LA NACION

¿La mía dónde está?

- Graciela Guadalupe

“¿La mía dónde está”.

(De Mauricio Macri, frente a empresario­s, en la Rural.)

Vuelta de vacaciones. Todo normal: la inflación por las nubes, el dólar imparable, al igual que la nafta y los peajes. OK, nadie obliga a viajar en auto y menos a tener uno. Dejamos auto, subimos a colectivos. No avanzan porque hay cortes por todos lados y, si avanzan, algún loco sin escrúpulos –y sin controles policiales– se sube, desvalija al pasaje y le dispara al chofer. Un miedo creciente, una maldición en continuum, como solía decir Mariano Grondona cuando hacía el programa con Bernardo Neustadt y, ajenos a las consecuenc­ias, vivábamos el “uno a uno”, abusábamos del “deme dos” y nos atragantáb­amos de baratijas con el “todo por dos pesos”.

Llegan las facturas de servicios. Un Rivotril antes de mirarlas y un rezo a San Expedito para poder pagarlas. La empresa de internet anuncia cortes programado­s copiando a la de luz, que venía de cortarse con la periodicid­ad de una programaci­ón, pero sotto voce. Otro aumento de la prepaga para financiar la suba de sueldos del gremio de la sanidad, otro perdón para que se jubilen los que no aportaron y que los jubilados con sentencia judicial firme esperen a reclamar en la ventanilla 2 del Paraíso porque el Estado está ocupado.

Lo que viene no es alentador. La deuda pública llegó a los 400.000 millones de dólares. Nos quieren hacer pagar una suma estrafalar­ia por el manotazo a Repsol, que Kicillof juró que nos iba a salir gratis, y Macri les echó en cara a sus amigos del círculo rojo –del que él proviene– que siempre estén pensando en “¿la mía dónde está?”. De ventajita a tajadita, sin escalas.

Para colmo, se acercan las elecciones. En mayo hay ocho a gobernador y este año se vuelve a votar para renovar el Parlasur. Pero ¿si está casi nuevo, si no lo usamos? Un amigo venezolano tiene una frase para explicar este tipo de cosas: “Hay gente que sigue creyendo que la leche sale de la heladera”.

Hablando de frases. Elijo compartir una del colega Jaime Bayly, extractada de la excelente entrevista que le hizo otra colega, Astrid Pikielny. “Me enamoré de la Argentina hace cuarenta años. Ya era un país en crisis. Salía del horror de la dictadura, del horror de la guerra en Malvinas. Vivía el caos con Alfonsín. Desde entonces, con breves interludio­s, ha sido siempre un país en crisis, en decadencia. De eso tienen la culpa los gobiernos peronistas y los no peronistas. Todos han fracasado. Es un país enfermo que no se muere nunca, que siempre puede estar peor. Es una cosa terrible, porque los países, a diferencia de las personas, no se mueren, agonizan eternament­e”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina