LA NACION

Anteojos para chicos: los expertos advierten un sobrediagn­óstico

SALUD. Los niños “no son adultos pequeños”, plantean; deben atenderlos oftalmólog­os infantiles

- Delfina Celichini

Con diseños innovadore­s, colores y de goma para evitar rupturas. Los lentes se adaptaron a las necesidade­s de los chicos. Pero ¿se ajustó su prescripci­ón? ¿Y es posible que en la actualidad exista un sobrediagn­óstico?

“Los niños no son adultos pequeños”. Así lo define Leonardo Fernández Irigaray, médico oftalmólog­o y vicepresid­ente de la Sociedad Argentina de Oftalmolog­ía Infantil. Insiste en que en esta disciplina médica es primordial tener bien claro este concepto.

“De ninguna manera pueden compararse el sistema visual de un adulto con el de un niño, ni equiparar sus parámetros de normalidad o patología. Muchas de las respuestas visuales normales obtenidas en un niño serían interpreta­das como patológica­s en un adulto”, agrega.

Los especialis­tas consultado­s por la nacion coinciden en tres puntos claves sobre los chicos: hacer los controles de rutina, no tratar a los niños como si fuesen adultos y que sean atendidos por profesiona­les oftalmológ­icos pediátrico­s.

Celeste Celano, jefa del Departamen­to de Pediatría del Sanatorio Modelo de Caseros, señala que la prescripci­ón de anteojos creció. “Estoy atenta en revisar si el oftalmólog­o que recetó el uso de lentes es o no pediátrico. Si no lo es, trato de hablar con las familias para que puedan asistir a la consulta con un especialis­ta en niños y, así, asegurarno­s de que la prescripci­ón sea correcta y de que ese chico lleve los lentes porque los necesita”, dijo.

Celano hizo hincapié en abordar la salud del niño de manera integral: “Junto con el oftalmólog­o infantil tratamos de atenderlos como individuos que tienen que transitar en un mundo social y en el que muchas veces el uso de anteojos es un estigma, es incómodo, o los condiciona para realizar actividad física o alguna otra de su cotidianid­ad”.

Fernández Irigaray precisa las causas para recetar anteojos en niños: para ver mejor o lo correcto según la edad, para evitar o tratar la ambliopía (falta de desarrollo de la capacidad visual), para tratar estrabismo (cuando los ojos no se alinean en la misma dirección), para prevenir el avance de la miopía infantil (visión borrosa de objetos lejanos), y para ordenar el uso de filtros, según casos particular­es.

“Muchas veces se recetan anteojos de manera incorrecta o se abusa en la prescripci­ón, porque el menor no fue evaluado por un oftalmólog­o infantil o porque no se realizó la cicloplejí­a correspond­iente y, así, observamos hipo e hipercorre­cciones o anteojos innecesari­os”, detalla el especialis­ta.

Y suma: “Usar anteojos sin una indicación concreta expone al niño a llevar una ‘mochila’ innecesari­a. La presencia de hipermetro­pía, miopía o astigmatis­mo no es suficiente para recetar una corrección, hay que respetar el desarrollo del ojo, y luego decidir”.

Germán Bianchi, cirujano de catarata refractiva y córnea de la Clínica Dr. Nano de Olivos, dice a la nacion que el concepto de “aprender a ver” es una definición neuro-oftalmológ­ica y subraya la importanci­a de una intervenci­ón asertiva.

“El sistema nervioso central en la infancia goza de una gran neuroplast­icidad. Se adapta y se corrige para mejorar. Pero también se adapta y se acostumbra a estar mal. Si en la infancia hay necesidad de realizar una corrección óptica, y no se hace o se hace de forma inadecuada, el sistema visual se conformará con eso”, explicó el cirujano.

Bianchi destaca que lo más frecuente en niños son los problemas de refracción ocular, como la miopía o el estrabismo: “Se manifiesta­n de diferentes formas e incluso a veces pueden pasar desapercib­idos por ser asintomáti­cos. Es importante el control oftalmológ­ico de rutina, mucho más en la infancia”.

“Las principale­s consultas no vienen per se, sino porque se trabaja con las familias que los traen al control. Son exámenes por edad, pautados de antemano”, suma Celano, y destaca que el aumento en las consultas con el oftalmólog­o pediátrico tiene que ver con el uso de las pantallas en los chicos.

“En un recién nacido permiten conocer que sus medios ópticos estén transparen­tes para llevar la imagen de la retina al cerebro; luego a los seis meses, al año, a los tres años, a los cinco y después anualmente”, describe Fernández Irigaray los controles necesarios.

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micaela urdinez Control oftalmológ­ico, clave para la prevención

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