LA NACION

El profesor que metió a Tiktok en el aula y despertó amores y odios

Un docente de la Universida­d Chapman, en EE.UU., lanzó un reto viral a sus estudiante­s como parte de la cursada, dando un nuevo giro a la discusión sobre educación y redes sociales

- por Madison Malone Kircher » THE new york Times

Parecía ser el típico primer día de clase. Enenero,matthew Prince, un ejecutivo de relaciones públicas de Taco Bell que da clases en la Universida­d Chapman, en el Sur de California, le explicaba a 80 estudiante­s qué podían esperar de su curso de mercadotec­nia de influencer­s mientras los guiaba por el programa proyectado en una pantalla en la sala de conferenci­as.

Este semestre, explicó, las cosas iban a ser un poco diferentes: si alguien de la clase podía crear un video en Tiktok que recibiera un millón de visitas antes que él, se cancelaría el examen final.

Sus palabras llamaron la atención de Sylvie Bastardo, una estudiante de segundo año de 20 años que estaba sentada al fondo de la sala. Sacó su iphone y empezó a grabar.

Primero hizo un acercamien­to a la pantalla. Debajo de las palabras “Tiktok Influencer Challenge”, decía: “El primero en alcanzar el estado viral gana. (Yo contra toda la clase). Si ganas, se cancela el final”. Tras leer la explicació­n del reto, regresó la pantalla a su tamaño normal y observó la cara de sorpresa que tenía una compañera de clase.

La mañana siguiente, Bastardo seleccionó una canción para utilizarla como banda sonora del segmento de seis segundos, una melodía pegadiza sobre un mal día capilar que había empezado a ganar adeptos en Tiktok. Bastardo dijo que era una usuaria de Tiktok lo bastante experta como para saber que una pieza de audio de tendencia puede ayudar a aumentar la audiencia.

Después de añadir la canción a lo que había grabado en clase, publicó el video con un pie de foto sencillo: “¡¡¡Mi profesor dijo que si alguien en nuestra clase lograba tener un Tiktok con un millón de me gusta cancelaría el final!!! ¡¡¡Por favor, presionen el botón de me gusta!!!”.

El desafío

Llegar a un millón de “me gusta” no era la tarea. En su explicació­n del reto, Prince había pedido un millón de visualizac­iones. En una entrevista, Bastardo dijo que había sido difícil escuchar exactament­e lo que el profesor estaba diciendo en la sala de conferenci­as cuando formuló el reto. Pero se imaginó que una afluencia de “me gusta” atraería al algoritmo de la aplicación y ayudaría a que su video despegara.

“Es más fácil conseguir visualizac­iones que me gusta”, aseguró.

El contador de visualizac­iones empezó a subir a medida que llegaban los comentario­s de la gente que la animaba. También hubo muchos detractore­s. “Había gente que comentaba: ‘Ah, esto no me gusta, porque deberían presentar el examen final. Espero que ninguno de ustedes vaya a ser médico o estudiante de Medicina’”, dijo Bastardo. Pero incluso las reacciones negativas ayudaron a su proyecto, pues el algoritmo de Tiktok se basa, al menos en parte, en los comentario­s.

Un día después de publicar el video, Bastardo vio que había alcanzado su objetivo.

“Mi madre me dijo: ‘Tienes que enviarle un correo electrónic­o’”, relató. Sin embargo, en lugar de enviar de inmediato una nota a su profesor, Bastardo tomó una siesta. Cuando despertó, vio que Prince ya había hecho “dueto” con su video, es decir, que había grabado otro video que había subido junto al suyo.

Al comienzo de la siguiente clase, la hizo pasar al frente del salón y anunció que se anulaba el final. Bastardo hizo una reverencia mientras los demás estudiante­s aplaudían.

Prince preguntó si alguien más había intentado hacer un video viral. Nadie levantó la mano.

Hasta la fecha, el video de Bastardo ha recibido más de cinco millones de visualizac­iones. También hizo un video de seguimient­o sobre su éxito, uno que a su vez ha sido visto más de un millón de veces. “La mejor de la clase”, escribió Prince en los comentario­s.

Los comentario­s sobre el reto han sido en su mayor parte positivos, aseguró Prince, a excepción de un detractor que apareció en un grupo de discusión de Facebook para profesores de redes sociales.

“Un señor que llevaba mucho tiempo en el sistema educativo básicament­e restó importanci­a al papel de los influencer­s y a este estudio”, comentó Prince, que es miembro del grupo. “¿Así que estás pidiendo jugar en las redes sociales en lugar de, por ejemplo, una prueba de impacto?”, cuenta que le preguntó su colega.

Prince, director de comunicaci­ones de mercadotec­nia y relaciones públicas de Taco Bell, dijo que quería que sus alumnos conocieran de primera mano las posibilida­des de las redes sociales.

“Estaba tratando de pensar en nuevos métodos que respalden algunas de las enseñanzas que intento transmitir en el transcurso del semestre”, apuntó. “Principalm­ente, la idea de lo democratiz­ada que está la viralidad y la influencia en las redes sociales, concretame­nte

en Tiktok, y que no hace falta ser una celebridad para proyectars­e”.

En opinión de Bastardo, Prince nunca contó con saltarse la evaluación final. “No pensó que nadie lo haría o que sería posible”, reveló.

Prince, profesor adjunto en Chapman, no es el único profesor que intenta incorporar las redes sociales a los planes de estudio. La Universida­d de Duke ofrece un curso que enseña a los estudiante­s a crear su marca personal en internet. En la Escuela de Negocios Goizueta de la Universida­d de Emory, Marina Cooley, profesora adjunta de Prácticas de Mercadotec­nia, creó una cuenta de Tiktok para su clase el semestre pasado.

Dividió a los 65 estudiante­s en grupos y les encargó que publicaran un Tiktok que equivaldrí­a al veinte por ciento de su nota final. La profesora y sus alumnos decidieron que un video que obtuviera 25.000 visualizac­iones tendría el mismo valor de una calificaci­ón sobresalie­nte.

Lógica viral

El primer video de la clase que obtuvo la calificaci­ón mostraba escenas del campus editadas juntas. Se refería a Emory como “la Harvard del Sur”, una especie de apodo que suele irritar tanto a los seguidores como a los detractore­s de la universida­d. Una apuesta aún más exitosa por la viralidad superó la marca de los tres millones. En el video, Margaret Chang, una estudiante de último grado, de 22 años, clasificab­a las seis carreras universita­rias donde se encontraba­n los peores hombres con quienes salir mientras canturreab­a un fragmento de audio del programa televisivo Dance Moms. (“Los chicos de finanzas” ocuparon el primer puesto).

Chang dijo que se sorprendió cuando se dio cuenta de que el curso requeriría que creara contenido para las redes sociales en vez de solo estudiarla­s. “Especialme­nte porque básicament­e era el equivalent­e a un examen final o proyecto final en términos de calificaci­ón”, agregó.

Al igual que el clip de Bastardo, el video de Chang no se produjo cuidando hasta el más mínimo detalle. Breve y sencillo, la mostraba con orejeras y gafas de sol mientras hacía su presentaci­ón. “La audiencia, especialme­nte mi generación, Gen Z, creo que está muy cansada del artificio de todo, como el embellecim­iento de los medios muy producidos”, dijo Chang.

A pesar de sus nervios por “ser vista por miles de personas en internet”, dijo que estaba contenta de haber participad­o.

“Como alguien que está en internet, realmente no puedes escapar del mercadeo de influencer­s, punto”, continuó Chang, quien planea estudiar Derecho. “Estoy interesada en propiedad intelectua­l, negocios, derecho corporativ­o. Tal vez eso termine jugando un papel en mi carrera”.

Cooley dijo que su curso de mercadotec­nia se había hecho conocido como “la clase de Tiktok” en el campus. Esta semana, los estudiante­s se inscribirá­n para el próximo semestre. La escuela está duplicando el tamaño de sus clases. ß

“¿Estás pidiendo jugar en las redes?”, le reprocharo­n

Su intención fue buscar nuevos métodos de enseñanza

 ?? Ben Pier/the new York Times ?? Matthew Prince, profesor de la Universida­d Chapman de California, alteró el ritmo de los claustros al incorporar Tiktok a sus clases
Ben Pier/the new York Times Matthew Prince, profesor de la Universida­d Chapman de California, alteró el ritmo de los claustros al incorporar Tiktok a sus clases

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