses del Perú”, dijo la oficina presidencial, a través de su cuenta de Twitter. “Nuestras ciudadanas y ciudadanos esperan con prontitud una respuesta clara que permita allanar una salida de la crisis política y construir la paz social”, agregó.
La legisladora Susel Paredes, de centro, lamentó la falta de voluntad en el Congreso para el adelanto de elecciones y criticó a los partidos de derecha –como Renovación Popular y Avanza País–, que se opusieron al adelanto, y de izquierda, que consideró que se aprovecharon para impulsar una Asamblea Constituyente.
“No veo de ninguna de las dos partes una vocación de llegar a un acuerdo, y de verdad necesitamos llegar a un acuerdo, para eso estamos los congresistas. Si estamos aquí representando a las distintas posiciones políticas y a las distintas regiones del país, tenemos la obligación de ponernos de acuerdo”, indicó a la radio RPP Noticias.
Perú es desde hace siete semanas escenario de manifestaciones que piden la dimisión de Boluarte, quien asumió en su calidad de vicepresidenta tras la destitución y detención del mandatario izquierdista Pedro Castillo, el 7 de diciembre, por haber intentado disolver el Parlamento.
La presidenta reconoció que la situación de violencia en las calles se agudizó, con un saldo de 47 muertos.
A su vez, la crisis social y política genera escasez de combustible, alimentos e insumos médicos. “No hay gas ni nafta. En los supermercados solo se consiguen víveres no perecederos y todas las cosas están muy caras, hasta el triple de lo normal”, dijo Guillermo Sandino, un experto en marketing radicado en Ica.
En las regiones más furiosas con la destitución de Castillo, y ahora más afectadas por la caída del turismo y la escasez de productos básicos, solo quieren la renuncia de Boluarte. “No podemos esperar. Tiene que ser pronto”, dijo Sandra Zorela, una docente de 53 años en Cuzco, joya del turismo internacional y paso obligado a la ciudadela inca Machu Picchu, actualmente casi cerrada.
El Ministerio de Comercio y Turismo indicó que el sector perdió 6,2 millones de dólares diarios por la crisis política de los últimos meses, y se cancelaron 85% de los paquetes turísticos.
Los Ministerios de Defensa y del Interior anunciaron el jueves pasado que la policía y las Fuerzas Armadas desbloquearán las carreteras del país tomadas por los manifestantes. Mientras tanto, en el centro histórico de Lima aún se convocan manifestaciones contra la presidenta.
Boluarte sostuvo que permanecerá en el cargo hasta que efectivamente se celebren las votaciones.