Los argentinos, presentes en una campaña clave en España
Con reuniones con políticos locales y guiños en sus discursos, los partidos buscan captar el voto de los inmigrantes latinoamericanos en los comicios regionales
MADRID.– “No es inmigración. Somos lo mismo. Un venezolano, un argentino y un español somos lo mismo. Últimamente el populismo está arruinando todavía cada vez más al continente americano”, dijo ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en un programa de radio 48 horas antes del fin de la campaña electoral, consciente de la popularidad que su partido posee entre un amplio sector la comunidad latinoamericana que reside en España.
En las elecciones del domingo en 12 comunidades autónomas de España, entre ellas, Madrid –donde Díaz Ayuso, del Partido Popular (PP), se presenta a la reelección–, no solo América Latina está presente con el voto de los migrantes. También es posible trazar paralelos y asimetrías con la contienda argentina.
La última encuesta de esta semana del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestra que la diferencia entre los partidos mayoritarios, el oficialista Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP), se estrecha, con 30,2% para el primero y 27,9 para el segundo.
Si estos números se mantienen, el gobierno, golpeado por la crisis económica y la inflación, ganaría a nivel nacional, pero preocupa cómo impactaría este resultado de cara a diciembre, cuando el presidente Pedro Sánchez posiblemente se presente en busca de la reelección.
En Madrid, Díaz Ayuso podría lograr la mayoría absoluta para gobernar, sin pactar con Vox. Este partido de extrema derecha obtendría un empate a nivel nacional en el tercer puesto con Podemos, que continúa perdiendo adeptos, a pesar de haberse aliado con Izquierda Unida.
El líder de Vox, Santiago Abascal, ha manifestado su respaldo al precandidato argentino Javier Milei.
España también continúa atomizándose políticamente, alejándose del bipartidismo. Emerge un nuevo partido –muy diferente a la tercera opción argentina, con Milei–: Sumar, liderado por Yolanda Díaz, afiliada al Partido Comunista y ministra de Trabajo y de Economía, quien aspiraría a La Moncloa.
Ante la crisis económica, preocupa al oficialismo que Díaz, la homóloga de Sergio Massa, se ocupe más de su carrera política que de las finanzas del país. La funcionaria estuvo en diciembre en la Argentina para brindar su respaldo a Cristina Kirchner en un evento del Grupo de Puebla, y también se reunió con Alberto Fernández.
Una contienda a nivel nacional
El principal debate de esta campaña opacó a los candidatos autonómicos y la verdadera contienda, en realidad, se dirimió a nivel nacional y con la mirada puesta en los pactos que necesita y que ha realizado el oficialismo para gobernar.
La campaña que comenzó el 12 de mayo y que culmina hoy no logró poner el énfasis en las estrategias y promesas de los candidatos. Por ejemplo, Sánchez apostaba por fortalecer el discurso de sus líderes regionales con dos proyectos: el anuncio de la ley de vivienda y la ley de paridad de sexo (y también reivindicarse con un sector del feminismo tras la reforma de la ley conocida como “sí es sí”, cuyo efecto fue la reducción de las penas e incluso la liberación de violadores y abusadores). Sin embargo, el discurso estuvo monopolizado por el grupo terrorista ETA.
En las listas de candidatos del partido vasco Euskal Herria Bildu, aliado del PSOE en el Congreso, se presentaron políticos que integraron la ETA, e incluso siete de ellos fueron condenados por denominados “delitos de sangre”. Estos últimos decidieron bajar su candidatura, pero desde el oficialismo se teme que este hecho desaliente la participación en las urnas de los simpatizantes del socialismo.
La movilización es uno de los grandes desafíos de los partidos dado que el voto no es obligatorio y en los últimos comicios el promedio de la participación promedió el 70% del padrón. Para lograr aumentar esa cifra, una de las estrategias ha sido captar a los nuevos residentes en España, aquellos que cuentan con ciudadanía (tener la residencia con un pasaporte italiano, por ejemplo, no habilita al voto), aquellos a los que aludía Díaz Ayuso.
La oposición española, a diferencia de la argentina, ha realizado una gran labor por mostrarse unida. El PP, que aspira a recobrar el poder central en diciembre, permanece unido, pero hay divergencias en cuanto a la “cuestión vasca”. De todos modos, Díaz Ayuso le brinda elogios al líder gallego Alberto Núñez Feijóo, líder nacional del PP, quien visitó la Argentina en noviembre pasado, más precisamente Buenos Aires, “la quinta provincia gallega”.
Díaz Ayuso recibió a Horacio Rodríguez Larreta en Madrid hace un mes en un encuentro casual durante una escala de un viaje del jefe de gobierno porteño por Europa. “Nos dimos consejos mutuos. Las democracias liberales tenemos que apoyarnos y nos hemos de involucrar en ellas, cuando nos va bien y cuando nos va mal. Le pedí que me escuchara en una cuestión: la unidad. Que no volvamos a caer en errores de otras campañas donde la derecha termina fragmentada”, dijo después una de las figuras claves del PP en diálogo con LN+.
La sospecha de fraude electoral (llamado popularmente “pucherazo”), plausible a través del voto por correo, sobrevuela los comicios desde hace varias elecciones, pero en esta ocasión hubo denuncias concretas y la Justicia investiga varios casos (en Melilla y en un municipio de Andalucía, entre otros) donde se habría exigido el voto a cambio de dinero o incluso a cambio de droga.
Un empresario argentino radicado desde hace cuatro años en Madrid dijo el fin de semana en un acto del PP: “Los argentinos hemos logrado algo impensado. Hemos creado la máquina del tiempo: venimos del futuro”. Quizá sea cierto. Comparar dos escenarios tan distintos siempre acarrea sus riesgos. Pero hay algo que es indudable y es que los políticos españoles han advertido que sus campañas se dirigen cada vez a un electorado más amplio, no solo español, y que buscan que sus alianzas y su voz lleguen más allá de España.