LA NACION

Ínfulas de hermano mayor

- María Elena Polack

Primer “día del ñoqui” del año y ya siento nostalgia culinaria de 2022: el 29 de enero, la papa costaba $56,71 el kilo en los comercios de mi barrio. Hoy vale $239. Sí, el aumento fue de más del 321% y lo sintió fuerte mi billetera, aunque para el Presidente “gran parte de la inflación argentina es autoconstr­uida, está en la cabeza de la gente”. ¿No harán compras en la quinta de Olivos que no se dan cuenta de lo que pasa? Quizá la papa no esté entre los “permitidos” semanales de la dieta presidenci­al y, cuando en el Gobierno hablan de “ñoquis”, piensan más en la cantidad de personal estatal innecesari­o que en uno de los platos más comunes de los argentinos.

Con su dedo enhiesto, el profesor presidente nos quiere dar clases de “ciudadanos equivocado­s en todo”, porque cada vez son más los que no piensan como él o, al menos, no se contradice­n con tanta profusión. Como decía el General: “La única verdad es la realidad”. Y la papa cotiza a precio de estratósfe­ra. No es una alucinació­n en contra del gobierno nacional y popular.

Es muy común entre los políticos confundir la administra­ción del Estado con la de una herencia familiar: suelen sentirse una especie de hermano mayor que reconviene a los más chicos (los ciudadanos) de la importanci­a de seguir sus pasos sin derecho al pataleo, mientras les gestionan sus bienes para beneficio propio, pero alardean de que lo hacen por el bienestar de los benjamines.

En ese esquema “familiar” del manejo del poder, el premio mayor al desvarío se lo llevó el “superminis­tro” de Economía, Sergio Massa, cuando intentó “nenear” al Uruguay. “Uruguay es uno de los hermanos menores del Mercosur, y Brasil y la Argentina tienen la responsabi­lidad de cuidarlo, como a todo hermano menor”, espetó Massa durante el encuentro de la Celac. Quizá se olvidó de que, como “hermano mayor”, viene manejando a los argentinos a los tumbos. Desde la Banda Oriental, el senador nacionalis­ta Sebastián da Silva lo puso en caja rápidament­e: “Gracias, Massa. Pero no creo que ningún uruguayo quiera ser cuidado por un ministro de Economía que tiene un dólar cotizando a $350”. El “hermano menor” fue rápido, pero benévolo. Podría haber enfrentado al “mayor” con un dato indiscutib­le: la inflación en Uruguay, en 2022, apenas alcanzó el 8,29%, a pesar de la pandemia y de la guerra en Ucrania, bien lejos de los 94,8% de la “hermana mayor” del Mercosur. Sobre el aumento del precio de la salsa fileto mejor hablemos en el próximo 29.ß

“La inflación está en la cabeza de la gente”

(Del presidente Alberto Fernández)

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